Los Insurgentes
Juan Antonio Mateos
Novela
Dedicatoria
México, octubre de 1869
Al Sr. D. Miguel Urrea, como la manifestación más sincera de simpatía y amistad, dedica las páginas históricas de este libro.
El Autor.
Prólogo. El Libro Rojo
Atravesaba el pequeño ejército de Hernán Cortés la soberbia muralla de Tlaxcala, que defendía la frontera oriental de aquella indómita República.
«Los soldados se detenían mirando con asombro aquel monumento gigantesco; que según la expresión de Prescott “tan alta idea sugería del poder y fuerza del pueblo que le había levantado.”
»Pero aquel paso, aquella fortaleza, cuya custodia tenían encargada los otomíes, estaba entonces desguarnecida. El general español se puso a la cabeza de su caballería, e hizo atravesar por allí a sus soldados, exclamando lleno de fe y entusiasmo:
»Soldados, adelante, la Cruz es nuestra bandera, y bajo esta señal venceremos» y los guerreros españoles hollaron el suelo de la libre República de Tlaxcala.
* * *
»El ejército español y sus aliados los zempoaltecas caminaban ordenadamente: Cortés con sus jinetes llevaba la vanguardia; los zempoaltecas la retaguardia. Aquella columna atravesando la desierta llanura, parecía una serpiente monstruosa con la cabeza guarnecida de brillantes escamas de acero, y el cuerpo cubierto de pintadas y vistosas plumas.
»Cortés caminaba pensativo: el tenaz fruncimiento de su entrecejo indicaba su profunda meditación: mil encontradas ideas y mil desacordes pensamientos debían luchar en el alma de aquel osado capitán, que con un puñado de hombres se lanzaba a acometer la empresa más grande que registra la historia en sus anales.
»Reinaba el silencio más profundo en la columna, y sólo se escuchaba el ruido sordo y confuso de las pisadas de los caballos.
Dominio público
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Publicado el 17 de junio de 2019 por Edu Robsy.