Textos más cortos etiquetados como Novela corta | pág. 16

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El Banco de la Desolación

Henry James


Novela corta


I

En su opinión, a lo largo de su última y desagradable charla, ella le había transmitido prácticamente la insinuación, la espantosa, brutal y vulgar amenaza, aunque, a pesar del valor y la confianza que le quedaban —confianza en lo que alegremente él hubiera llamado con un poco más de agresividad la fuerza de su posición—, había juzgado mejor no tomarlo en cuenta. Pero ahora no se trataba de no entender o de fingir que no entendía; las amenazadoras y repulsivas palabras que despiadadamente salían de sus labios, eran como dedos de una mano que ella se metiera en el bolsillo con el fin de extraer el monstruoso objeto que mejor sirviera para —¿cómo podría definirlo?— una declaración de guerra.

—Si dentro de tres días no he recibido una respuesta distinta por su parte, pondré el asunto en manos de mi abogado, a quien, por si le interesa saberlo, ya he visto. Presentaré una denuncia por «incumplimiento de promesa matrimonial» contra usted, Herbert Dodd, tan cierto como que me llamo Kate Cookham.


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65 págs. / 1 hora, 54 minutos / 100 visitas.

Publicado el 2 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

La Media Naranja

José Alcalá Galiano


Novela corta


Capítulo 1

— Confiesa que te quejas de vicio, querida Clara. Con tus veintiocho años de edad, tu hermosura, tu independencia de viuda, tus ochenta mil duros de renta y tus ochenta mil adoradores, con este precioso palacito, tus carruajes, tu elegancia y tu fama, no hay derecho á quejarse de la vida y venir con esos argumentos traidos por los cabellos, y con esas románticas declamaciones, á quererme probar que eres desgraciada. ¡Já, já! ¡Desgraciada tú! ¡Que lo dijera yo!… ¡Pero tú!…

— Qué quieres: pues lo soy, y mucho. Hay momentos en que me cambiaria por ti, y eso que me estás siempre queriendo convencer de que eres la más infeliz de las mujeres.

— Es que yo lo soy de veras. Yo soy pobre y tú no sabes lo que esta palabra significa cuando se tienen mis veinticinco años, algunas pretensiones y ambición de brillar en el mundo. Tú no sabes lo que es creerse guapa y encontrarse pobre; ver que el bolsillo no responde á las exigencias del espejo.

— Yo he sido pobre, Emilia, y sin embargo, te lo juro, hay veces que cambiaria esta riqueza por la modesta posición que tenía ántes de casarme.

— Que te quejases de casada, lo comprendo. Cuando te casaron eras casi una niña y no habias tenido ocasión de conocer el mundo, sus encantos y sus exigencias. Saliste de un colegio, y á los catorce años recien cumplidos te casaron con un viejo de sesenta. Tú, sin voluntad ni experiencia, te dejaste seducir y convencer, y fuiste [ pág. ]al altar como una oveja al matadero. Cuando pudiste abrir los ojos habias caido ya en las redes; cuando pudiste medir la trascendencia del paso que habias dado y el término á que conducia aquel camino de oro por donde tu marido en su opulencia te llevaba, ya era tarde: eras víctima, eras esclava, y no te quedaba más que resignarte; pero después…


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65 págs. / 1 hora, 54 minutos / 274 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Alas Rotas

Gibran Kahlil Gibran


Novela corta


Prefacio

Tenía yo dieciocho años de edad cuando el amor me abrió los ojos con sus mágicos rayos y tocó mi espíritu por vez primera con sus dedos de hada, y Selma Karamy fue la primera mujer que despertó mi espíritu con su belleza y me llevó al jardín de su hondo afecto, donde los días pasan como sueños y las noches como bodas.

Selma Karamy fue la que me enseñó a rendir culto a la belleza con el ejemplo de su propia hermosura y la que, con su cariño, me reveló el secreto del amor; fue ella la que cantó por vez primera, para mí, la poesía de la vida verdadera.

Todo joven recuerda su primer amor y trata de volver a poseer esa extraña hora, cuyo recuerdo transforma sus más hondos sentimientos y le da tan inefable felicidad, a pesar de toda la amargura de su misterio.

En la vida de todo joven hay una "Selma", que súbitamente se le aparece en la primavera de la vida, que transforma su soledad en momentos felices, y que llena el silencio de sus noches con música.

Por aquella época estaba yo absorto en profundos pensamientos y contemplaciones, y trataba de entender el significado de la naturaleza y la revelación de los libros y de las Escrituras, cuando oí al Amor susurrando en mis oídos a través de los labios de Selma. Mi vida era un estado de coma, vacía como la de Adán en el Paraíso, cuando vi a Selma en pie, ante mí, como una columna. de luz. Era la Eva de mi corazón, que lo llenó de secretos y maravillas, y que me hizo comprender el significado de la vida.


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65 págs. / 1 hora, 54 minutos / 438 visitas.

Publicado el 21 de diciembre de 2017 por Edu Robsy.

Diario de un Hombre Superfluo

Iván Turguéniev


Novela corta


Aldea de Ovéchaia Vodá, 20 de marzo de 18...

El médico acaba de marcharse. ¡Por fin he conseguido sacar algo en limpio! Por más que ha intentado echar mano de sus triquiñuelas, a lo último ha tenido que confesarme la verdad. Sí, moriré pronto, muy pronto. Los ríos se deshelarán, y yo me iré probablemente con las últimas nieves... ¿Adónde? ¡Dios sabrá! También al mar. ¡Qué le vamos a hacer! Si hay que morir, mejor que sea en primavera. Pero ¿no resulta ridículo iniciar un diario acaso dos semanas antes de morir? ¿Y qué hay de malo en ello? ¿Es que catorce días representan menos que catorce años, que catorce siglos? Frente a la eternidad, todo es vanidad, como suele decirse. Sin duda, pero en ese caos la misma eternidad es vanidad. Podría pensarse que me entrego al pensamiento abstracto: una mala señal. ¿No será que me acobardo? Será mejor que cuente algo. Fuera el ambiente es húmedo, sopla el viento. Me han prohibido salir. ¿Y qué voy a contar? Un hombre bien educado no debe hablar de sus propios achaques. Y escribir una novela no es algo que esté a mi alcance. Discurrir sobre temas elevados está por encima de mis fuerzas; en cuanto a la descripción de las cosas que me rodean, ni siquiera a mí mismo llega a interesarme. Pero no hacer nada me aburre, y me da pereza leer. ¡Ah! Voy a contarme a mí mismo mi propia vida. ¡Excelente idea! Cuando uno está con un pie en la tumba, no cabe mejor ocupación, tanto más cuanto que no ofende a nadie. Empecemos.


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66 págs. / 1 hora, 55 minutos / 413 visitas.

Publicado el 28 de enero de 2017 por Edu Robsy.

Mala Cuna y Mala Fosa

Silverio Lanza


Novela corta


Advertencia

He procurado desfigurar esta novela lo menos que me ha sido posible. Sin embargo, suprimo algunos párrafos y frases, y cambio varios nombres propios.

El editor:

J. B. A.

Dedicatoria

Dedico este cuentecito al cadáver que ocupa el primer lugar de la fosa núm. ... del patio de... en el Cementerio general del Sur de Madrid.

El autor.

Síntesis

7 de noviembre de 1879


A ver... una que cante.

—Ama...

—Señá Virginia, una que cante.

—A ver... esa tísica.

—¡Juanita!...

—¡Sarasa!

—¡Ole, por la Juana!

—A ver... a cantar.

—Vaya una salivilla.

—Eso es un esputo.

—¡Silencio!...

Juana cantando:


Soy lo mismo que la piedra
en el medio de la calle;
toda la gente la pisa
y no se queja de nadie.


Fin de la sínesis

Pergaminos, ejecutorias, títulos de infamia, et sic de caeteris

Con un capitán de caballería que, al decir de algunos, ha llegado hasta el extremo de pegarle a la pobre señora.

Pedro Antonio de Alarcón


¡Oh! Los capitanes... ¡ah!...

Tres estrellas en el cielo fijan la posición de su observador. Tres estrellas en una manga fijan la posición de quien las lleva. Un capitán siempre es un capitán.

La madre... pues bien... era madre. Tenía la mayor honra y la mayor desgracia de la mujer. Por serlo era digna de respeto.


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Dominio público
66 págs. / 1 hora, 55 minutos / 97 visitas.

Publicado el 13 de enero de 2022 por Edu Robsy.

Ruinas

Rosalía de Castro


Novela corta


No voy a hablar de las ruinas de Roma, que no he visto, y que quisiera ver, ni de las de Pompeya, o Herculano, con que he soñado muchas veces, vengándose así mi imaginación de la mala suerte, que no me ha permitido contemplarlas realmente.

Pero aunque así no fuera, ¿qué iría yo a decir sobre esos antiguos y majestuosos restos, después que nos los han descrito con el lenguaje de la más bella poesía tantos genios ilustres?

También existen ruinas vivientes, que arrastran en pos de sí un mundo de gloriosos y tristes recuerdos y que aparecen tan aisladas en medio de los hombres nuevos como si bogasen sobre las olas misteriosas de mares desconocidos o habitasen en medio de los yermos de la Tebaida.

Respirando una atmósfera propia que parece rodearles, como una muralla impenetrable a los ojos profanos, habitan un mundo ignorado de todos, y mientras las modernas gentes se ríen de su apariencia carcomida y haraposa, y de aquellos usos ya perdidos que ellas guardan cuidadosamente como un precioso tesoro; mientras las personas sensatas y cuerdas murmuran, sin duda con intención moralizadora, de las rarezas y excentricidades de esos entes que viene a mezclarse entre ellas como una tela sucia entre sus ropas domingueras, esas pobres ruinas vivientes siguen imperturbables su marcha por el derrotero de la vida, dejando, aun después que se han extinguido, un eterno recuerdo que, si bien hace asomar comúnmente una sonrisa a los labios, conserva en el fondo algo que conmueve dolorosamente el corazón. Yo voy a hablar de alguna de estas ruinas.


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Dominio público
66 págs. / 1 hora, 55 minutos / 364 visitas.

Publicado el 19 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

La Metamorfosis

Franz Kafka


Novela corta


I

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.

«¿Qué me ha ocurrido?», pensó.

No era un sueño. Su habitación, una auténtica habitación humana, si bien algo pequeña, permanecía tranquila entre las cuatro paredes harto conocidas. Por encima de la mesa, sobre la que se encontraba extendido un muestrario de paños desempaquetados —Samsa era viajante de comercio—, estaba colgado aquel cuadro que hacía poco había recortado de una revista y había colocado en un bonito marco dorado. Representaba a una dama ataviada con un sombrero y una boa de piel, que estaba allí, sentada muy erguida y levantaba hacia el observador un pesado manguito de piel, en el cual había desaparecido su antebrazo.

La mirada de Gregorio se dirigió después hacia la ventana, y el tiempo lluvioso —se oían caer gotas de lluvia sobre la chapa del alféizar de la ventana— lo ponía muy melancólico.

«¿Qué pasaría —pensó— si durmiese un poco más y olvidase todas las chifladuras?»


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Dominio público
66 págs. / 1 hora, 56 minutos / 17.603 visitas.

Publicado el 6 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

El Amigo de la Muerte

Pedro Antonio de Alarcón


Novela corta


I. Méritos y servicios

Éste era un pobre muchacho, alto, flaco, amarillo, con buenos ojos negros, la frente despejada y las manos más hermosas del mundo, muy mal vestido, de altanero porte y humor inaguantable... Tenía diecinueve años, y llamábase Gil Gil.

Gil Gil era hijo, nieto, biznieto, chozno, y Dios sabe qué más, de los mejores zapateros de viejo de la corte, y al salir al mundo causó la muerte a su madre, Crispina López, cuyos padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos honraron también la misma profesión.

Juan Gil, padre legal de nuestro melancólico héroe, no principió a amarlo desde que supo que llamaba con los talones a las puertas de la vida, sino meramente desde que le dijeron que había salido del claustro materno, por más que esta salida le dejase a él sin esposa; de donde yo me atrevo a inferir que el pobre maestro de obra prima y Crispina López fueron un modelo de matrimonios cortos, pero malos.

Tan corto fue el suyo, que no pudo serlo más, si tenemos en cuenta que dejó fruto de bendición... hasta cierto punto. Quiero significar con esto que Gil Gil era sietemesino, o, por mejor decir, que nació a los siete meses del casamiento de sus padres, lo cual no prueba siempre una misma cosa... Sin embargo, y juzgando sólo por las apariencias, Crispina López merecía ser más llorada de lo que la lloró su marido, pues al pasar a la suya desde la zapatería paterna, Lavalle en dote, amén de una hermosura casi excesiva y de mucha ropa de cama y de vestir, un riquísimo parroquiano —¡nada menos que un conde, y conde de Rionuevo!—, quien tuvo durante algunos meses (creemos que siete), el extraño capricho de calzar sus menudos y delicados pies en la tosca obra del buen Juan, representante el más indigno de los santos mártires Crispín y Crispiniano, que de Dios gozan...

Pero nada de esto tiene que ver ahora con mi cuento, llamado El amigo de la muerte.


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67 págs. / 1 hora, 58 minutos / 968 visitas.

Publicado el 20 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

La Bolsa de Huesos

Eduardo Ladislao Holmberg


Novela corta


Dedicatoria

Señor D. Belisario Otamendi

Estimado amigo:

Cometería un acto de insolente modestia si no consignara aquí que usted escuchó la lectura de este juguete policial con toda la atención que corresponde á una persona bien educada, y que me felicitó con las expresiones de la mayor cordialidad en el momento en que, dejándose llevar el escritor por la lógica inflexible de los sucesos, llama el pesquisante por su nombre á la persona misteriosa que motiva la indagacion.

No olvidaré tampoco sus palabras al terminar la lectura:«No soy juez en materia literaria; pero no obstante, me gusta más La bolsa de huesos que La casa endiablada; policialmente, si fuese yo el autor, terminaría la obra con el capítulo VI. Hasta aquí no tengo pero que ponerle.»—«Amigo mio»—le dije—«usted olvida que soy yo, yo mismo, quien hace la pesquisa»—«Nada... esa persona criminal tiene que ir á manos del Juez de instruccion y luego á las del Juez del crimen.»

He consignado esto porque envuelve para mí el mayor elogio: ¡insistir con enfado el Jefe de la Oficina de pesquisas de la Policía de Buenos Ayres en llevar á la cárcel un fantasma de novela! Nunca soñé un éxito semejante.


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Dominio público
68 págs. / 2 horas / 379 visitas.

Publicado el 16 de marzo de 2019 por Edu Robsy.

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