Textos mejor valorados etiquetados como Novela | pág. 14

Mostrando 131 a 140 de 975 textos encontrados.


Buscador de títulos

etiqueta: Novela


1213141516

El Desquite de Sandokán

Emilio Salgari


Novela


Primera parte. Sandokan

1. El asalto a la «kotta»

Un relámpago cegador, que dejó ver durante unos instantes las nubes tempestuosas empujadas por un viento furiosísimo, iluminó la bahía de Malludu, una de las más amplias ensenadas que se abren en la costa septentrional de Borneo, más allá del canal de Banguey. Siguió un trueno espantoso que duró bastantes segundos y que semejó el estallido de veinte cañones.

Los altísimos pombo de enormes naranjas, las espléndidas arengas saccharifera., los upas. de jugo venenoso, las gigantescas hojas de los bananos y de las palmas denticuladas se doblegaron y luego se contorsionaron furiosamente bajo una ráfaga terrible que se adentró con ímpetu irresistible en la inmensa selva.

Ya hacía bastantes horas que había caído la noche, una noche oscurísima que solamente iluminaban de vez en cuando, a intervalos larguísimos, los relámpagos.

Parecía como si estuviera a punto de estallar uno de esos formidables ciclones, tan temidos por todos los isleños de las grandes tierras de la Sonda, y sin embargo algunos hombres, indiferentes a la furia del viento, de los truenos y de los inminentes aguaceros, velaban bajo las tenebrosas selvas que circundaban toda la profunda ensenada de Malludu. Cuando un relámpago rasgaba las tinieblas se divisaban sombras humanas alzarse en medio de los matorrales y alargar sus miradas bajo aquella luz, y cuando el trueno cesaba en su fragor en medio de las nubes tempestuosas se oían palabras en la selva:

—¿Nada todavía?

—¡No!

—¿Qué hace Sambigliong?

—No ha vuelto.

—¿Lo habrán matado?

—No es hombre que se deje atrapar. ¡Un viejo malayo como él…!

—El Tigre de Malasia se impacientará.


Leer / Descargar texto


329 págs. / 9 horas, 37 minutos / 1.234 visitas.

Publicado el 26 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

La Caída de un Imperio

Emilio Salgari


Novela


I. La traicion de los «Rajaputras»

En el Assam, como en tantas otras partes de la India, abundan entre las selvas pagodas que hace siglos abandonaron sus sacerdotes por causas desconocidas.

Y hay una, especialmente, que envuelven hoy los árboles por todas partes, que bien poco hubiera tenido que envidiar a la de Madura, una de las más magníficas que hay en la India y que dicen que ha costado veintidós años de trabajo. Es la de Kalikó, que por sus dimensiones enormes, por la magnificencia de sus esculturas, por la altura de sus techos hubiese podido eclipsar hasta a la famosa de Benarés.

En otro tiempo debieron de concurrir a ella numerosas peregrinaciones; después, tal vez por la guerra, los bandidos estranguladores, los que no guardaban consideración ni siquiera a los sacerdotes, suprimieron sus fiestas sagradas y la invadieron las plantas parásitas, que son los peores enemigos de los monumentos indios. Las rótenas, los bejucos, interminables, treparon enroscándose por sus majestuosas columnas, se apretaron alrededor de las enormes figuras de animales, las más veces elefantes de piedra de tamaño gigantesco, intercalados con las más extrañas representaciones de Visnú, y surgieron luego pujantes, creciendo con ímpetu hasta llegar a los altísimos piramidales, envolviéndolo, cubriéndolo, arrollándolo todo.

La vegetación exuberante de la India destruye de un modo espantoso e indescriptible.

Si se abandona por una causa cualquiera un terreno bien cultivado, al cabo de un mes no hay ya casi ni rastro de él: lo ha invadido la maleza y lo ha hecho desaparecer.

¿Abandonan una ciudad sus habitantes después de sufrir un asalto? Al punto aparecen las malas hierbas para atacarla a su vez y cubren y agrietan lentamente casas, templos, plazas, monumentos, baluartes y fortalezas.


Leer / Descargar texto


185 págs. / 5 horas, 24 minutos / 811 visitas.

Publicado el 26 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

El Tesoro del Presidente del Paraguay

Emilio Salgari


Novela


CAPÍTULO PRIMERO. UNA NAVE MISTERIOSA

La noche del día 22 de enero de 1869 un buque de vapor de un porte de 450 a 500 toneladas, con arboladura de goleta y que parecía haber surgido repentinamente del mar, ejecutaba extrañas maniobras cambiando de rumbo cada doscientos o trescientos metros, a distancia de cerca de cuarenta kilómetros de la amplia desembocadura del Río de la Plata en América del Sur.

Su esbelta silueta, su proa provista de espolón, sus numerosas troneras que parecían destinadas a bocas de cañón o por lo menos a cañones de ametralladoras, su velocidad muy superior a la de los buques mercantes, y, sobre todo, sus ochenta hombres quo en aquel momento ocupaban la toldilla, todos armados con fusiles, y su cañón grueso, montado en una torreta blindada que se levantaba delante del árbol de trinquete, le daban a conocer a primera vista, como uno de aquellos barcos llamados cruceros poderosos auxiliares de los buques acorazados.

Ni en el mastelero del mayor, ni en la verga de la randa, ni en el asta dé popa, llevaba bandera alguna que pudiese indicar a qué nación pertenecía, y aunque la noche fuese oscura como la recámara de un cañón y navegase por parajes bastante frecuentados, donde una colisión podía de un momento a otro echarlo a pique, no llevaba ninguna de las luces prescritas por los reglamentos marítimos.

Extrañas conversaciones se cruzaban en lengua española entre los marineros, especialmente entre aquellos que vigilaban a proa, bastante lejos de los oficiales que estaban de pie en el puente de mando, ocupados en escudriñar el mar con poderosos anteojos.

—Dime, Pedro —decía un mozalbete que masticaba con visible satisfacción un gran pedazo de cigarra, volviéndose hacia un contramaestre que estaba apoyado en una pequeña ametralladora tapada con una funda de tela embreada—, ¿se atraca o seguimos navegando?


Leer / Descargar texto


238 págs. / 6 horas, 57 minutos / 622 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

El Capitán Tormenta

Emilio Salgari


Novela


1. Una partida de dados

—¡Siete!

—¡Cinco!

—¡Cuatro!

—¡He ganado!

—¡Por treinta mil cimitarras turcas! ¡Qué suerte la vuestra, señor Perpignano! En dos noches me habéis ganado ochenta cequíes. ¡Esto no puede seguir! ¡Prefiero una descarga de culebrina, aunque la bala sea disparada por esos perros infieles! ¡Por lo menos, no me martirizarán cuando conquisten Famagusta!

—¡Si la conquistan, capitán Laczinski!

—¿Lo ponéis en duda, señor Perpignano?

—De momento, sí. En tanto que estén a nuestro lado los mercenarios no será conquistada. La República sabe elegir a sus soldados.

—Pero no son polacos.

—¡Capitán, no ofendáis a los soldados dálmatas!

—No pretendo tal cosa. Pero si se encontrasen aquí mis compatriotas…

Murmullos amenazadores, que empezaron a oírse en torno a los dos jugadores, unidos al entrechocar de espadas nerviosamente blandidas, hicieron al capitán Laczinski interrumpir sus palabras.

—¡Oh! —exclamó cambiando el tono de su voz y esbozando una sonrisa—. ¡Ya conocéis, bravos mercenarios, que soy amigo de las bromas! Llevamos ya cuatro meses luchando juntos contra esos perros descreídos, que han jurado agujerearnos el pellejo, y sé lo que valéis. De manera, señor Perpignano, que mientras los turcos nos dejan en paz un rato, continuemos nuestra partida. Aún conservo unos veinte cequíes que están ansiando salirse del bolsillo.

Como para desmentir las palabras del capitán, en aquel instante se oyó el estampido del cañón.

—¡Ah, bandidos! ¡Ni por la noche nos dejan tranquilos! —exclamó el polaco parlanchín—. ¡Bah! ¡Todavía nos darán ocasión de perder o ganar unos cuantos cequíes! ¿No os parece, señor Perpignano?

—A vuestra disposición estoy, capitán.

—¡Tiráis vos!


Leer / Descargar texto


119 págs. / 3 horas, 29 minutos / 1.014 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

El León de Damasco

Emilio Salgari


Novela


1. Cristianos pescando sanguijuelas

Cuando la expedición descendió de la cumbre sobre la cual estaba el castillo y alcanzaron las ondulantes llanuras en las que sólo crecían palmeras e higos chumbos, el sol se encontraba ya muy alto en el horizonte.

Incluso aquella zona del territorio, a distancia de Famagusta, presentaba huellas del paso de los turcos, que no dejaban en torno sino ruinas y cadáveres.

Las granjas, tiempo atrás florecientes, se encontraban derruidas; restaba de ellas, como máximo, algún trozo ahumado de pared o un tejado que se sostenía por un milagro de equilibrio, y de vez en cuando se observaban parcelas de terreno cultivado y viñedos devastados.

El capitán turco parecía no advertirlo. Pero sí se daban cuenta de ello los cristianos y en especial el tío Stake. El buen hombre no dejaba de mascullar, sin inquietarse porque pudieran oírle.

—¡Bandidos! ¡Lo han destruido todo, personas y casas! ¿Cuándo llegará para esos criminales la hora del castigo? ¡La República veneciana no dejará impunes estos crímenes! ¡Si así fuese, me convertiría ahora mismo en turco!

Al cabo de media hora de avanzar a todo galope, la expedición desembocó en una especie de plazoleta donde se veían estanques cubiertos de hojas y tallos putrefactos, que descubrían la presencia de la fiebre, escondida entre las descompuestas raíces y el fango del fondo.

A la orilla de uno de ellos, unos cuantos hombres medio desnudos, provistos de largas pértigas, se dedicaban a remover el agua pantanosa.

—Éstos son los primeros pescadores, señor —anunció el turco, haciendo detener su montura.

—¿Son los cautivos de Nicosia? —inquirió la duquesa, intentando ocultar la angustia que la dominaba.


Leer / Descargar texto


133 págs. / 3 horas, 53 minutos / 829 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Los Horrores de la Siberia

Emilio Salgari


Novela


Ver una vez es mejor que oír cien veces.

Proverbio japonés.

CAPITULO I. LOS DESTERRADOS

Tobolsk es una de las más importantes y pintorescas ciudades del Obi. Situada cerca de la confluencia del Tobol y del Irtich, afluente del Obi, alzase orgullosa aún sobre la estepa, haciéndose distinguir desde larga distancia por sus altivas cúpulas pintadas de vivos colores, y por su imponente kremlin, rodeado de almenados muros.

Como todas las ciudades asiáticas, se divide en dos partes completamente diferentes: la ciudad alta, protegida por el kremlin, situado al pie de una roca que se levanta un centenar de metros sobre el río, y en la que se agrupan el palacio de los agentes gubernativos, con cuarteles y pabellones para la guarnición y la policía; las prisiones de los desterrados, la catedral y otra iglesia secundaria. La ciudad baja está compuesta de casas de mezquina apariencia, habitadas por la población indígena y tártara; de chozas con tejados, en los que relucen al sol las chillonas tintas de sus pinturas.

Aunque muy antigua, pues fue erigida a raíz de la conquista de la Siberia, su aspecto es absolutamente moderno, distinguiéndose en ella como único monumento de pasadas edades el obelisco levantado en honor de Iermak, valiente atamán de los cosacos del Don, que, al frente de seis mil guerreros, aseguró a la Rusia en la mitad del siglo XVI la posesión de aquellas regiones que se extienden desde los confines de Europa hasta el estrecho de Behring.

Su población, compuesta en una pequeña parte de rusos, dedicados al comercio de pieles, de tártaros y de samoyedos, consta de unas quince mil almas, pero tiende constantemente a disminuir.

De cuando en cuando aumenta en algunos millares el número de sus vecinos; pero tal aumento es de poca duración y nada agradable ni deseado por los habituales habitantes, porque se trata de desterrados.


Leer / Descargar texto


158 págs. / 4 horas, 38 minutos / 555 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Colmillo Blanco

Jack London


Novela


PRIMERA PARTE: LO SALVAJE

I. La pista de la carne

A un lado y a otro del helado cauce se erguía un oscuro bosque de abetos de ceñudo aspecto. Hacía poco que el viento había despojado a los árboles de la capa de hielo que los cubría y, en medio de la escasa claridad, que se iba debilitando por momentos, parecían inclinarse unos hacia otros, negros y siniestros. Reinaba un profundo silencio en toda la vasta extensión de aquella tierra. Era la desolación misma, sin vida, sin movimiento, tan solitaria y fría que ni siquiera bastaría decir, para describirla, que su esencia era la tristeza. En ella había sus asomos de risa; pero de una risa más terrible que todas las tristezas…, una risa sin alegría, como el sonreír de una esfinge, tan fría como el hielo y con algo de la severa dureza de lo infalible. Era la magistral e inefable sabiduría de la eternidad riéndose de lo fútil de la vida y del esfuerzo que supone. Era el bárbaro y salvaje desierto, aquel desierto de corazón helado, propio de los países del norte.


Información texto

Protegido por copyright
251 págs. / 7 horas, 20 minutos / 599 visitas.

Publicado el 5 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

El Caballero del León

Chrétien de Troyes


Novela, Novela de Caballerías


Arturo, el noble rey de Bretaña, cuyas proezas son para nosotros ejemplos de valor y cortesía, al llegar la fiesta que llamamos Pentecostés, la celebró con todo el fasto propio de la realeza, reuniendo a su corte en Caraduel, en el país de Gales.

Después del banquete, los caballeros formaron grupos junto con las damas, damiselas o doncellas, según ellas les iban llamando para sentarse a su lado. Unos contaban historias, otras hablaban de Amor, de las angustias y tormentos que causa, y de los deleitosos bienes, de que a menudo gozaron los discípulos de su escuela, cuya regla era a la sazón dulce y buena. Hoy, en cambio, Amor ha perdido muchos de sus fieles, le han abandonado casi todos y con ello se ha envilecido, porque, como los que amaban a la antigua usanza conseguían fama de corteses, valientes, generosos y honorables, en nuestros días, Amor se ha vuelto fingimiento. Los que no sienten nada pretenden estar enamorados, pero es mentira, y al fingir que aman, sin ningún fundamento, convierten al amor en ficticio engaño.

Pero hablemos ahora de los que fueron y dejemos a los que están en vida, porque, a mi parecer, un hombre cortés, aun muerto, vale mucho más que un villano vivo. Por ello me complace contar unos hechos muy dignos de escucharse, que tratan de aquel rey tan ejemplar, que se sigue hablando de él, aquí y más allá de estos reinos. Estoy de acuerdo con los Bretones: su fama permanecerá siempre, y gracias a ella, se seguirá recordando a los nobles caballeros a los que eligió y que se esforzaron con gran honra.

Pero aquel día se sorprendieron mucho al ver que el rey se levantaba muy pronto de la mesa, cosa que pesó a algunos y dio mucho que hablar, pues nunca antes había abandonado tan gran fiesta para retirarse a sus aposentos a dormir o descansar. Pero ocurrió aquel día que le retuvo la reina, y tanto se demoró a su lado, que luego, olvidándose de los demás, se abandonó al sueño.


Información texto

Protegido por copyright
132 págs. / 3 horas, 51 minutos / 803 visitas.

Publicado el 7 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

De la Tierra a la Luna

Julio Verne


Novela


Capítulo I. El Gun-Club

En el transcurso de la guerra de Secesión de los Estados Unidos, en Baltimore, ciudad del Estado de Maryland, se creó una nueva sociedad de mucha influencia. Es por todos conocida la energía con que el instinto militar se desenvolvió en aquel pueblo de armadores, mercaderes y fabricantes. Simples comerciantes y tenderos abandonaron su despacho y su mostrador para improvisarse capitanes, coroneles y hasta generales sin haber visto las aulas de West Point, y muy pronto comenzaron a rivalizar dignamente en el arte de la guerra con sus colegas del antiguo continente, alcanzando victorias, lo mismo que éstos, a fuerza de prodigar balas, millones y hombres.

Pero esencialmente en lo que los americanos aventajaron a los europeos, fue en la ciencia de la balística, y no porque sus armas hubiesen llegado a un grado más alto de perfección, sino porque se les dieron dimensiones desusadas y con ellas un alcance desconocido hasta entonces. Respecto a tiros rasantes, directos, parabólicos, oblicuos y de rebote, nada tenían que envidiarles los ingleses, franceses y prusianos, pero los cañones de éstos, los obuses y los morteros, no son más que simples pistolas de bolsillo comparados con las formidables máquinas de artillería norteamericana.

No es extraño. Los yanquis no tienen rivales en el mundo como mecánicos, y nacen ingenieros como los italianos nacen músicos y los alemanes metafísicos. Era, además, natural que aplicasen a la ciencia de la balística su natural ingenio y su característica audacia. Así se explican aquellos cañones gigantescos, mucho menos útiles que las máquinas de coser, pero no menos admirables y mucho más admirados. Conocidas son en este género las maravillas de Parrot, de Dahlgreen y de Rodman. Los Armstrong, los Pallisier y los Treuille de Beaulieu tuvieron que reconocer su inferioridad delante de sus rivales ultramarinos.


Información texto

Protegido por copyright
171 págs. / 4 horas, 59 minutos / 2.648 visitas.

Publicado el 18 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Dos Años de Vacaciones

Julio Verne


Novela


PRÓLOGO

Muchos Robinsones han despertado ya la curiosidad de nuestros jóvenes lectores. Daniel de Foe, en su inmortal Robinsón Crusoé, ha puesto en escena al hombre solo; Wyss, en su Robinsón Suizo, a la familia; Cooper, en El Cráter, a una sociedad con sus múltiples elementos, y yo en La Isla Misteriosa he presentado a algunos sabios luchando con las necesidades de su penosísima situación.

Se ha escrito también El Robinsón de doce años, El Robinsón de los hielos, El Robinsón de las niñas, y otros; pero con ser tan grande el número de novelas que componen la serie de los Robinsones, no la considero completa, y he creído que para ello sería conveniente publicar un libro cuyos protagonistas fueran algunos jovencitos de ocho a trece años, abandonados en una isla, luchando por la vida en medio de las contrariedades ocasionadas por la diferencia de nacionalidad; en una palabra, un colegio de Robinsones.

Verdad es que en Un capitán de quince años procuró demostrar lo que pueden el valor y la inteligencia de un niño enfrente de los peligros y de las dificultades de una responsabilidad muy grande para su edad; pero se me ha ocurrido después que si la enseñanza contenida en dicho libro ha de ser para muchos provechosa, se hacía necesario completarla.

He aquí los dos motivos que me han impulsado a escribir esta nueva obra, que me permito ofrecer al público bajo el título de: Dos años de vacaciones.

JULIO VERNE.

I

—La tempestad. —Un «schooner» desamparado. —Cuatro muchachos en el puente del «Sloughi». —La mesana hecha pedazos. —Visita en el interior del yate. —El grumete medio ahogado. —Una ola por la popa. —La tierra a través de las nieblas de la madrugada. —El banco de arrecifes.


Información texto

Protegido por copyright
341 págs. / 9 horas, 57 minutos / 793 visitas.

Publicado el 19 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

1213141516