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Bug-Jargal

Victor Hugo


Novela


Prólogos

Primera edición

Enero de 1826


El episodio que vais a leer, cuyo fondo está tomado de la rebelión de los esclavos de Santo Domingo en 1791, tiene cierto aire de circunstancia que hubiese bastado para que el autor no pudiera publicarlo. Sin embargo, habiendo sido ya impreso y distribuído un corto número de ejemplares de un bosquejo de este opúsculo en 1820, en una época en que la política del día se ocupaba muy poco de Haití, es evidente que si el asunto que trata ha tomado luego mayor interés, el autor no tiene la culpa. Los acontecimientos se han conciliado con el libro y no el libro con los acontecimientos.

Sea como sea, el autor no pensaba sacar esta obra de la penumbra en que estaba como sepultada; pero al saber que un librero de la capital se proponía reimprimir su anónimo boceto, se ha creído en la obligación de evitar esta reimpresión poniendo él mismo al día su trabajo revisado y en cierto modo rehecho, precaución que ahorra una molestia a su amor propio de autor, y al susodicho librero una mala especulación.

Habiendo sabido varias personas distinguidas que, ya como colonos, ya como funcionarios, estuvieron interesadas en los disturbios de Santo Domingo, la próxima publicación de este episodio, han tenido gusto en prestar espontáneamente al autor materiales tanto más preciosos cuanto que en su mayoría son inéditos. El autor les atestigua aquí su agradecimiento. Tales documentos le han sido de gran utilidad para rectificar lo que el relato del capitán d’Auverney presentaba de incompleto en lo que se refiere al color local y de falso en lo relativo a la verdad histórica.


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Dominio público
178 págs. / 5 horas, 13 minutos / 389 visitas.

Publicado el 23 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

El Hombre del Hotel Carlton

Edgar Wallace


Novela


I

Hubo un hombre llamado Harry Stone, conocido también por Harry el Valet, que fue un detective hasta que le desenmascararon, lo que sucedió a los tres meses aproximadamente de haber entrado en el C. I. D. del Departamento de Policía de Rodesia. Pudo ser procesado; pero en esa época esta sección especial de la Policía no tenía ningún deseo de hacer pública la falta de honradez de sus agentes; así que cuando una noche se marchó por el correo de Capetown no se molestaron en hacerle volver.

Harry se dirigió hacia el Sur, llevándose cerca de trescientas libras esterlinas ilícitamente ganadas, con la esperanza de encontrar a Lew Daney, que era un buen compañero y un gran artista, aunque poco afortunado.

Pero Lew se había marchado hacía mucho tiempo, y precisamente estaba en aquellos momentos organizando y llevando a cabo una serie de correrías más pintorescas y mucho mejor preparadas que su intento contra el National Bank de Johannesburg.

Harry volvió a Rodesia por la ruta de Beira, atravesando el Massi-Kassi hasta Salisbury, lo cual fue su desgracia, porque el capitán Timothy Jordán, jefe del C. I. D. de la Policía de Rodesia, le hizo el honor de visitarle personalmente en el hotel.

—Está usted inscrito como Harrison, pero su nombre es Stone. Y a propósito: ¿cómo está su amigo Lew Daney?

—No sé lo que quiere usted decir —dijo Harry el Valet.

—Sea como sea —contestó Tim, sonriendo—, el tren para territorio portugués sale dentro de dos horas. ¡Tómelo!

Harry no discutió. Estaba desconcertado, porque nunca se había tropezado con Tiger, Tim Jordán, aunque había oído hablar de este activo joven y sabía de memoria las hazañas que de él se referían.


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Dominio público
204 págs. / 5 horas, 58 minutos / 360 visitas.

Publicado el 19 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

El Sombrero de Tres Picos

Pedro Antonio de Alarcón


Novela


AL SEÑOR

D. JOSÉ SALVADOR DE SALVADOR

Dedico esta obra.

P. A. de Alarcón.

Julio de 1874.

PREFACIO DEL AUTOR

Pocos españoles, aun contando a los menos sabios y leídos, desconocerán la historieta vulgar que sirve de fundamento a la presente obrilla.

Un zafio pastor de cabras, que nunca había salido de la escondida Cortijada en que nació, fue el primero a quien nosotros se la oímos referir.—Era el tal uno de aquellos rústicos sin ningunas letras, pero naturalmente ladinos y bufones, que tanto papel hacen en nuestra literatura nacional con el dictado de pícaros. Siempre que en la Cortijada había fiesta, con motivo de boda o bautizo, o de solemne visita de los amos, tocábale a él poner los juegos de chasco y pantomima, hacer las payasadas y recitar los romances y relaciones;—y precisamente en una ocasión de éstas hace ya casi toda una vida..., es decir, (hace ya más de treinta y cinco años), tuvo a bien deslumbrar y embelesar cierta noche nuestra inocencia (relativa) con el cuento en verso de El Corregidor y la Molinera, o sea de El Molinero y la Corregidora, que hoy ofrecemos nosotros al público bajo el nombre más trascendental y filosófico (pues así lo requiere la gravedad de estos tiempos) de El Sombrero de tres picos.

Recordamos, por señas, que cuando el pastor nos dio tan buen rato, las muchachas casaderas allí reunidas se pusieron muy coloradas, de donde sus madres dedujeron que la historia era algo verde, por lo cual pusieron ellas al pastor de oro y azul; pero el pobre Repela (así se llamaba el pastor) no se mordió la lengua, y contestó diciendo: que no había por qué escandalizarse de aquel modo, pues nada resultaba de su relación que no supiesen hasta las monjas y hasta las niñas de cuatro años....


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85 págs. / 2 horas, 30 minutos / 1.121 visitas.

Publicado el 26 de abril de 2016 por Edu Robsy.

Episodios Nacionales para Niños

Benito Pérez Galdós


Cuento, Novela


Trafalgar

I

Me permitiréis, amados niños, que antes de referiros los grandes sucesos de que fui testigo diga pocas palabras de mi infancia, explicando por qué extraños caminos me llevaron los azares de la vida a presenciar la terrible acción de Trafalgar.

Yo nací en Cádiz, y en el famoso barrio de la Viña. Mi nombre es Gabriel Araceli, para servir a los que me escuchan… Cuando aconteció lo que voy a contaros, el siglo XIX tenía cinco años; yo, por mi confusa cuenta, debía de andar en los catorce.

Dirigiendo una mirada hacia lo que fue, con la curiosidad y el interés propios de quien se observa, imagen confusa y borrosa, en el cuadro de las cosas pasadas, me veo jugando en la Caleta con otros chicos de mi edad, poco más o menos. Aquello era, para mí, la vida entera; más aún, la vida normal de nuestra privilegiada especie; y los que no vivían como yo me parecían seres excepcionales del humano linaje, pues en mi infantil inocencia y desconocimiento del mundo yo tenía la creencia de que el hombre había sido criado para la mar, habiéndole asignado la providencia, como supremo ejercicio de su cuerpo, la natación, y como constante empleo de su espíritu, el buscar y coger cangrejos, ya para arrancarles y vender sus estimadas bocas, que llaman de la Isla, ya para propia satisfacción y regalo.

Entre las impresiones que conservo está muy fijo en mi memoria el placer entusiasta que me causaba la vista de los barcos de guerra, cuando se fondeaban frente a Cádiz. Como nunca pude satisfacer mi curiosidad, viendo de cerca aquellas formidables máquinas, yo me las representaba de un modo fantástico y absurdo, suponiéndolas llenas de misterios.


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Dominio público
297 págs. / 8 horas, 41 minutos / 1.598 visitas.

Publicado el 24 de mayo de 2018 por Edu Robsy.

La Letra Escarlata

Nathaniel Hawthorne


Novela


INTRODUCCIÓN

AL presentar en lengua castellana la obra maestra del novelista americano Nataniel Hawthorne, que sin duda es también una de las más notables producciones de la literatura amena de los Estados Unidos, hemos creído conveniente hacerla preceder de la traducción de los párrafos que, á manera de prefacio, aparecen en una de las últimas ediciones de esta novela en su idioma nativo. Como verá el que lo leyere, se dan en dicho trabajo algunos detalles, que no carecen de interés, acerca de la obra y de su autor:—

"LA LETRA ESCARLATA fué la primera producción de gran aliento que escribió Hawthorne después de haberse dado á conocer con sus "Cuentos dos veces referidos;" y también el primero de sus libros que alcanzó popularidad. En el intermedio había publicado "El Sillón del Abuelo," para niños, y "Musgos de una antigua morada;" pero solo después de fijada su residencia en Salem, donde desempeñaba el empleo de Administrador de la Aduana de aquel puerto, fué cuando comenzó á experimentar la sensación, según manifestó él mismo á un amigo suyo, de "que una novela le bullía en el cerebro." Esta novela es la que hoy goza de fama universal y se ofrece á los lectores en el presente volumen. La comenzó á principios del invierno de 1849 á 1850, y la terminó en 3 de Febrero del año últimamente nombrado. Al día siguiente de concluída, escribió á su amigo Horacio Bridge diciéndole:—


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Dominio público
279 págs. / 8 horas, 9 minutos / 2.097 visitas.

Publicado el 24 de abril de 2016 por Edu Robsy.

La Pista de la Llave de Plata

Edgar Wallace


Novela


Capítulo uno

Todos estaban en el negocio: Dick Allenby, inventor y heredero presunto; Jerry Dornford, catasalsas, hombre de sociedad y vagabundo; Mike Hennessey, aventurero de teatro; Mary Lane, actriz de segunda categoría; Leo Moran, banquero y especulador, y Horace Tom Tickler, que estaba muy metido en esto, aunque no sabía una palabra.

Mister Washington Wirth, que daba reuniones y adoraba la adulación; el viejo Hervey Lyne y el paciente Binny, que empujaba su silla, le hacía el desayuno y escribía sus cartas, y Surefoot Smith.

Llegó el día en que Binny, que era un asiduo lector de periódicos dedicados a los aspectos más pintorescos del crimen, se encontró a sí mismo como foco de atención, y sus declaraciones, leídas por millones de personas que hasta entonces desconocían su existencia. Una maravillosa sorpresa.

Las reuniones de mister Washington Wirth eran de lo más escogidas y, en cierto modo, selectas. Los invitados eran seleccionados con cuidado y no podían, siguiendo la costumbre de los tiempos, invitar a los no invitados a que los acompañaran; pero eran, según decía Mary Lane, un curioso grupo. Ella iba porque Mike Hennessey se lo pidió y a ella le gustaba el grueso y letárgico Mike. La gente le llamaba el pobre viejo Mike, a causa de sus bancarrotas, pero, precisamente en esta época, condolerse de él no hubiera sido oportuno. Había encontrado a mister Washington Wirth, empresario de teatros, que era un hombre muy rico.


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Dominio público
206 págs. / 6 horas, 1 minuto / 347 visitas.

Publicado el 19 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Satiricón

Petronio


Novela


Capítulo I

Tiempo ha que prometí entreteneros con la narración de mis aventuras, y hoy, que estamos oportunamente congregados no sólo para intrincarnos en disertaciones científicas, sino también para distraernos en festivo coloquio y animarnos con fábulas o relatos alegres, voy a cumplir mi promesa. Fabricio Vegento, con su peculiar ingenio, acaba ahora de trazaros un cuadro satírico de los errores de la religión y de los furores proféticos, o los comentarios que los sacerdotes hacen de los misterios que no comprenden.

Pero ¿es acaso menos ridícula la manía de los declamadores, que claman: "He aquí las heridas que recibí por defender las libertades públicas!" "¡He aquí el hueco del ojo que perdí por vosotros!" "¡Dadme un guía que me conduzca con los míos!" "¡Mis rodillas, llenas de cicatrices, no pueden sostener mi cuerpo!". Tanto énfasis sería insoportable si no les abriera el camino de la elocuencia; ahora, esa hinchazón de estilo, ese vano estrépito sentencioso, que a nadie aprovecha, hacen de los jóvenes que debutan en los estrados y de los escolares unos necios con ínfulas de maestros; porque todo lo que ven y aprenden en las Academias no les ofrece imagen alguna de la sociedad. Se les llena la cabeza con el relato de piratas preparando cadenas para los cautivos; de tiranos cuyos bárbaros edictos obligan a los padres a que decapiten sus propios hijos; de respuestas monstruosas del oráculo que piden el sacrificio de tres vírgenes, y a veces más, para librar a la ciudad del flagelo de la peste. Un diluvio de frases comunes, sonoras y de períodos vulgares perfectamente redondeados, que casi hacen estremecer.


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Dominio público
161 págs. / 4 horas, 43 minutos / 449 visitas.

Publicado el 20 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Un Drama en el Océano Pacífico

Emilio Salgari


Novela


CAPÍTULO I. ASESINATO MISTERIOSO

—¡Socorro!

—¡Mil bombas! ¿Quién ha caído al agua?

—Nadie, señor Collin —respondió una voz desde la cofa del palo de mesana.

—¿Estoy yo sordo, acaso?

—Habrá sido el timón, que tiene las cadenas enmohecidas. —No es posible, gaviero.

—Entonces habrán sido los tigres, que rugen de un modo capaz de asustar a cualquiera.

—No; te repito que era una voz humana.

—Pues yo no veo nada, señor Collin.

—De eso estoy seguro. Sería preciso tener ojos de gato para distinguir algo en esta oscuridad.

A través del ensordecedor ruido de la tempestad y de los mugidos de las olas, que el viento elevaba a gran altura, se oyó nuevamente un grito que no parecía proceder ni de las fieras de que había hablado el gaviero, ni de los hierros del timón. El segundo Collin, que estaba agarrado a la barra del timón, teniendo los ojos fijos en la brújula, se volvió por segunda vez diciendo:

—Alguien ha caído al mar. ¿No has oído un grito, Jack?

—No —contestó el gaviero.

—¡Pues esta vez no me he engañado!

—Si se hubiera caído algún hombre de la «Nueva Georgia», los que están de cuarto se hubieran dado cuenta en seguida de la desgracia.

—¿Entonces?…

—¿Habrá algún pez de nueva especie por estas aguas?

—No conozco ningún pez del Océano Pacífico que pueda lanzar un grito semejante.

—¿Será un náufrago?

—¿Un náufrago aquí, a doscientas leguas de Nueva Zelanda? ¿Has visto tú por aquí algún buque antes de que se pusiera el sol?

—Ninguno, señor —respondió el gaviero.

—¡Socorro!

—¡Por mil diablos! —exclamó el segundo, mordiéndose los largos y rojizos bigotes que adornaban su rostro, bronceado por los vientos del mar y los calores ecuatoriales—. Un hombre sigue a nuestro buque.


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175 págs. / 5 horas, 6 minutos / 433 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Amadeo I

Benito Pérez Galdós


Novela


I

El 2 de Enero de 1871 vimos entrar en los Madriles al Monarca constitucional elegido por las Cortes, Amadeo de Saboya, hijo del llamado re galantuomo, Víctor Manuel II, Soberano de la nueva Italia. En las calles, alfombradas de nieve, se agolpaba el pueblo, ansioso de ver al príncipe italiano, de cuyo liberalismo y caballerosidad se hacían lenguas los amigos de Prim, que le habían buscado y traído para felicidad de estos abatidos reinos. Como los españoles no habíamos visto, en lo que iba de siglo, Rey ni Roque a la moderna, más arrimados a la Libertad que al feo absolutismo, ardíamos en curiosidad por ver el cariz, el gesto, la prestancia del que nos mandaba Italia en reemplazo de los en buen hora despedidos Borbones.

Entró don Amadeo a caballo, con brillante escolta, y su persona despertó simpatías en el pueblo... Varios amigos, de quienes hablaré luego, nos situamos en la esquina de la calle del Turco, palacio de Valmediano, orilla baja del Congreso, y le vimos muy a gusto desde que apareció por el Prado y embocó el repecho que llaman Plaza de las Cortes. Saludaba con graciosa novedad, extendiendo ceremoniosamente el brazo al quitarse el sombrero. Uno de los amigos que me acompañaban aseguró que aquel era el saludo masónico en su expresión castiza, y sólo por este detalle vio en el Rey entrante una esperanza de la Patria.


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229 págs. / 6 horas, 41 minutos / 610 visitas.

Publicado el 5 de octubre de 2016 por Edu Robsy.

Dulce y Sabrosa

Jacinto Octavio Picón


Novela


Advertencia para esta edición

Si creyera que el publicar un escritor sus obras completas implica falta de modestia, no reimprimiría las mías. Lo hago porque están casi todas agotadas; pensando que es deber de padre no consentir que mueran sus hijos, aunque no sean tan buenos ni tan hermosos como él quiso engendrarlos; y también porque considero que el hombre tiene derecho a despedirse de la juventud recordando lo que durante ella hizo honradamente y con amor.

Otra disculpa pienso que atenúa mi atrevimiento. Porque ser partidario del arte por el arte, y yo lo soy muy convencido, no puede amenguar ni estorbar, aun cultivando esta que se llama amena literatura, el entusiasmo por ideas de distinta índole; las cuales unas veces veladamente se transparentan y otras ostensiblemente se muestran en la labor de cada uno; pues no es posible, y menos en nuestra época, que el literato y el artista sientan y piensen ajenos al ambiente que respiran. Quien carece de fuerzas para conquistar la costosa gloria de adelantarse a su tiempo, tenga la persistente virtud de servirle: así lo he pretendido; mas él ha caminado tan deprisa, que hoy acaso parezcamos tímidos los que ayer fuimos osados. De éstos quise ser: de los que al estudiar lo pasado y observar lo presente procuran preparar lo porvenir y se esperanzan con ello. Por eso rindo tributo de constancia y firmeza a las ideas de mi juventud, algunas hoy tan combatidas, reuniendo estos pobres libros, sin que me arredre el recuerdo de cómo unos fueron censurados, ni espere que retoñe la benevolencia con que otros fueron alabados. Discurro al igual de aquel gran prosista que decía: «No es temor, como no es vanidad».

Bien quisiera, lector, que pensáramos a dúo y que mi conciencia hallase siempre eco en la tuya: si por torpe desespero de lograrlo, por sincero creo merecerlo.


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Dominio público
271 págs. / 7 horas, 55 minutos / 212 visitas.

Publicado el 16 de abril de 2019 por Edu Robsy.

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