Los Dramas de la Esclavitud
Emilio Salgari
Novela
CAPITULO I. LA BAHÍA DE LÓPEZ
—¡Ten cuidado, muchacho, y abre bien los ojos!
—Pero, ¿a qué venimos aquí, maestro Hurtado?
—¡Quién lo sabe, Vasco!
—¿Te ha dicho algo el capitán?
—Sí y no.
—No comprendo ese enigma, maestro.
—Ni te hace falta; y calla, que mientras hablamos como papagayos, no observamos el banco. ¿No oyes cerca la resaca?
—Un golpe de timón y salimos adelante, maestro. Está esto tan oscuro, que en la cala de la Guadiana, a medianoche, se ve mejor que aquí.
—Lo creo, Vasco. ¡Uf! ¡Qué olor a pólvora se siente aquí!
—¡Y a cuerda de verdugo, maestro mío!
—Tu, ríete. ¡Quién sabe si dentro de un cuarto de hora te encontrarás colgado de una verga y haciendo trenzados con las piernas!
—¿Lo cree usted así, Hurtado?
—¡Que si lo creo! ¡Mil diablos! ¿No sabes que el Kentucky ha sorprendido al brasileño?
—No, Hurtado. ¿Y los castigaron a todos?
—Como a ladrones. Los corsarios no bromean, y cuando apresan una nave negrera, castigan a la tripulación con verdadera crueldad.
—Pues ya sabemos que el capitán Cabral no nos hará más la competencia.
—No; le colgaron de una verga del Kentucky, así como a toda su tripulación. Se dice que nadie ha visto un fandango tan animado como el que aquellos negreros bailaron.
—¡Me da frío de oírte! ¡Veintisiete hombres bailando la danza de la muerte!
—¡Pues abre bien los ojos si no quieres bailarla tú también! ¡Por los cien mil cuernos del demonio! ¿Qué es lo que se ve allí?
El maestro se levantó violentamente, haciendo oscilar la chalupa, escupió el tabaco que masticaba y dirigió los ojos hacia el Sur, arrugando la frente.
—Es la punta de Fetiche —dijo Vasco.
—La veo.
—¿Y en ella nos espera Bango?
—Sí; le he avisado por medio de los negros costeros.
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Publicado el 24 de febrero de 2017 por Edu Robsy.