Textos más vistos etiquetados como Novela | pág. 4

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etiqueta: Novela


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El Fistol del Diablo

Manuel Payno


Novela


Primera parte

I. Visita misteriosa

Arturo tenía 22 años. Su fisonomía era amable y conservaba la frescura de la juventud y el aspecto candoroso que distingue a las personas cuyo corazón no ha sufrido las tormentas y martirios de las pasiones.

Arturo había sido enviado por sus padres a educarse en un colegio de Inglaterra; y allí, entre los estudios y los recreos inocentes, se había desarrollado su juventud, vigilada por severos maestros. Las nieblas de Inglaterra, el carácter serio y reflexivo de los ingleses y la larga separación de su familia, habían hecho el genio de Arturo un poco triste.

Conocía el amor por instinto, lo deseaba como una necesidad que le reclamaba su corazón, pero nunca lo había experimentado en toda su fuerza; y excepto algunas señas de inteligencia que había hecho a una joven que vivía cerca del colegio, no podía contar más campañas amorosas.

Concluidos sus estudios, regresó a México al lado de su familia, que poseía bastantes comodidades para ocupar una buena posición en la sociedad. Al principio, Arturo extrañó las costumbres inglesas y hasta el idioma; mas poco a poco fue habituándose de nuevo al modo de vivir de su país, y notó además que los ojuelos negros de las mexicanas, su pulido pie y su incomparable gracia, merecían una poca de atención.

El carácter de Arturo se hizo más melancólico, y siempre que volvía de una concurrencia pública, reñía a los criados, le disgustaba la comida, maldecía al país y a su poca civilización, y concluía por encerrarse en su cuarto con un fastidio y un mal humor horribles, cuya causa él mismo no podía adivinar.

Una de tantas noches en que aconteció esto y en que se disponía a marcharse al teatro, se quedó un momento delante de su espejo, pensando que si su figura no era un Adonis, podría al menos hacer alguna impresión en el ánimo de las jóvenes.


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Dominio público
1.588 págs. / 1 día, 22 horas, 20 minutos / 5.522 visitas.

Publicado el 3 de noviembre de 2018 por Edu Robsy.

Fortunata y Jacinta

Benito Pérez Galdós


Novela


Parte 1

Capítulo 1. Juanito Santa Cruz

1

Las noticias más remotas que tengo de la persona que lleva este nombre me las ha dado Jacinto María Villalonga, y alcanzan al tiempo en que este amigo mío y el otro y el de más allá, Zalamero, Joaquinito Pez, Alejandro Miquis, iban a las aulas de la Universidad. No cursaban todos el mismo año, y aunque se reunían en la cátedra de Camús, separábanse en la de Derecho Romano: el chico de Santa Cruz era discípulo de Novar, y Villalonga de Coronado. Ni tenían todos el mismo grado de aplicación: Zalamero, juicioso y circunspecto como pocos, era de los que se ponen en la primera fila de bancos, mirando con faz complacida al profesor mientras explica, y haciendo con la cabeza discretas señales de asentimiento a todo lo que dice. Por el contrario, Santa Cruz y Villalonga se ponían siempre en la grada más alta, envueltos en sus capas y más parecidos a conspiradores que a estudiantes. Allí pasaban el rato charlando por lo bajo, leyendo novelas, dibujando caricaturas o soplándose recíprocamente la lección cuando el catedrático les preguntaba. Juanito Santa Cruz y Miquis llevaron un día una sartén (no sé si a la clase de Novar o a la de Uribe, que explicaba Metafísica) y frieron un par de huevos. Otras muchas tonterías de este jaez cuenta Villalonga, las cuales no copio por no alargar este relato. Todos ellos, a excepción de Miquis que se murió en el 64 soñando con la gloria de Schiller, metieron infernal bulla en el célebre alboroto de la noche de San Daniel. Hasta el formalito Zalamero se descompuso en aquella ruidosa ocasión, dando pitidos y chillando como un salvaje, con lo cual se ganó dos bofetadas de un guardia veterano, sin más consecuencias.


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Dominio público
1.289 págs. / 1 día, 13 horas, 36 minutos / 4.308 visitas.

Publicado el 12 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

El Jugador

Fiódor Mijáilovich Dostoyevski


Novela


I

Por fin estaba de regreso, después de dos semanas de ausencia.

Los nuestros llevaban ya tres días en Ruletenburg. Yo creía que me estarían aguardando como al Mesías; pero me equivocaba. El general, que me recibió indiferente, me habló con altanería y me envió a su hermana. Era evidente que, fuese como fuese, habían conseguido algún préstamo. Hasta me pareció que el general rehuía mis miradas.

María Philippovna, muy atareada, apenas si dijo unas palabras. Sin embargo, aceptó el dinero que le traía, lo contó y escuchó mi relato hasta el fin. Estaban invitados a comer Mezontsov, un francés y también un inglés. Desde luego, aquí, cuando se tiene dinero, se ofrece un gran banquete a los amigos. Costumbre moscovita.

Paulina Alexandrovna, al verme, me preguntó en seguida porqué había tardado tanto en volver, y sin esperar mi respuesta se retiró inmediatamente. Naturalmente que aquello lo hizo adrede. Pero era indispensable, sin embargo, tener una explicación. Tengo el corazón oprimido.

Me habían destinado una pequeña habitación en el quinto piso del hotel. Aquí todo el mundo sabe que pertenezco al séquito del general. Todos se dan aires de importancia, y al general se le considera como a un aristócrata ruso, muy rico.

Antes de la comida, el general tuvo tiempo de hacerme algunos encargos, entre ellos el de cambiar varios billetes de mil francos. Los cambié en el mostrador del hotel. Ahora, durante ocho días por lo menos, van a creernos millonarios.


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Dominio público
156 págs. / 4 horas, 33 minutos / 1.857 visitas.

Publicado el 16 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

El Juguete Rabioso

Roberto Arlt


Novela


Parte 1. Los ladrones

Cuando tenía catorce años me inició en los deleites y afanes de la literatura bandoleresca un viejo zapatero andaluz que tenía su comercio de remendón junto a una ferretería de fachada verde y blanca, en el zaguán de una casa antigua en la calle Rivadavia entre Sud América y Bolivia.

Decoraban el frente del cuchitril las policromas carátulas de los cuadernillos que narraban las aventuras de Montbars el Pirata y de Wenongo el Mohicano. Nosotros los muchachos al salir de la escuela nos deleitábamos observando los cromos que colgaban en la puerta, descoloridos por el sol.

A veces entrábamos a comprarle medio paquete de cigarrillos Barrilete, y el hombre renegaba de tener que dejar el banquillo para mercar con nosotros.

Era cargado de espaldas, carisumido y barbudo,y por añadidura algo cojo, una cojera extraña, el pie redondo como el casco de una mula con el talón vuelto hacia afuera.

Cada vez que le veía recordaba este proverbio, que mi madre acostumbraba a decir: "Guárdate de los señalados de Dios."

Solía echar algunos parrafitos conmigo, y en tanto escogía un descalabrado botín entre el revoltijo de hormas y rollos de cuero, me iniciaba con amarguras de fracasado en el conocimiento de los bandidos más famosos en las tierras de España, o me hacía la apología de un parroquiano rumboso a quien lustraba el calzado y que le favorecía con veinte centavos de propina.

Como era codicioso sonreía al evocar al cliente, y la sórdida sonrisa que no acertaba a hincharle los carrillos arrugábale el labio sobre sus negruzcos dientes.

Cobróme simpatía a pesar de ser un cascarrabias y por algunos cinco centavos de interés me alquilaba sus libracos adquiridos en largas suscripciones.

Así, entregándome la historia de la vida de Diego Corrientes, decía: —Ezte chaval, hijo… ¡qué chaval!… era ma lindo que una rroza y lo mataron lo miguelete…


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Dominio público
128 págs. / 3 horas, 44 minutos / 1.544 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

La Tía Tula

Miguel de Unamuno


Novela


PRÓLOGO

(QUE PUEDE SALTAR EL LECTOR DE NOVELAS)

«Tenía uno [hermano] casi de mi edad, que era el que yo más quería, aunque a todos tenía gran amor y ellos a mí; juntábamonos entrambos a leer vidas de santos… Espantábanos mucho el decir en lo que leíamos que pena y gloria eran para siempre. Acaecíanos estar muchos ratos tratando desto, y gustábamos de decir muchas veces ¡para siempre, siempre, siempre! En pronunciar esto mucho rato era el Señor servido, me quedase en esta niñez imprimido el camino de la verdad. De que vi que era imposible ir adonde me matasen por Dios, ordenábamos ser ermitaños, y en una huerta que había en casa procurábamos, como podíamos, hacer ermitas poniendo unas piedrecillas, que luego se nos caían, y ansí no hallábamos remedio en nada para nuestro deseo; que ahora me pone devoción ver cómo me daba Dios tan presto lo que yo perdí por mi culpa.

»Acuérdome que cuando murió mi madre quedé yo de edad de doce años, poco menos; como yo comencé a entender lo que había perdido, afligida fuime a una imagen de Nuestra Señora y supliquéla fuese mi madre con muchas lágrimas. Paréceme que aunque se hizo con simpleza, que me ha valido, pues conocidamente he hallado a esta Virgen Soberana en cuanto me he encomendado a ella y, en fin, me ha tornado a sí.»

(Del capítulo I de la Vida de la santa Madre Teresa de Jesús, que escribió ella misma por mandado de su confesor.)

«Sea [Dios] alabado por siempre, que tanta merced ha hecho a vuestra merced, pues le ha dado mujer, con quien pueda tener mucho descanso. Sea mucho de enhorabuena, que harto consuelo es para mí pensar que le tiene. A la señora doña María beso siempre las manos muchas veces; aquí tiene una capellana y muchas. Harto quisiéramos poderla gozar; mas si había de ser con los trabajos que por acá hay, más quiero que tenga allá sosiego, que verla acá padecer.»


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Dominio público
105 págs. / 3 horas, 5 minutos / 1.838 visitas.

Publicado el 6 de octubre de 2016 por Edu Robsy.

Cinco Semanas en Globo

Julio Verne


Novela


Capítulo 1

El final de un discurso muy aplaudido. — Presentación del doctor Samuel Fergusson. — " Excelsior. " — Retrato de cuerpo entero del doctor. — Un fatalista convencido. — Comida en el Traveller's Club. — Numerosos brindis de circunstancias

El día 14 de enero de 1862 había asistido un numeroso auditorio a la sesión de la Real Sociedad Geográfica de Londres, plaza de Waterloo, 3. El presidente, sir Francis M … . comunicaba a sus ilustres colegas un hecho importante en un discurso frecuentemente interrumpido por los aplausos.

Aquella notable muestra de elocuencia finalizaba con unas cuantas frases rimbombantes en las que el patriotismo manaba a borbotones: "Inglaterra ha marchado siempre a la cabeza de las naciones (ya se sabe que las naciones marchan universalmente a la cabeza unas de otras) por la intrepidez con que sus viajeros acometen descubrimientos geográficos. (Numerosas muestras de aprobación.) El doctor Samuel Fergusson, uno de sus gloriosos hijos, no faltará a su origen. (Por doquier.¡No! ¡No!) Su tentativa, si la corona el éxito (gritos de: ¡La coronará!), enlazará, completándolas, las nociones dispersas de la cartografía africana (vehemente aprobación), y si fracasa (gritos de: ¡Imposible! ¡Imposible!), quedará consignada en la Historia como una de las más atrevidas concepciones del talento humano. (Entusiasmo frenético.)"

—¡Hurra! ¡Hurra! —aclamó la asamblea, electrizada por tan conmovedoras palabras.

—¡Hurra por el intrépido Fergusson! —exclamó uno de los oyentes más expansivos.


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Dominio público
255 págs. / 7 horas, 26 minutos / 3.040 visitas.

Publicado el 10 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Aves Sin Nido

Clorinda Matto de Turner


Novela


Proemio

Si la historia es el espejo donde las generaciones por venir han de contemplar la imagen de las generaciones que fueron, la novela tiene que ser la fotografía que estereotipe los vicios y las virtudes de un pueblo, con la consiguiente moraleja correctiva para aquellos y el homenaje de admiración para estas.

Es tal, por esto, la importancia de la novela de costumbres, que en sus hojas contiene muchas veces el secreto de la reforma de algunos tipos, cuando no su extinción.

En los países en que, como el nuestro, la Literatura se halla en su cuna, tiene la novela que ejercer mayor influjo en la morigeración de las costumbres, y, por lo tanto, cuando se presenta una obra con tendencias levantadas a regiones superiores a aquellas en que nace y vive la novela cuya trama es puramente amorosa o recreativa, bien puede implorar la atención de su público para que extendiéndole la mano la entregue al pueblo.

¿Quién sabe si después de doblar la última página de este libro se conocerá la importancia de observar atentamente el personal de las autoridades, así eclesiásticas como civiles, que vayan a regir los destinos de los que viven en las apartadas poblaciones del interior del Perú?

¿Quién sabe si se reconocerá la necesidad del matrimonio de los curas como una exigencia social?

Para manifestar esta esperanza me inspiro en la exactitud con que he tomado los cuadros, del natural, presentando al lector la copia para que él juzgue y falle.

Amo con amor de ternura a la raza indígena, por lo mismo que he observado de cerca sus costumbres, encantadoras por su sencillez, y la abyección a que someten esa raza aquellos mandones de villorrio, que, si varían de nombre, no degeneran siquiera del epíteto de tiranos. No otra cosa son, en lo general, los curas, gobernadores, caciques y alcaldes.


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Dominio público
199 págs. / 5 horas, 49 minutos / 1.871 visitas.

Publicado el 22 de enero de 2019 por Edu Robsy.

Panegírico a ‘Travesuras de la niña mala’ de MarioVargas Llosa

Manuel Cerón Mejía


Opinión, reseña, novela, Vargas LLosa


Panegírico a ‘Travesuras de la niña mala’ de Mario Vargas Llosa


Me preguntas, querido lector, si alguna vez: ¿un libro ha salvado mi vida?                      

Mi encuentro con esta novela ocurrió durante mi primer verano en Yanquilandia, hace dieciocho años. En aquel año ejecutaron la sentencia de muerte de Saddam Hussein y, al mismo tiempo, yo había encargado libros por catálogo: Sábato, Gervaise de Latouche y, de Mario Vargas Llosa, ‘Travesuras de la niña mala’ (ed. Alfaguara).

Desde el principio me enganchó (por usar el tópico "atrapar al lector y mantener su interés hasta la última página"). Salí más bien tembloroso. El libro había dado en el blanco. Me había encontrado, pues, con el "lector ideal" de Virginia Woolf: receptivo y reflexivo. Entonces, decía, me sacudió.


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3 págs. / 6 minutos / 845 visitas.

Publicado el 23 de abril de 2024 por Manuel Cerón.

Sab

Gertrudis Gómez de Avellaneda


Novela


Dos palabras al lector

Por distraerse de momentos de ocio y melancolía han sido escritas estas páginas. La autora no tenía entonces la intención de someterlas al terrible tribunal del público.

Tres años ha dormido esta novelita casi olvidada en el fondo de su papelera; leída por algunas personas inteligentes que la han juzgado con benevolencia y habiéndose interesado muchos amigos de la autora en poseer un ejemplar de ella, se determina a imprimirla, creyéndose dispensada de hacer una manifestación del pensamiento, plan y desempeño de la obra, al declarar que la publica sin ningún género de pretensiones.

Acaso si esta novelita se escribiese en el día, la autora, cuyas ideas han sido modificadas, haría en ella algunas variaciones, pero sea por pereza, sea por la repugnancia que sentimos en alterar lo que hemos escrito con una verdadera convicción, (aun cuando esta llegue a vacilar), la autora no ha hecho ninguna mudanza en sus borradores primitivos, y espera que si las personas sensatas encuentran algunos errores esparcidos en estas páginas, no olvidarán que han sido dictadas por los sentimientos algunas veces exagerados pero siempre generosos de la primera juventud.

Primera parte

Capítulo I

¿Quién eres? ¿cuál es tu patria?
…………………
…………………
Las influencias tiranas
de mi estrella, me formaron
monstruo de especies tan raras,
que gozo de heroica estirpe
allá en las dotes del alma
siendo el desprecio del mundo.

CAÑIZARES
 


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Dominio público
171 págs. / 4 horas, 59 minutos / 1.314 visitas.

Publicado el 16 de enero de 2019 por Edu Robsy.

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