Textos peor valorados etiquetados como Teatro disponibles | pág. 8

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El Templo Sin Dios

Ramón María Tenreiro


Cuento, teatro


(Tragedia)


Acto único

Bosque. Los gruesos troncos y el oscuro ramaje de los árboles centenarios piérdense en lo alto entre las sombras de la noche. Robustas raíces serpentean enmarañadas por el suelo. Al fondo, a la derecha, la playa del mar. A la izquierda, a media altura del ingente cantil de la costa, una gruta convertida en templo. Recias puertas de bronce cierran su entrada; una caterva de disformes monstruos, tallados en la roca, la guardan y defienden. Desigual escalera abierta en los peñascos sube hasta el templo.

Soledad y silencio. Sólo se escucha el apagado rumor de las hojas de los árboles movidas de la brisa y el blando alentar de las dormidas ondas.

TRES MUJERES, envueltas en oscuros mantos, buscan trabajosamente su camino en las tinieblas. Una de ellas lleva un niño en los brazos. Hablan acobardadas, en voz baja.

ANCIANA.—Creo que hemos llegado. Esos negros peñascos que se levantan hasta el cielo me parece que son los del templo.

MADRE JOVEN.—Sí; aquí es... Sentémonos en las raíces de este árbol. Tengo los brazos muertos. El peso del niño me ha rendido... ¿Faltará mucho para el día?

DONCELLA.—No; ya amanece. La estrella de la mañana brilla ya sobre las ondas.

ANCIANA.—Así, como la ansiada luz del día, llegarán por el mar los que esperamos.

DONCELLA.—¡Ay! ¡Tardan tanto!

MADRE.—Aún no has aprendido a esperar. Cuando te pase como a mí... Cinco veces se marchó ya mi esposo desde que nos hemos casado, ¡Y qué remedio! ¡Aquí no hay de qué vivir!

ANCIANA.—Vosotras quizá podáis esperar con calma. Yo no. Yo soy vieja y soy madre. Cada día le veo morir en las más espantosas muertes; sus lamentos en toda clase de suplicios resuenan en mi oído; su voz clama sin cesar dentro de mi corazón: ¡Madre! ¡Madre!... Cada ola que rompe en la playa me parece que arrastra su cuerpo sin vida.


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Dominio público
14 págs. / 25 minutos / 14 visitas.

Publicado el 17 de diciembre de 2023 por Edu Robsy.

Las Ranas

Aristófanes


Teatro, comedia


Noticia preliminar

Baco, en cuyo honor se celebraban los certámenes trágicos y cómicos por haber tenido origen en sus fiestas, cansado de las malísimas tragedias que se representaban después de la muerte de Sófocles y Eurípides, se decide a descender al infierno en busca de un buen poeta. Para conseguir su objeto, y recordando que Hércules había ya realizado empresa tan peligrosa, llama al templo de este héroe, y después de adquirir las noticias necesarias para el viaje, parte acompañado de su esclavo Jantias y disfrazado con la piel de león y la clava de Alcides.

Al llegar a la laguna Estigia, Caronte le admite en su barca, y durante el trayecto óyese el canto de las ranas, que graznan a su sabor, insultando con su estrepitosa alegría las molestias que el dios experimenta. Este episodio completamente desligado de la comedia es, sin embargo, el que le da título.

Después de varias peripecias que ponen de manifiesto la cobardía de Baco, y de sufrir este los insultos y malos tratamientos de dos taberneras y Éaco, que le confunden con Hércules, penetra en el palacio de Plutón, precisamente cuando todo el infierno se halla conmovido por una terrible disputa entre Esquilo y Eurípides, a causa de pretender este ocupar el trono de la tragedia. Baco es elegido juez, y ambos rivales, en una larga escena interesantísima bajo el punto de vista de crítica literaria, se echan en cara todos los vicios y defectos de sus obras. Cansado Esquilo de las sutilezas y argucias de su adversario, propone la prueba decisiva de pesar los versos de uno y otro en una balanza, y consigue un triunfo completo. En vista de lo cual, Baco se lo lleva a la tierra, desentendiéndose del compromiso contraído con Eurípides; y Esquilo, al partir, entrega el cetro trágico a Sófocles, que ha presenciado la discusión con un silencio lleno de modestia.


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Dominio público
42 págs. / 1 hora, 13 minutos / 328 visitas.

Publicado el 18 de abril de 2023 por Edu Robsy.

El Fabricante de Fantasmas

Roberto Arlt


Teatro


Acto primero

Cuadro primero

Escritorio poligonal, separado de un comedor rectangular por un pasillo. Ambas habitaciones,con dos ventanales abiertos permiten distinguir chimeneas y azoteas de la ciudad.

Escena I

MARTINA le cuenta a ELOÍSA que ha ido a ver a una echadora de cartas que acertó que tenía relaciones con un hombre que además de casado era asesino.

Escena II

Dichos y PEDRO.

PEDRO (entrando de la calle y descubriéndose. Es un hombre elegante, pero descuidado. Por momentos, reservado; en otros, explosivo): Buenas tardes. ¿Cómo está, Martina?

ELOÍSA: Buena tardes.

MARTINA: Bien, ¿Y usted?

PEDRO: Aquí... sin novedad. (Sacando del bolsillo un sobre y entregándoselo a ELOÍSA.) Las entradas. (ELOÍSA abre el sobre.)

MARTINA: ¿Van al cine?

ELOÍSA: No, al teatro. ¡Qué fila!

MARTINA (que se aproxima): Sí, muy atrás.

ELOÍSA (a MARTINA): Este, que es un poco sordo, no va a oír nada.

PEDRO (sentándose junto a la mesa y hojeando una revista): No pude ir más temprano.

MARTINA (a ELOÍSA): ¿Por qué no haces el favor de envolverme ese vestido? (ELOÍSA recoge el vestido.)

ELOÍSA: ¿Te vas ya?

MARTINA: Sí.

ELOÍSA: Bueno. (Sale. Pedro continúa leyendo sin mirar a MARTINA, que lo observa.)

Escena III

MARTINA y PEDRO.

MARTINA (después de un intervalo de silencio): ¿Qué novedades tiene el hombre silencioso?

PEDRO: ¿Eh?

MARTINA: Le decía que hace un hermoso tiempo.


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Dominio público
7 págs. / 13 minutos / 504 visitas.

Publicado el 6 de julio de 2023 por Edu Robsy.

Trescientos Millones

Roberto Arlt


Teatro


A modo de explicación

Siendo reportero policial del diario Crítica, en el año 1927, una mañana del mes de septiembre tuve que hacer una crónica del suicidio de una sirvienta española, soltera, de veinte años de edad, que se mató arrojándose bajo las ruedas de un tranvía que pasaba frente a la puerta de la casa donde trabajaba, a las cinco de la madrugada.

Llegué al lugar del hecho cuando el cuerpo despedazado había sido retirado de allí. Posiblemente no le hubiera dado ninguna importancia al suceso (en aquella época veía cadáveres casi todos los días) si investigaciones que efectué posteriormente en la casa de la suicida no me hubieran proporcionado dos detalles singulares.

Me manifestó la dueña de casa que la noche en que la sirvienta maduró su suicidio, la criada no durmió.

Un examen ocular de la cama de la criada permitió establecer que la sirvienta no se había acostado, y se suponía con todo fundamento que pasó la noche sentada en su baúl de inmigrante. (Hacía un año que había llegado de España.) Al salir la criada a la calle para arrojarse bajo el tranvía se olvidó de apagar la luz.

La suma de estos detalles simples me produjo una impresión profunda.

Durante meses y meses caminé teniendo ante los ojos el espectáculo de una pobre muchacha triste que, sentada a la orilla de un baúl, en un cuartucho de paredes encaladas, piensa en su destino sin esperanza, al amarillo resplandor de una lamparita de veinticinco bujías.

De esa obsesión, que llegó a tener caracteres dolorosos, nació esta obra que, posiblemente nunca hubiera escrito de no haber mediado Leónidas Barletta.

Cuando Barletta organizó el Teatro del Pueblo me pidió que colaborara con él escribiendo una obra para su empresa, en la cual no creía nadie, incluso yo; pero, a pesar de todo, un día me puse a trabajar en ella sin la menor esperanza de éxito.


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Dominio público
43 págs. / 1 hora, 15 minutos / 239 visitas.

Publicado el 28 de julio de 2023 por Edu Robsy.

Saverio el Cruel

Roberto Arlt


Teatro, farsa, drama


Personajes

SUSANA
DUEÑA DE LA PENSIÓN
JUAN
HOMBRE 1.º
HOMBRE 2.º
PEDRO
JULIA
JUANA
LUISA
ERNESTO
MUCAMA
DIONISIA
SAVERIO
DEMETRIO
SIMONA
ROBERTO
CADDIE
MARÍA
IRVING ESSEL
HERALDO
ERNESTINA
INVITADAS, INVITADOS, VOCES.

Acto primero

Antecámara mixta de biblioteca y vestíbulo. A un costado escalera, enfrente puerta interior, al fondo ventanales.

Escena I

PEDRO, JULIA, SUSANA y JUAN, de edades que oscilan entre 20 y 30 años. JULIA teje en la rueda.

SUSANA (separándose bruscamente del grupo y deteniéndose junto a la escalera). —Entonces yo me detengo aquí y digo: ¿De dónde ha sacado usted que yo soy Susana?

JUAN. —Sí, ya sé, ya sé…

SUSANA (volviendo a la rueda). —Ya debía estar aquí.

PEDRO (consultando su reloj). —Las cinco.

JUAN (mirando su reloj). —Tu reloj adelanta siete minutos. (A SUSANA). —¡Bonita farsa la tuya!

SUSANA (de pie, irónicamente). —Este año no dirán en la estancia que se aburren. La fiesta tiene todas las proporciones de un espectáculo.

JULIA. —Es detestable el procedimiento de hacerle sacar a otro las castañas del fuego.

SUSANA (con indiferencia). —¿Te parece? (JULIA no contesta. SUSANA a JUAN). No te olvides.

JUAN. —Noo. (Mutis de SUSANA).

PEDRO. —¡Qué temperamento!

JULIA (sin levantar la cabeza del tejido). —Suerte que mamá no está. No le divierten mucho estas invenciones.

PEDRO. —Mamá, como siempre, se reiría al final.


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Dominio público
36 págs. / 1 hora, 4 minutos / 294 visitas.

Publicado el 27 de julio de 2023 por Edu Robsy.

Orestes

Eurípides


Teatro, Tragedia, Tragedia griega


Argumento

Orestes, después de asesinar a su madre Clitemnestra con ayuda de su hermana Electra y de su amigo Pílades, se ve acometido de las Furias, vengadoras del parricidio, y postrado en su lecho, en donde espera que los ciudadanos de Argos conozcan de su delito y lo condonen o lo absuelvan. Llega entonces de Troya Menelao, hermano de su padre Agamenón y rey de Esparta, juntamente con su esposa Helena, hija de Tindáreo y hermana de Clitemnestra. Helena desembarca primero de noche, y se refugia en el palacio de Agamenón, en donde estaban también sus dos sobrinos, hijos de aquel. Estos, viendo que todos sus esfuerzos para persuadir a Menelao que los defienda en la asamblea de los ciudadanos es inútil, puesto que se les condena a morir apedreados, forman el proyecto de salvarse, o de morir y vengarse de él, apoderándose de Helena y de su hija Hermíone y dándoles muerte en presencia de su esposo y de su padre, e incendiar al mismo tiempo el palacio de Agamenón, ayudados de Pílades, su inseparable compañero. Helena muere, en efecto, a sus manos, aunque desaparece sobrenaturalmente; y cuando están a punto de matar a Hermíone, interviene Apolo que salva a todos la vida, casando a Orestes con ella y a Pílades con Electra, después de declarar que Helena tendrá un asiento en el cielo al lado de Cástor y Pólux.


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Dominio público
47 págs. / 1 hora, 22 minutos / 80 visitas.

Publicado el 19 de junio de 2024 por Edu Robsy.

Las Fenicias

Eurípides


Teatro, Tragedia, Tragedia griega


Argumento

Si damos fe al escoliasta de Aristófanes (Las Ranas, v. 53) y a lo que nos dice J. A. Hartung (Euripides restitutus, tomo II, pág. 415 y siguientes), la tragedia titulada Las Fenicias es la tercera de una trilogía, cuya primera y segunda fueron, por su orden, Antíope e Hipsípile. El argumento de la Antíope era la fundación de Tebas, y el de Hipsípile el asedio de esta ciudad por los siete capitanes mandados por Adrasto, antes de ocurrir la muerte de los hijos de Edipo.


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Dominio público
47 págs. / 1 hora, 22 minutos / 94 visitas.

Publicado el 20 de junio de 2024 por Edu Robsy.

Edipo Rey

Sófocles


Teatro, Tragedia


Personajes

EDIPO
CREÓN
EL GRAN SACERDOTE
TIRESIAS
YOCASTA
EL CRIADO DE LAYO
UN MENSAJERO
UN OFICIAL DE EDIPO
EL CORO, compuesto de ancianos tebanos.

Acto primero

Escena I

EDIPO. El GRAN SACERDOTE. El Coro

Edipo:
Nuevos retoños del antiguo Cadmo, hijos míos. ¿Qué motivo os obliga a venir así a prosternaros en los escalones de este palacio, llevando en la mano las ramas reservadas para los suplicantes? El humo del incienso, los cantos lúgubres, los lamentos resuenan en toda la ciudad.

No os he enviado a nadie, he venido yo mismo, hijos míos, a informarme del motivo de vuestras quejas; sí, Edipo, tan loado en toda Grecia, viene a escucharos. Hablad, pues, ¡oh, anciano! ya que a vos os cuadra explicaros por ellos. ¿Qué temor, qué esperanza os han reunido en este sitio? Contad con el deseo que tengo de auxiliaros. Sería yo insensible si no estuviera conmovido por el estado suplicante en que os veo.


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Dominio público
44 págs. / 1 hora, 17 minutos / 2.531 visitas.

Publicado el 9 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Luces de Bohemia

Ramón María del Valle-Inclán


Teatro, Esperpento


DRAMATIS PERSONAE

MAX ESTRELLA, SU MUJER MADAME COLLET Y SU HIJA CLAUDINITA.
DON LATINO DE HISPALIS.
ZARATUSTRA.
DON GAY. UN PELÓN.
LA CHICA DE LA PORTERA.
PICA LAGARTOS.
UN COIME DE TABERNA.
ENRIQUETA LA PISA BIEN.
EL REY DE PORTUGAL.
UN BORRACHO.
DORIO DE GADEX, RAFAEL DE LOS VÉLEZ, LUCIO VERO, MÍNGUEZ, GÁLVEZ, CLARINITO Y PÉREZ, JÓVENES MODERNISTAS.
PITITO, CAPITÁN DE LOS ÉQUITES MUNICIPALES.
UN SERENO.
LA VOZ DE UN VECINO.
DOS GUARDIAS DEL ORDEN.
SERAFÍN EL BONITO.
UN CELADOR.
UN PRESO.
EL PORTERO DE UNA REDACCIÓN.
DON FILIBERTO, REDACTOR EN JEFE.
EL MINISTRO DE LA GOBERNACIÓN.
DIEGUITO, SECRETARIO DE SU EXCELENCIA.
UN UJIER.
UNA VIEJA PINTADA Y LA LUNARES.
UN JOVEN DESCONOCIDO.
LA MADRE DEL NIÑO MUERTO.
EL EMPEÑISTA.
EL GUARDIA.
LA PORTERA.
UN ALBAÑIL.
UNA VIEJA.
LA TRAPERA.
EL RETIRADO, TODOS DEL BARRIO.
OTRA PORTERA.
UNA VECINA.
BASILIO SOULINAKE.
UN COCHERO DE LA FUNERARIA.
DOS SEPULTUREROS.
RUBÉN DARÍO.
EL MARQUÉS DE BRADOMÍN.
EL POLLO DEL PAY-PAY.
LA PERIODISTA.
TURBAS, GUARDIAS, PERROS, GATOS, UN LORO.

La acción en un Madrid absurdo, brillante y hambriento

ESCENA PRIMERA

Hora crepuscular. Un guardillón con ventano angosto, lleno de sol. Retratos, grabados, autógrafos repartidos por las paredes, sujetos con chinches de dibujante. Conversación lánguida de un hombre ciego y una mujer pelirrubia, triste y fatigada. El hombre ciego es un hiperbólico andaluz, poeta de odas y madrigales, MÁXIMO ESTRELLA. A la pelirrubia, por ser francesa, le dicen en la vecindad MADAMA COLLET.

MAX: Vuelve a leerme la carta del Buey Apis.

MADAMA COLLET: Ten paciencia, Max.

MAX: Pudo esperar a que me enterrasen.

MADAMA COLLET: Le toca ir delante.


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Dominio público
63 págs. / 1 hora, 51 minutos / 3.555 visitas.

Publicado el 19 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Electra

Sófocles


Teatro, Clásico, Tragedia griega


Personajes

Pedagogo
Orestes
Electra
Coro De Doncellas Argivas
Crisótemis
Clitemnestra
Egisto

Electra

(Ante el palacio real de Micenas. Al fondo, la llanura de la Argólide. Amanece.)

PEDAGOGO: ¡Oh, hijo de Agamenón, del jefe del ejército ante Troya! Ahora te es permitido ver lo que siempre has deseado. Esta es la antigua Argos, el suelo consagrado a la hija aguijoneada de Inaco . He aquí, Orestes, el ágora licia del Dios matador de lobos; luego, a la izquierda, el templo ilustre de Hera. Ves, créelo, la rica Micenas, adonde hemos llegado, y la fatídica mansión de los Pelópidas , donde, en otro tiempo, después de la muerte de tu padre, te recibí de manos de tu hermana, y, habiéndote llevado y salvado, te crié hasta esta edad para vengar la muerte paterna. Ahora, pues, Orestes, y tú, el más querido de los huéspedes, Pílades, se trata de deliberar con prontitud sobre lo que es preciso hacer. Ya el brillante resplandor de Helios despierta los cantos matinales de las aves y cae la negra Noche llena de astros. Antes de que hombre alguno salga de la morada, celebrad consejo; porque, en el estado de las cosas, no ha ya lugar a vacilar, sino a obrar.


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Dominio público
38 págs. / 1 hora, 8 minutos / 3.497 visitas.

Publicado el 21 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

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