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Las Fenicias

Eurípides


Teatro, Tragedia, Tragedia griega


Argumento

Si damos fe al escoliasta de Aristófanes (Las Ranas, v. 53) y a lo que nos dice J. A. Hartung (Euripides restitutus, tomo II, pág. 415 y siguientes), la tragedia titulada Las Fenicias es la tercera de una trilogía, cuya primera y segunda fueron, por su orden, Antíope e Hipsípile. El argumento de la Antíope era la fundación de Tebas, y el de Hipsípile el asedio de esta ciudad por los siete capitanes mandados por Adrasto, antes de ocurrir la muerte de los hijos de Edipo.


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Dominio público
47 págs. / 1 hora, 22 minutos / 84 visitas.

Publicado el 20 de junio de 2024 por Edu Robsy.

El Abuelo

Benito Pérez Galdós


Teatro


Prólogo

A los lectores que con tanta indulgencia como constancia me favorecen, debo manifestarles que en la composición de EL ABUELO he querido halagar mi gusto y el de ellos, dando el mayor desarrollo posible, por esta vez, al procedimiento dialogal, y contrayendo a proporciones mínimas las formas descriptiva y narrativa. Creerán, sin duda, como yo, que en esto de las formas artísticas o literarias todo el monte es orégano, y que sólo debemos poner mal ceño a lo que resultare necio, inútil o fastidioso. Claro es que si de los pecados de tontería o vulgaridad fuese yo, en esta o en otra ocasión, culpable, sufriría resignado el desdén de los que me leen; pero al maldecir mi inhabilidad, no creería que el camino es malo, sino que yo no sé andar por él.

El sistema dialogal, adoptado ya en Realidad, nos da la forja expedita y concreta de los caracteres. Estos se hacen, se componen, imitan más fácilmente, digámoslo así, a los seres vivos, cuando manifiestan su contextura moral con su propia palabra, y con ella, como en la vida, nos dan el relieve más o menos hondo y firme de sus acciones. La palabra del autor, narrando y describiendo, no tiene, en términos generales, tanta eficacia, ni da tan directamente la impresión de la verdad espiritual. Siempre es una referencia, algo como la Historia, que nos cuenta los acontecimientos y nos traza retratos y escenas. Con la virtud misteriosa del diálogo parece que vemos y oímos sin mediación extraña el suceso y sus actores, y nos olvidamos más fácilmente del artista oculto; pero no desaparece nunca, ni acaban de esconderle los bastidores del retablo, por bien construidos que estén. La impersonalidad del autor, preconizada hoy por algunos como sistema artístico, no es más que un vano emblema de banderas literarias, que si ondean triunfantes, es por la vigorosa personalidad de los capitanes que en su mano las llevan.


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Dominio público
229 págs. / 6 horas, 41 minutos / 1.575 visitas.

Publicado el 5 de octubre de 2016 por Edu Robsy.

Edipo en Colono

Sófocles


Teatro, Tragedia, Tragedia griega


Personajes

EDIPO
ANTÍGONA, hija de Edipo
ISMENA, hija de Edipo
TESEO, rey de Atenas.
POLINICIO, hijo de Edipo.
CREÓN
UN COLONENSE
UN MENSAJERO
EL CORO, compuesto de ancianos colonenses.

Acto primero

Escena I

EDIPO, ANTÍGONA

Edipo:
Hija de un anciano ciego, Antígona, ¿a qué lugar, a qué ciudad hemos llegado al fin? ¿De qué mano Edipo errante podrá hoy recibir algunos pequeños socorros? Pidiendo poco, obteniendo aún menos, estoy satisfecho de lo que me dan; mi infortunio, el tiempo y mi valor me han enseñado a no desear más. Sin embargo, hija mía, si me encontrases un sitio en que me pudiera sentar, ya junto a algún bosque consagrado a los dioses, ya en otra parte, condúceme allí, haz reposar allí a tu padre, a fin de saber dónde estamos. Extranjeros, debemos interrogar a los ciudadanos y hacer lo que nos indiquen.

Antígona:
Desgraciado Edipo, padre mío, si he de dar crédito a mis ojos, advierto a lo lejos murallas que circundan una ciudad. El lugar donde estamos es sagrado, a juzgar por el laurel, la vid y el olivo, profusos en él, y donde los ruiseñores abundan y hacen oir sus cantos melodiosos. Descansad sobre esta piedra que el arte no ha pulido. La jornada que acabáis de hacer es harto larga para vuestros años.

Edipo:
Ayúdame, hija mía, a sentarme, y guarda a un desgraciado privado de la luz del día.

Antígona:
Dado el tiempo que os sirvo, no ignoro los socorros de que tenéis necesidad.

Edipo:
¿Puedes, pues, decirme a qué lugares hemos llegado?

Antígona:
La ciudad es Atenas, pero el lugar lo ignoro.

Edipo:
Todos los viajeros nos han hablado de esa ciudad.

Antígona:
¿Queréis que vaya a preguntar el nombre del lugar?


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49 págs. / 1 hora, 26 minutos / 1.748 visitas.

Publicado el 20 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Mariana Pineda

Federico García Lorca


Teatro


Personajes

MARIANA PINEDA
ISABEL LA CLAVELA
DOÑA ANGUSTIAS
AMPARO
LUCÍA
NIÑO
NIÑA
SOR CARMEN
NOVICIA PRIMERA
NOVICIA SEGUNDA
MONJA PRIMERA
FERNANDO
DON PEDRO SOTOMAYOR
PEDROSA
ALEGRITO
CONSPIRADOR PRIMERO
CONSPIRADOR SEGUNDO
CONSPIRADOR TERCERO
CONSPIRADOR CUARTO
MUJER DEL VELÓN
NIÑAS
MONJAS

Prólogo

Telón representando el desaparecido arco árabe de las Cucharas y perspectiva de la plaza Bibarrambla. La escena estará encuadrada en un margen amarillento, como una vieja estampa, iluminada en azul, verde, amarillo, rosa y celeste. Una de las casas que se vean estará pintada con escenas marinas y guirnaldas de frutas. Luz de luna. Al fondo, las Niñas cantarán, con acompañamiento, el romance popular:

¡Oh! Qué día tan triste en Granada,
que a las piedras hacía llorar
al ver que Marianita se muere
en cadalso por no declarar.

Marianita, sentada en su cuarto,
no paraba de considerar:
«Si Pedrosa me viera bordando
la bandera de la Libertad».

(De una ventana saldrá una Mujer con un velón encendido. Cesa el Coro).

MUJER.

¡Niña! ¿No me oyes?

NIÑA.

(Desde lejos). ¡Ya voy!

(Por debajo del arco aparece una Niña vestida según la moda del año 1850, que canta).

Como lirio cortaron el lirio,
como rosa cortaron la flor,
como lirio cortaron el lirio,
mas hermosa su alma quedó.

(Lentamente, entra en su casa. Al fondo, el Coro continúa).

¡Oh! Qué día tan triste en Granada,
que a las piedras hacía llorar.

Telón lento


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41 págs. / 1 hora, 13 minutos / 2.488 visitas.

Publicado el 21 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

María Tudor

Victor Hugo


Teatro, drama


Prefacio

Dos maneras hay de apasionar á la multitud en el teatro: por lo grande y por lo verdadero; lo grande influye en las masas; lo verdadero en el individuo.

El objeto del poeta dramático, cualquiera que fuere el conjunto de sus ideas sobre el arte, debe ser siempre, ante todo, buscar lo grande, como Corneille, ó lo verdadero, como Molière, ó lo que sería mejor, alcanzar á la vez ambas cosas, lo grande en lo verdadero y lo verdadero en lo grande, como Shakespeare.

Porque, observémoslo de paso, á Shakespeare le fué dado, y á esto debió la soberanía de su genio, conciliar, unir y amalgamar de continuo en su obra esas dos cualidades, la verdad y la grandeza, cualidades casi contrarias, ó por lo menos tan diferentes, que la falta de cada una de ellas constituye lo inverso de la otra. El escollo de lo verdadero es lo pequeño; el escollo de lo grande es lo falso. En todas las obras de Shakespeare hay algo grande que es verdadero y viceversa; en el centro de todas sus creaciones se encuentra el punto de intersección de lo grandioso y de lo verdadero; y allí donde se cruzan las cosas grandes y las verdaderas, el arte es completo. Shakespeare, así como Miguel Ángel, parece haber sido creado para resolver este problema extraño, cuya simple enunciación parece absurda:—mantenerse siempre en la naturaleza, saliendo de ella algunas veces.—Shakespeare exagera las proporciones, pero conserva la relación. ¡Admirable omnipotencia del poeta! Hace cosas más elevadas que nosotros, que viven como nosotros. Hamlet, por ejemplo, es tan verdadero como cualquiera de nosotros, y más grande; Hamlet es colosal, y sin embargo, verdadero; Hamlet no es como uno de vosotros ó como yo; es como todos; Hamlet no es un hombre, es el hombre.


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Dominio público
76 págs. / 2 horas, 13 minutos / 259 visitas.

Publicado el 27 de julio de 2022 por Edu Robsy.

Las Ranas

Aristófanes


Teatro, comedia


Noticia preliminar

Baco, en cuyo honor se celebraban los certámenes trágicos y cómicos por haber tenido origen en sus fiestas, cansado de las malísimas tragedias que se representaban después de la muerte de Sófocles y Eurípides, se decide a descender al infierno en busca de un buen poeta. Para conseguir su objeto, y recordando que Hércules había ya realizado empresa tan peligrosa, llama al templo de este héroe, y después de adquirir las noticias necesarias para el viaje, parte acompañado de su esclavo Jantias y disfrazado con la piel de león y la clava de Alcides.

Al llegar a la laguna Estigia, Caronte le admite en su barca, y durante el trayecto óyese el canto de las ranas, que graznan a su sabor, insultando con su estrepitosa alegría las molestias que el dios experimenta. Este episodio completamente desligado de la comedia es, sin embargo, el que le da título.

Después de varias peripecias que ponen de manifiesto la cobardía de Baco, y de sufrir este los insultos y malos tratamientos de dos taberneras y Éaco, que le confunden con Hércules, penetra en el palacio de Plutón, precisamente cuando todo el infierno se halla conmovido por una terrible disputa entre Esquilo y Eurípides, a causa de pretender este ocupar el trono de la tragedia. Baco es elegido juez, y ambos rivales, en una larga escena interesantísima bajo el punto de vista de crítica literaria, se echan en cara todos los vicios y defectos de sus obras. Cansado Esquilo de las sutilezas y argucias de su adversario, propone la prueba decisiva de pesar los versos de uno y otro en una balanza, y consigue un triunfo completo. En vista de lo cual, Baco se lo lleva a la tierra, desentendiéndose del compromiso contraído con Eurípides; y Esquilo, al partir, entrega el cetro trágico a Sófocles, que ha presenciado la discusión con un silencio lleno de modestia.


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Dominio público
42 págs. / 1 hora, 13 minutos / 306 visitas.

Publicado el 18 de abril de 2023 por Edu Robsy.

La Cueva de Salamanca

Miguel de Cervantes Saavedra


Teatro, Entremés, Drama


Salen PANCRACIO, LEONARDA y CRISTINA.

PANCRACIO
Enjugad, señora, esas lágrimas, y poned pausa a vuestros suspiros, considerando que cuatro días de ausencia no son siglos. Yo volveré, a lo más largo, a los cinco, si Dios no me quita la vida; aunque será mejor, por no turbar la vuestra, romper mi palabra y dejar esta jornada, que sin mi presencia se podrá casar mi hermana.

LEONARDA
No quiero yo, mi Pancracio y mi señor, que por respeto mío vos parezcáis descortés; id en hora buena y cumplid con vuestras obligaciones, pues las que os llevan son precisas, que yo me apretaré con mi llaga y pasaré mi soledad lo menos mal que pudiere. Solo os encargo la vuelta y que no paséis del término que habéis puesto. Tenme, Cristina, que se me aprieta el corazón.

Desmáyase LEONARDA.

CRISTINA
¡Oh, qué bien hayan las bodas y las fiestas! En verdad, señor, que si yo fuera que vuesa merced, que nunca allá fuera.

PANCRACIO
Entra, hija, por un vidro de agua para echársela en el rostro. Mas espera; direle unas palabras que sé al oído, que tienen virtud para hacer volver de los desmayos.

Dícele las palabras; vuelve LEONARDA diciendo:

LEONARDA
Basta; ello ha de ser forzoso; no hay sino tener paciencia, bien mío; cuanto más os detuviéredes más dilatáis mi contento. Vuestro compadre Leoniso os debe de aguardar ya en el coche. Andad con Dios; que Él os vuelva tan presto y tan bueno como yo deseo.

PANCRACIO
Mi ángel, si gustas que me quede, no me moveré de aquí más que una estatua.

LEONARDA
No, no, descanso mío; que mi gusto está en el vuestro; y por agora mas que os vais, que no os quedéis, pues es vuestra honra la mía.


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Dominio público
11 págs. / 20 minutos / 1.468 visitas.

Publicado el 18 de junio de 2018 por Edu Robsy.

El Último Pecado

Pedro Muñoz Seca


Teatro, comedia


Al Duque de San Pedro de Galatino, que reúne en sí las tres aristocracias: la de la sangre, la del talento y la del dinero.

¡¡in mosque blanque!!

Con mucho cariño
El Autor

Acto primero

Hall de un lujosísimo hotel de San Sebastián. En el lateral Izquierda último término galería que sirve de entrada. En el primer término amplia puerta. En el lateral derecha columnas simulando que el hall se extiende y amplia por este lado. En el foro terraza desde donde se divisa el Monte Igueldo y la Isla de Santa Clara. Es un dia del mes de Agosto, a las siete y media de la tarde. Las luces del hall están encendídas. Epoca actual.


(Al levantarse el telón está en escena PALACIOS, MEDINA, PACHECO y GONZALEZ. Palacios, administrador del hotel, parece francés a primera vista, pero es andaluz. Gasta unos bigotes morrocotudos y viste de chaquet. Medina y González son camareros y Pacheco portero del hotel.)


Pal. (Riñendo a los demás con gran energía.) Y lo digo muy en serio, ¿estamos? Como vuelva a quejarse otro huésped, reúno a la servidumbre, y a éste una torta, y al otro dos patás, los pongo a todos en la mismísima rué.

Med. Crea usted, señor Palacios...

Pal. Estoy ya harto de quejas y de reclamaciones. «Musiú Palé, que esto está mal», «Musiú Palé, que aquello está peor...» ¡Pero señores!...

Pach. Yo le aseguro a usted, señor Palacios...

Pal. Nada, hombre; que estoy convencido: los españoles no sirven para servir. No tienen ustedes finura, ni exquisiteces, ni chique. Antes de la guerra habla aquí cada camarero que quitaba la cabeza. Aquellos eran modales y savuar fer.

Vic. (Camarera, por la derecha.) Musiú Palé, ¿me permite usted el favor?


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Dominio público
68 págs. / 2 horas / 254 visitas.

Publicado el 15 de mayo de 2021 por Edu Robsy.

El Maleficio de la Mariposa

Federico García Lorca


Teatro


Personajes

DOÑA CURIANA
CURIANITA SILVIA
MARIPOSA
GUSANO PRIMERO
GUSANO SEGUNDO
GUSANO TERCERO
CURIANITA SANTA
CURIANAS GUARDIANAS
DOÑA ORGULLOS, madre de Curianita Silvia
CURIANITO EL NENE, hijo de Doña Curiana
ALACRANCITO EL CORTAMIMBRES
CURIANA CAMPESINA PRIMERA
CURIANA CAMPESINA SEGUNDA
OTRAS CURIANAS CAMPESINAS


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Dominio público
23 págs. / 40 minutos / 3.761 visitas.

Publicado el 18 de octubre de 2018 por Edu Robsy.

¡Usted es Ortiz!

Pedro Muñoz Seca


Teatro, Comedia


Caricatura superrealista en tres actos

ACTO PRIMERO

Un gran salón en el castillo de Ortíz de Crochiao, vetusta mansión, casi feudal, situada en las cercanías de Valtablado de Beteta, pueblecito de la provincia de Cuenca.

Hay en este salón una monumental y artística chimenea en el ángulo de la derecha, un balcón en el foro, dos puertas en el lateral izquierda y otra, la de entrada, en la derecha, primer término. Los muebles, magníficos, han conocido la florida época del renacimiento y los tapices y las alfombras y cuanto hay en la estancia, y habrá mucho y bueno, ostenta la pátina de los siglos. Hay una vitrina con abanicos y objetos de arte y dos cuadros del siglo diez y seis, escuela italiana, ricamente enmarcados. Son las once y media de la noche del día 31 de diciembre de 1926. Una mala noche porque unas veces llueve y truena y otras nieva y ventea furiosamente.

Al levantarse el telón la escena está a oscuras. Se escucha el zumbido del viento. Por la cristalera del balcón penetra la viva luz de un relámpago. Un trueno y en seguida se oye dentro la voz de Juan Cerro.

JUAN:

(Dentro.) ¡Ensienda usté, mardita sea er bicarbonato!

EVERILDA:

(Dentro.) ¡Espere usted, cristiano!… (Entra Everilda en escena por la puerta de la derecha y da vueltas a una llave de luz que hay cercana. Golpe a golpe se van encendiendo las bombillas de una gran araña que pende del centro del artesonado. Queda la escena intensamente alumbrada. Everilda, ama de llaves de la familia Ortiz, mujer de cincuenta años, trae dos saquitos de mano y viene muy abrigada, porque acaba de hacer un viaje en automóvil con Juan Cerro, especie de mayordomo, y con Eulogia, cocinera de la casa, mujer joven y algo asustadiza.)

EULOGIA:


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Dominio público
75 págs. / 2 horas, 11 minutos / 706 visitas.

Publicado el 3 de enero de 2017 por Edu Robsy.

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