Textos más vistos etiquetados como Novela disponibles | pág. 32

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Luchana

Benito Pérez Galdós


Novela


I

«En mi carta de ayer —decía la señora incógnita con fecha 14 de Agosto— te referí que nuestro buen Hillo me mandó recado al mediodía, recomendándome que no saliese a paseo por el pueblo, ni aun por los jardines, porque corrían voces de que los soldados y clases del Cuarto de la Guardia, los de la Real Provincial y los granaderos de a caballo, andaban soliviantados, y se temía que nos dieran un día de jarana, cuando no de luto y desórdenes sangrientos. Naturalmente, hice todo lo contrario de lo que nuestro sabio Mentor con notoria prudencia me aconsejaba: salí de paseo con dos amigos, señora y caballero, prolongándose la caminata más que de costumbre, y no exagero si te digo que anduvimos cerca de un cuarto de legua por el camino de Balsaín; luego atravesamos todo el pueblo, llegando hasta más allá del Pajarón, y nos volvimos a casita con un si es no es de desconsuelo, pues no vimos turbas sediciosas, ni soldadesca desenfrenada, ni cosa alguna fuera de lo vulgar y corriente. El drama callejero, género histórico en España, que deseábamos ver no sin sobresalto en nuestra viva curiosidad, permanecía entre bastidores, en ensayo tal vez. Sus autores, temerosos de una silba, no se atrevían a mandar alzar el telón.

»Por mi parte, te aseguro que no sentía miedo; mis acompañantes sí: sólo con la idea de que la revolución anunciada no pasase de comedia, se atrevían a presenciarla. Y comedia tenía que ser en la presunción de todos, pues de los jefes, del Comandante general del Real Sitio, Conde de San Román, nada debía temerse, conocida de todo el mundo su adhesión a la Reina y a Istúriz; de los jefes tampoco, que eran lo mejor de cada casa. Las clases y tropa no son capaces de escribir por sí solas una página de la Historia de España, y el día en que la escribieran, ¡ay!, veríamos, a más de la mala gramática de hoy, una ortografía detestable.


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Dominio público
296 págs. / 8 horas, 39 minutos / 325 visitas.

Publicado el 14 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

Manuel Lozada, el Tigre de Alica

Ireneo Paz Flores


Novela


I. Indios Garroteros

—¡Atención, muchachos! —dijo el que hacía de jefe de la gavilla a los ocho hombres que le rodeaban, sentados sobre la yerba a la orilla del río de Santiago—. Allí viene ya Pascual y parece que trae algo para nosotros.

Todos miraron en la dirección que el que había hablado les indicaba, viendo efectivamente aparecer sobre la colina un grupo de seis hombres conduciendo en el centro de ellos a otro decentemente vestido, mientras que uno de los mismos bandoleros traía de la brida su caballo, del que lo habían hecho desmontarse, según la costumbre.

Cuando este último grupo llegó adonde estaba el primero, todos se levantaron, y el que hacía de jefe se adelantó a examinar al prisionero.

Después que lo hubo contemplado un poco, dijo con aire despreciativo:

—Lo que es éste no nos ha de traer gran cosa.

—No traigo nada, en efecto —contestó el preso—, pues sólo venía con el fin de hablar al jefe de estos hombres, como lo he manifestado a los que me salieron en el camino.

—Sí —dijo Pascual—, luego que nos vio, se dirigió a nosotros, y dijo: «Vengo a hacer un trato con el jefe de ustedes, ¿dónde puedo encontrarlo?». Nosotros le dijimos que aquí, pues que al cabo si trae intenciones, podemos matarlo.

—¿Y dinero? ¿Y alhajas? —preguntó el jefecillo.

—No traje nada, ignorando en qué manos caería, y viniendo expresamente a hablar con el jefe de la partida para proponerle un negocio.

El indito, jefe de los ladrones, se quedó mirando otra vez fijamente a su interlocutor, y luego le dijo:

—¿Un negocio? Dígamelo pues.

—Desearía que nadie pudiera oírnos.

El capitán, que era muy desconfiado, hizo que se le registrara escrupulosamente por si tenía oculta alguna arma, empuñó por su parte una daga y le dijo:

—Véngase para acá.


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Dominio público
135 págs. / 3 horas, 56 minutos / 173 visitas.

Publicado el 6 de abril de 2018 por Edu Robsy.

Mariluán

Alberto Blest Gana


Novela


I

La indómita energía de la raza inmortalizada por los cantos de Ercilla brillaba en los ojos de Fermín Mariluán. En un pecho espacioso y levantado, latía su altivo corazón, cuya viril entereza daba a sus negros y pequeños ojos su tranquilo mirar, y a los labios, algo abultados, la fría expresión de orgullo que caracteriza la fisonomía de los araucanos.

Unos de los amigos de Mariluán, condiscípulo suyo en el Liceo de Chile, nos decía recordándole:

—Era enamorado y tenía gran vanidad por su raza valiente y entusiasta de la gloria militar; su cara era simpática y elegantes sus maneras.

Fermín Mariluán obtuvo despacho supremo de alférez de caballería y el cariño con que colocaba su mano pequeña, herencia de su raza, sobre la empuñadura de esa espada, como impaciente de tener ocasión de sacarla con razón, porque estaba seguro de poder después envainarla con honor, para cumplir con el lema puesto a las hojas toledanas en palabras como las que hemos subrayado.

Los azares de carrera le llevaron a distintos campamentos durante algunos años, y las prendas de su alma le conquistaron muchos amigos en la paz y el terror de sus enemigos en los combates. Aquella época de revueltas en que inició su carrera militar, cuadraba muy bien a su índole aventurera y a su temerario arrojo. Muchos soldados recuerdan haberle visto en Lircay adelantarse solo a desafiar al enemigo, con los ojos radiantes de alegría a cada estampido del cañón.

—Para mi teniente Mariluán —decían al referir sus guerreras memorias—, todas las balas eran de estopa, y casi más le gustaba la música de las grandes bocas de fuego que la del arpa o de la vihuela en que solía cantar.


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Dominio público
124 págs. / 3 horas, 38 minutos / 135 visitas.

Publicado el 11 de abril de 2022 por Edu Robsy.

Mendizábal

Benito Pérez Galdós


Novela


I

Al anochecer de aquel día, el no sé cuántos de Septiembre del año 35 (siglo XIX), llegó puntual al parador de no sé qué, calle de Alcalá, entre la Academia y las Monjas Vallecas, la diligencia, galerón o quebrantahuesos ordinario de Zaragoza, que traía los viajeros de Francia por la vía de Olorón y Canfranc, único portillo que dejaban libre en aquellos tristes días los porteros del Pirineo, vulgo facciosos.


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Dominio público
264 págs. / 7 horas, 43 minutos / 349 visitas.

Publicado el 15 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

Metamorfosis o El Asno de Oro

Apuleyo


Novela


LIBRO PRIMERO

Voy a presentaros aquí, en ordenado conjunto, diversas fábulas del género milesiano. ¡Ojalá halaguen con agradable murmullo vuestros oídos benévolos! Si os dignáis recorrer este papyrus egipcio, sobre el cual se ha paseado la punta de una caña del Nilo, veréis, admirados, cómo las humanas criaturas cambian de figura y condición, para tomar de nuevo, más tarde, su primitivo estado. Empiezo. Pero antes dediquemos unas pocas palabras al autor. El Himeto, en la Ática, el istmo de Efiro [Éfira] y Tenaros [Ténaro], en Esparta, tierras felices consagradas para siempre en libros más felices todavía, fueron la cuna de mis antepasados. Allí aprendí la lengua griega, primera conquista de mi infancia. Lleváronme luego a la capital del Lacio; y obligado a conocer la lengua de los romanos, para seguir sus estudios, sólo alcancé poseerla después de penosos esfuerzos, sin auxilio de maestro alguno. Ante todo solicito, pues, vuestra indulgencia si salen de mi pluma de novel escritor algunas locuciones de sabor exótico o forense. Por lo demás, este cambio de idioma armoniza perfectamente con la índole de este libro, puesto que trata de metamorfosis. Empiezo una fábula de origen griego. ¡Atiende, lector! Te va a gustar.


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Dominio público
248 págs. / 7 horas, 14 minutos / 712 visitas.

Publicado el 19 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Misterio

Emilia Pardo Bazán


Novela


Parte 1. El visionario Martín

Capítulo 1. Los enamorados

En uno de los barrios de Londres próximos al río, no muy concurridos de día y casi enteramente solitarios de noche, todavía existe hoy una casa con minúsculo jardín, situada frente a una plaza bastante espaciosa, en cuyo centro el square ostenta grupos de árboles centenarios, de esos árboles del viejo suelo inglés que la humedad nutre y desarrolla y convierte en colosos. El recuerdo inherente a esta casa podría, bien conocido, valer algunas propinejas a quien la enseñase al turista; pero la historia, no siempre cimentada en la realidad, suele poner en las nubes lo que no significa gran cosa y no volver siquiera su rostro de bronce cuando pasa por donde se desarrollaron dramas intensamente patéticos, ahogados y silenciosos. El que por algún tiempo guardaron las paredes de la angosta casita, eternamente permanecerá sumido en tinieblas; así lo quiso el destino, o por mejor decir, así lo quisieron los poderosos del mundo.

Al comenzar este relato, que aspira a proyectar un rayo de luz en las lobregueces históricas por medio de la lámpara caprichosa de la fantasía, un hombre joven, esbelto y robusto, vestido de camino, envuelto en un abrigo gris que no ocultaba lo gallardo de su figura, se acercaba a la verja del jardín, por la parte opuesta a la plazuela, a espaldas de la casa, y golpeaba con su bastón los hierros de la verja, a intervalos iguales, cuatro veces. Aunque ya el largo crepúsculo de Londres en primavera no derramaba sus vagas claridades boreales y había anochecido por completo, en medio de las espesuras del jardincillo podría verse blanquear una falda, y detrás de los hierros aparecer un rostro juvenil. Una mano diminuta pasó por entre dos barras, y el hombre se apoderó de ella estrechándola con ardor.


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Dominio público
347 págs. / 10 horas, 8 minutos / 288 visitas.

Publicado el 8 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Morsamor

Juan Valera


Novela


Morsamor:
peregrinaciones heroicas y lances de amor y fortuna de Miguel de Zuheros y Tiburcio de Simahonda

Al Excmo. Sr. Conde de Casa Valencia

Mi querido primo: Para distraer mis penas egoístas al considerarme tan viejo y tan quebrantado de salud, y mis penas patrióticas al considerar a España tan abatida, he soltado el freno a la imaginación, que no le tuvo nunca muy firme, y la he echado a volar por esos mundos de Dios, para escribir la novela que te dedico.

Tomando por lo serio algunos preceptos irónicos de don Leandro Fernández de Moratín, en su Lección poética, he puesto en mi libro cuanto se ha presentado a mi memoria de lo que he oído o leído en alabanza de una época muy distinta de la presente, cuando era España la primera nación de Europa. Así he procurado consolarme de que hoy no lo sea, si bien escribiendo la más antimoratinesca de mis composiciones literarias. Bien puedo asegurar que hay en ella

Cuanto puede hacinar la fantasía,
en concebir delirios eminente:
magia, blasón, alquimia, teosofía,
náutica, bellas artes, oratoria,
brahmánica y gentil mitología,
sacra, profana, universal historia

Y otras mil curiosidades.


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262 págs. / 7 horas, 39 minutos / 156 visitas.

Publicado el 30 de abril de 2016 por Edu Robsy.

Narváez

Benito Pérez Galdós


Novela


I

Atienza, Octubre.— Dirijo hacia ti mi rostro y mi pensamiento, consoladora Posteridad, y te llevo la ofrenda de mi vida presente para que la guardes en el arca de la futura, donde renazca con toda la verdad que pongo en mis Confesiones. No escribo estas para los vivos, sino para los que han de nacer; me despojo de todo artificio, cierro los ojos a toda mentira, a las vanas imágenes del mundo que me rodea, y no veo ante mí más que el luminoso concierto de otras vidas mejores, aleccionadas por nuestra experiencia y sabiamente instruidas en la social doctrina que a nosotros nos falta; veo la regeneración humana levantada sobre las ruinas de nuestros engaños, construida con los dolores que al presente padecemos y con el material de tantos yerros y equivocaciones... Asáltame, no obstante, el temor de que la enmienda social no sea tan pronta como ha soñado nuestra desdicha, de que se perpetúen los errores aun después de conocidos, y de que al aparecer estas Memorias en edad distante, encuentren personas y cosas en la propia hechura y calidad de lo que refiero; que si la Historia, mirada de hoy para lo pasado, nos presenta la continuidad monótona de los mismos crímenes y tonterías, vista de hoy para lo futuro, no ha de ofrecernos mejoría visible de nuestro ser, sino tan sólo alteraciones de forma en la maldad y ridiculez de los hombres, como si estos pusieran todo su empeño en amenizar el Carnaval de la existencia con la variación y novedad pintoresca de sus disfraces morales, literarios y políticos.


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260 págs. / 7 horas, 35 minutos / 364 visitas.

Publicado el 5 de octubre de 2016 por Edu Robsy.

Nuestro Padre San Daniel

Gabriel Miró


Novela


I. Santas imágenes

I. Nuestro Padre San Daniel

Dice el señor Espuch y Loriga que no hay, en todo el término de Oleza, casa heredad de tan claro renombre como el «Olivar de Nuestro Padre», de la familia Egea y Pérez Motos.

He visto un óleo del señor Espuch y Loriga: en su boca mineralizada, en sus ojos adheridos como unos quevedos al afilado hueso de la nariz, en su frente ascética, en toda su faz de lacerado pergamino, se lee la difícil y abnegada virtud de las comprobaciones históricas. Todos sus rasgos nos advierten que una enmienda, una duda de su texto, equivaldría a una desgracia para la misma verdad objetiva.

En Oleza corre como adagio: «saber más que Loriga». Loriga ya no es la memoria de un varón honorable, sino la cantidad máxima de sapiencia que mide la de todos los entendimientos.

Pues el señor Espuch y Loriga escribe que antes de Oleza —brasero y archivo del carlismo de la comarca, ciudad insigne por sus cáñamos, por sus naranjos y olivares, por la cría de los capillos de la seda y la industria terciopelista, por el número de los monasterios y la excelencia de sus confituras, principalmente el manjar blanco y los pasteles de gloria de las clarisas de San Gregorio—, antes de Oleza «ya estaba» el Olivar de Nuestro Padre. O como si escribiese con la encendida pluma del águila evangélica: En el principio era el Olivar.

De la abundancia de sus árboles y de sus generosas oleadas procede el nombre de Oleza, que desde 1565, en el Pontificado de Pío IV, ilustra ya nuestro episcopologio.

De 1580 a 1600 —según pesquisas del mismo señor Espuch— un escultor desconocido labra en una olivera de los Egea la imagen de San Daniel, que por antonomasia se le dice el «Profeta del Olivo». El tocón del árbol cortado retoña prodigiosamente en laurel. Una estela refiere con texto latino el milagro. Fue el primero.


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Dominio público
199 págs. / 5 horas, 48 minutos / 170 visitas.

Publicado el 27 de julio de 2020 por Edu Robsy.

Pequeñeces

Luis Coloma


Novela


Al lector

Lector amigo: Si eres hombre corrido y poco asustadizo, conocedor de las miserias humanas y amante de la verdad, aunque esta amargue, éntrate sin miedo por las páginas de este libro; que no encontrarás en ellas nada que te sea desconocido o se te haga molesto. Mas si eres alma pía y asombradiza; si no has salido de esos limbos del entendimiento que engendra, no tanto la inocencia del corazón como la falta de experiencia; si la desnudez de la verdad te escandaliza o hiere tu amor propio su rudeza, detente entonces y no pases adelante sin escuchar primero lo que debo decirte. Porque témome mucho, lector amigo, que, de ser esto así y si no te mueven mis razones, te espera más de un sobresalto entre las páginas de este libro. Yo dejé correr en él la pluma con entera independencia, rechazando con horror, al trazar mi pintura, esa teoría perversa que ensancha el criterio de moralidad hasta desbordar las pasiones, ocultando de manera más o menos solapada la pérfida idea de hacer pasar por lícito todo lo que es agradable; mas confiésote de igual modo que, si no con espanto, con grave fastidio al menos, y hasta con cierta ira literaria, rechacé también aquel otro extremo contrario, propio de algunas conciencias timoratas que se empeñan en ver un peligro en dondequiera que aparece algo que deleita. Porque juzgo que, por sobra de valor, yerran los primeros, en no ver abismos donde puede haber flores; y tengo para mí que, por hartura de miedo, yerran también los segundos, en no concebir una flor sin que oculte detrás un precipicio.


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Dominio público
464 págs. / 13 horas, 32 minutos / 242 visitas.

Publicado el 12 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

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