Textos más antiguos etiquetados como Teatro disponibles | pág. 18

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Los Burgraves

Victor Hugo


Teatro, drama


Prólogo

En tiempo de Esquilo, la Tesalia era un lugar siniestro. Antiguamente existieron en ella gigantes, y había entonces fantasmas. El viajero que se arriesgaba á pasar Delfos allende y salvaba los vertiginosos bosques del monte Cnemis, creía ver por donde quiera, cerrada la noche, abrirse y fulgurar los ojos de los cíclopes sepultados en las lagunas del Esperquio; las tres mil llorosas oceánidas se le aparecían en tropel en el nublado cielo del Pindo; en los cien valles del Eta encontraba las profundas huellas y los horribles codos de los cien brazos de los hecatónquiros que en otro tiempo cayeron en sus rocas; contemplaba con religioso estupor la señal de las crispadas uñas de Encélado en el costado de Polión. No veía en el horizonte al inmenso Prometeo acostado, como una montaña en otra montaña, sobre cimas rodeadas de tempestades, porque los dioses le habían hecho invisible; pero al través del ramaje de las añosas encinas, llegaban á sus oídos los lamentos del coloso, y oía á intervalos los duros picotazos del monstruoso buitre en los sonoros granitos del monte Otris. Muy á menudo salía del monte Olimpo un rumor de trueno y en aquellos momentos veía el espantado viajero levantarse hacia el Norte, en los resquebrajados montes Cambunios, la deforme cabeza del gigante Hades, dios de las tinieblas interiores; al Oriente, más allá del monte Osa, oía mugir á Ceto, la mujer-ballena; y al Occidente, por encima del monte Calídromo, al través del mar de los Alciones, un viento lejano procedente de Sicilia le traía el horrísono ladrido de la vorágine Escila.


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Dominio público
71 págs. / 2 horas, 5 minutos / 198 visitas.

Publicado el 26 de julio de 2022 por Edu Robsy.

Lucrecia Borgia

Victor Hugo


Teatro, drama


Prefacio

Cuando estaba escribiendo el prefacio de su último drama, el autor volvió á la ocupación de toda su vida, al arte; y continuó sus trabajos predilectos, aun antes de acabar del todo con los adversarios políticos que fueron á distraerle hace dos meses. Por otra parte, dar á luz un nuevo drama seis semanas después del que se había prohibido, era, en cierto modo, censurar al gobierno por su acto; era demostrarle que perdía el tiempo, probándole que el arte y la libertad podían renacer en una noche bajo el torpe pie que los hollaba. Así es que el autor confía sostener de aquí en adelante la lucha política, mientras fuere necesario, sin dejar la obra literaria. Se puede cumplir con los propios deberes y llevar á cabo una misión al mismo tiempo, sin que lo uno perjudique á lo otro: el hombre tiene dos manos.


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Dominio público
65 págs. / 1 hora, 54 minutos / 518 visitas.

Publicado el 26 de julio de 2022 por Edu Robsy.

María Tudor

Victor Hugo


Teatro, drama


Prefacio

Dos maneras hay de apasionar á la multitud en el teatro: por lo grande y por lo verdadero; lo grande influye en las masas; lo verdadero en el individuo.

El objeto del poeta dramático, cualquiera que fuere el conjunto de sus ideas sobre el arte, debe ser siempre, ante todo, buscar lo grande, como Corneille, ó lo verdadero, como Molière, ó lo que sería mejor, alcanzar á la vez ambas cosas, lo grande en lo verdadero y lo verdadero en lo grande, como Shakespeare.

Porque, observémoslo de paso, á Shakespeare le fué dado, y á esto debió la soberanía de su genio, conciliar, unir y amalgamar de continuo en su obra esas dos cualidades, la verdad y la grandeza, cualidades casi contrarias, ó por lo menos tan diferentes, que la falta de cada una de ellas constituye lo inverso de la otra. El escollo de lo verdadero es lo pequeño; el escollo de lo grande es lo falso. En todas las obras de Shakespeare hay algo grande que es verdadero y viceversa; en el centro de todas sus creaciones se encuentra el punto de intersección de lo grandioso y de lo verdadero; y allí donde se cruzan las cosas grandes y las verdaderas, el arte es completo. Shakespeare, así como Miguel Ángel, parece haber sido creado para resolver este problema extraño, cuya simple enunciación parece absurda:—mantenerse siempre en la naturaleza, saliendo de ella algunas veces.—Shakespeare exagera las proporciones, pero conserva la relación. ¡Admirable omnipotencia del poeta! Hace cosas más elevadas que nosotros, que viven como nosotros. Hamlet, por ejemplo, es tan verdadero como cualquiera de nosotros, y más grande; Hamlet es colosal, y sin embargo, verdadero; Hamlet no es como uno de vosotros ó como yo; es como todos; Hamlet no es un hombre, es el hombre.


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Dominio público
76 págs. / 2 horas, 13 minutos / 263 visitas.

Publicado el 27 de julio de 2022 por Edu Robsy.

La Esmeralda

Victor Hugo


Teatro, ópera


Prefacio

Por si acaso alguno recordase una novela al escuchar una ópera, el autor cree de su deber anunciar al público que para introducir en la perspectiva particular de una escena lírica alguna cosa del drama que sirve de base al libro titulado Nuestra Señora de París, ha sido necesario modificar diversamente tan pronto la acción como los caracteres. El de Febo de Châteaupers, por ejemplo, es uno de aquellos que han debido alterarse, haciéndose necesario también otro desenlace. Por lo demás, aunque el autor se haya desviado lo menos posible, y sólo cuando la música lo exigía, de ciertas condiciones indispensables, á su modo de ver, en toda obra pequeña ó grande, no entiende ofrecer aquí á los lectores, ó mejor dicho á los oyentes, sino un bosquejo de ópera más ó menos bien dispuesto para que la obra musical se sobreponga felizmente, un libreto puro y sencillo, cuya publicación se explica por un uso imperioso. En esto no puede ver más que una trama de aquellas que siempre ganarán ocultándose bajo ese rico y deslumbrador bordado que llaman la música.


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Dominio público
26 págs. / 46 minutos / 242 visitas.

Publicado el 27 de julio de 2022 por Edu Robsy.

Ruy Blas

Victor Hugo


Teatro, drama


Prólogo

Tres clases de espectadores componen lo que se ha convenido en llamar público: primera, las mujeres; segunda, los pensadores; y tercera, la multitud propiamente dicha. Lo que esta última pide casi exclusivamente en la obra dramática es la acción; lo que las mujeres quieren ante todo es la pasión; y lo que más en particular buscan los pensadores son los caracteres. Si se estudian atentamente esas tres clases de espectadores, he aquí lo que se observa: la muchedumbre se enamora de tal modo de la acción, que á ser necesario prescinde de los caracteres y de las pasiones; las mujeres, á quienes interesa por otra parte la acción, quedan tan absortas por el desarrollo de las pasiones, que se preocupan poco de los caracteres; y en cuanto á los pensadores, tienen tal afición á ver caracteres, es decir hombres vivos en la escena, que acogiendo con gusto la pasión como incidente natural en la obra dramática, paréceles casi importuna la acción. En esto consiste que la multitud pida sobre todo en el teatro sensaciones; la mujer, emociones; el pensador, ideas: todos quieren un placer; estos, el de los ojos; aquellos, el del corazón; los otros el del espíritu. Á esto se debe que haya en nuestra escena tres clases de obras muy diferentes: una vulgar é inferior, y las otras dos ilustres y superiores; pero todas tres satisfacen una necesidad: el melodrama es para la multitud; para las mujeres, la tragedia, que analiza la pasión; y para los pensadores, la comedia, que pinta la humanidad.


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Dominio público
94 págs. / 2 horas, 46 minutos / 223 visitas.

Publicado el 27 de julio de 2022 por Edu Robsy.

Las Ranas

Aristófanes


Teatro, comedia


Noticia preliminar

Baco, en cuyo honor se celebraban los certámenes trágicos y cómicos por haber tenido origen en sus fiestas, cansado de las malísimas tragedias que se representaban después de la muerte de Sófocles y Eurípides, se decide a descender al infierno en busca de un buen poeta. Para conseguir su objeto, y recordando que Hércules había ya realizado empresa tan peligrosa, llama al templo de este héroe, y después de adquirir las noticias necesarias para el viaje, parte acompañado de su esclavo Jantias y disfrazado con la piel de león y la clava de Alcides.

Al llegar a la laguna Estigia, Caronte le admite en su barca, y durante el trayecto óyese el canto de las ranas, que graznan a su sabor, insultando con su estrepitosa alegría las molestias que el dios experimenta. Este episodio completamente desligado de la comedia es, sin embargo, el que le da título.

Después de varias peripecias que ponen de manifiesto la cobardía de Baco, y de sufrir este los insultos y malos tratamientos de dos taberneras y Éaco, que le confunden con Hércules, penetra en el palacio de Plutón, precisamente cuando todo el infierno se halla conmovido por una terrible disputa entre Esquilo y Eurípides, a causa de pretender este ocupar el trono de la tragedia. Baco es elegido juez, y ambos rivales, en una larga escena interesantísima bajo el punto de vista de crítica literaria, se echan en cara todos los vicios y defectos de sus obras. Cansado Esquilo de las sutilezas y argucias de su adversario, propone la prueba decisiva de pesar los versos de uno y otro en una balanza, y consigue un triunfo completo. En vista de lo cual, Baco se lo lleva a la tierra, desentendiéndose del compromiso contraído con Eurípides; y Esquilo, al partir, entrega el cetro trágico a Sófocles, que ha presenciado la discusión con un silencio lleno de modestia.


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Dominio público
42 págs. / 1 hora, 13 minutos / 338 visitas.

Publicado el 18 de abril de 2023 por Edu Robsy.

La Isla Desierta

Roberto Arlt


Teatro


Personajes

EL JEFE
EMPLEADA 1ª
MANUEL
EMPLEADA 2ª
MARÍA
EMPLEADA 3ª
EMPLEADO 1º
CIPRIANO (MULATO)
EMPLEADO 2º
DIRECTOR
TENEDOR DE LIBROS

Acto único

Escena

Oficina rectangular blanquísima, con ventanal a todo lo ancho del salón, enmarcando un cielo infinito caldeado en azul. Frente a las mesas escritorios, dispuestos en hilera como reclutas, trabajan, inclinados sobre las máquinas de escribir, los empleados. En el centro y en el fondo del salón, la mesa del JEFE, emboscado tras unas gafas negras y con el pelo cortado como la pelambre de un cepillo. Son las dos de la tarde, y una extrema luminosidad pesa sobre estos desdichados simultáneamente encorvados y recortados en el espacio por la desolada simetría de este salón de un décimo piso.


EL JEFE.— Otra equivocación, Manuel.

MANUEL.— ¿Señor?

EL JEFE.— Ha vuelto a equivocarse, Manuel.

MANUEL.— Lo siento, señor.

EL JEFE.— Yo también. (Alcanzándole la planilla.) Corríjala. (Un minuto de silencio.)

EL JEFE.— María.

MARÍA.— ¿Señor?

EL JEFE.— Ha vuelto a equivocarse, María.

MARÍA (acercándose al escritorio del JEFE).— Lo siento, señor.

EL JEFE.— También yo lo voy a sentir cuando tenga que hacerlos echar. Corrija.

Nuevamente hay otro minuto de silencio. Durante este intervalo pasan chimeneas de buques y se oyen las pitadas de un remolcador y el bronco pito de un buque. Automáticamente todos los EMPLEADOS enderezan las espaldas y se quedan mirando la ventana.

EL JEFE (irritado).— ¡A ver si siguen equivocándose! (Pausa.)


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Dominio público
9 págs. / 15 minutos / 399 visitas.

Publicado el 27 de abril de 2023 por Edu Robsy.

El Fabricante de Fantasmas

Roberto Arlt


Teatro


Acto primero

Cuadro primero

Escritorio poligonal, separado de un comedor rectangular por un pasillo. Ambas habitaciones,con dos ventanales abiertos permiten distinguir chimeneas y azoteas de la ciudad.

Escena I

MARTINA le cuenta a ELOÍSA que ha ido a ver a una echadora de cartas que acertó que tenía relaciones con un hombre que además de casado era asesino.

Escena II

Dichos y PEDRO.

PEDRO (entrando de la calle y descubriéndose. Es un hombre elegante, pero descuidado. Por momentos, reservado; en otros, explosivo): Buenas tardes. ¿Cómo está, Martina?

ELOÍSA: Buena tardes.

MARTINA: Bien, ¿Y usted?

PEDRO: Aquí... sin novedad. (Sacando del bolsillo un sobre y entregándoselo a ELOÍSA.) Las entradas. (ELOÍSA abre el sobre.)

MARTINA: ¿Van al cine?

ELOÍSA: No, al teatro. ¡Qué fila!

MARTINA (que se aproxima): Sí, muy atrás.

ELOÍSA (a MARTINA): Este, que es un poco sordo, no va a oír nada.

PEDRO (sentándose junto a la mesa y hojeando una revista): No pude ir más temprano.

MARTINA (a ELOÍSA): ¿Por qué no haces el favor de envolverme ese vestido? (ELOÍSA recoge el vestido.)

ELOÍSA: ¿Te vas ya?

MARTINA: Sí.

ELOÍSA: Bueno. (Sale. Pedro continúa leyendo sin mirar a MARTINA, que lo observa.)

Escena III

MARTINA y PEDRO.

MARTINA (después de un intervalo de silencio): ¿Qué novedades tiene el hombre silencioso?

PEDRO: ¿Eh?

MARTINA: Le decía que hace un hermoso tiempo.


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Dominio público
7 págs. / 13 minutos / 505 visitas.

Publicado el 6 de julio de 2023 por Edu Robsy.

Prueba de Amor

Roberto Arlt


Teatro


Boceto teatral irrepresentable ante personas honestas

Personajes

Guinter
Frida

Acto único

Abierto sobre la escena, un cuarto de baño de muros cubiertos con azulejos blancos, separado de la biblioteca por un tabique de mampostería. La puerta del cuarto de baño comunica con el costado lateral izquierdo del foro, mientras que la puerta de la biblioteca, dando frente a los espectadores, se abre sobre un pasillo. La mesa de la biblioteca aparece anormalmente cubierta por un mantel blanco sobre el cual se distinguen pilas de paquetes pequeños cuyo contenido es imposible discernir. Fría luz invernal ilumina la escena.

Escena 1

Guinter, en traje de calle, pero sin sombrero, entra con paso lento en la biblioteca; mira abstraído durante un instante los paquetes que están sobre la mesa y se acerca a la biblioteca, de la que extrae un libro, que hojea y coloca inmediatamente en el estante. Luego se acerca a la mesa, recoge las cuatro puntas del mantel e improvisa así un bulto. Indeciso, cavila y sale; entra en el cuarto de baño, donde se mira en el espejo.


GUI: Nada más que veintisiete años... y ¡qué viejo estoy...! (Enciende un cigarrillo sentándose en la orilla de la bañera enlozada) Podría estar peor... (Mira en derredor.) Es lógico: con estas cosas no se juega.


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Dominio público
11 págs. / 19 minutos / 144 visitas.

Publicado el 18 de julio de 2023 por Edu Robsy.

Saverio el Cruel

Roberto Arlt


Teatro, farsa, drama


Personajes

SUSANA
DUEÑA DE LA PENSIÓN
JUAN
HOMBRE 1.º
HOMBRE 2.º
PEDRO
JULIA
JUANA
LUISA
ERNESTO
MUCAMA
DIONISIA
SAVERIO
DEMETRIO
SIMONA
ROBERTO
CADDIE
MARÍA
IRVING ESSEL
HERALDO
ERNESTINA
INVITADAS, INVITADOS, VOCES.

Acto primero

Antecámara mixta de biblioteca y vestíbulo. A un costado escalera, enfrente puerta interior, al fondo ventanales.

Escena I

PEDRO, JULIA, SUSANA y JUAN, de edades que oscilan entre 20 y 30 años. JULIA teje en la rueda.

SUSANA (separándose bruscamente del grupo y deteniéndose junto a la escalera). —Entonces yo me detengo aquí y digo: ¿De dónde ha sacado usted que yo soy Susana?

JUAN. —Sí, ya sé, ya sé…

SUSANA (volviendo a la rueda). —Ya debía estar aquí.

PEDRO (consultando su reloj). —Las cinco.

JUAN (mirando su reloj). —Tu reloj adelanta siete minutos. (A SUSANA). —¡Bonita farsa la tuya!

SUSANA (de pie, irónicamente). —Este año no dirán en la estancia que se aburren. La fiesta tiene todas las proporciones de un espectáculo.

JULIA. —Es detestable el procedimiento de hacerle sacar a otro las castañas del fuego.

SUSANA (con indiferencia). —¿Te parece? (JULIA no contesta. SUSANA a JUAN). No te olvides.

JUAN. —Noo. (Mutis de SUSANA).

PEDRO. —¡Qué temperamento!

JULIA (sin levantar la cabeza del tejido). —Suerte que mamá no está. No le divierten mucho estas invenciones.

PEDRO. —Mamá, como siempre, se reiría al final.


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Dominio público
36 págs. / 1 hora, 4 minutos / 297 visitas.

Publicado el 27 de julio de 2023 por Edu Robsy.

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