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Pseudolus

Plauto


Teatro, comedia


Personajes

PSÉUDOLO, esclavo de Simón.
CALIDORO, joven, hijo de Simón.
BALIÓN, rufián.
SIMÓN, viejo.
CALIFÓN, viejo, amigo de Simón.
HARPAX, criado de un militar.
CARINO, joven, amigo de Calidoro.
ESCLAVOS.
CORTESANAS.
UN JOVEN ESCLAVO DE BALIÓN. UN COCINERO.
SIMIA, sicofanta.

La acción transcurre en Atenas.

Argumento

Argumento I

Un militar le da a un rufián quince minas en mano y le deja una copia de su sello para que haga entrega de la joven Fenicio al que le traiga el resto del precio convenido. Al llegar un criado suyo le birla Pséudolo el sello, diciéndole que es Siro, un esclavo del rufián, prestando así un servicio a su joven amo, porque el rufián le entrega la joven a Simia, a quien había hecho pasar por Hárpax, criado del militar. Más tarde se presenta el verdadero Hárpax, y el viejo paga la suma que se había apostado con Pséudolo.

Argumento II

El joven Calidoro está perdidamente enamorado de la cortesana Fenicio, pero no tiene dinero. Un militar, que había comprado a la misma joven por veinte minas, entrega quince y deja a su amiga en casa del rufián, y también una copia de su sello, para que el que trajera un sello igual que aquél y pagara el resto del precio convenido, se llevara consigo a la joven. Se presenta después un sirviente del militar, que había sido enviado por éste para recoger a su amiga. Pséudolo, el esclavo del joven enamorado, engaña a Hárpax, criado del militar, haciéndose pasar por el mayordomo del rufián. Le birla el sello, y a uno que hace pasar por Hárpax le entrega cinco minas que le habían prestado. El falso Hárpax engaña al rufián. La joven queda en poder de Calidoro, y Pséudolo recibe un jarro de vino.


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58 págs. / 1 hora, 43 minutos / 403 visitas.

Publicado el 14 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Timón de Atenas

William Shakespeare


Teatro, Tragedia


DRAMATIS PERSONAE

TIMÓN de Atenas
Un POETA
Un PINTOR
Un JOYERO
LUCILIO, uno de los sirvientes de Timón
Un VIEJO ATENIENSE
Un COMERCIANTE
Un mercero
VENTIDIO, uno de los falsos amigos de Timón. Señor y senador de Atenas
ALCIBÍADES, un capitán ateniense. Señor y senador de Atenas
APEMANTO, un filósofo recalcitrante. Señor y senador de Atenas
Alguien vestido como CUPIDO en la mascarada
Damas vestidas como amazonas en la mascarada
FLAVIO, mayordomo de Timón
FLAMINIO, sirviente de Timón
SERVILIO, sirviente de Timón
Otros sirvientes de Timón
Un BUFÓN
Un PAJE
CAFIS, sirviente de los acreedores de Timón
SIRVIENTE DE ISIDORO, sirviente de los acreedores de Timón
Dos SIRVIENTES DE VARRÓN, sirvientes de los acreedores de Timón
LÚCULO, señor adulador
LUCIO, señor adulador
SEMPRONIO, señor adulador
SIRVIENTE DE LÚCULO
SIRVIENTE DE LUCIO
Tres EXTRANJEROS, uno llamado HOSTILIO
SIRVIENTE DE TITO, otro sirviente de los acreedores
SIRVIENTE DE HORTENSIO, otro sirviente de los acreedores
SIRVIENTE DE FILOTO, otro sirviente de los acreedores
FRINIA, prostituta de Atenas
TIMANDRA, prostituta de Atenas
Los bandidos, LADRONES
SOLDADO del ejército de Alcibíades
Mensajeros, criados, soldados

Escena: Atenas, casa de Timón, bosque, afueras de la ciudad

PRIMER ACTO

ESCENA I

Entran el POETA por una puerta, el PINTOR portando una pintura por otra puerta, seguidos por el JOYERO, el COMERCIANTE y el mercero a través de varias puertas.

POETA Buenos días, señor.

PINTOR Me alegra que esté bien.

POETA Hace mucho no lo veía, ¿cómo va el mundo?

PINTOR Se gasta, señor, a medida que sigue.


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65 págs. / 1 hora, 53 minutos / 466 visitas.

Publicado el 22 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

El Dragoncillo

Pedro Calderón de la Barca


Teatro, Entremés


Personas

GRACIOSO
VILLANO
UN ALCALDE VEJETE
UN SACRISTÁN
UNA CRIADA
UN SOLDADO

El Dragoncillo

Salen el GRACIOSO de villano, TERESA, graciosa, y una CRIADA.

TERESA
Huid, marido, que viene la Justicia
con grande gente acá, y trae codicia
sin duda de prenderos,
cumplido el plazo ya, por los dineros
que a Gil Parrado a deber quedasteis,
de aquellas negras tierras que comprasteis.

GRACIOSO
¿Y es verdad, mujer mía,
que vienen hacia acá?

TERESA
¡Qué bobería!
Pues si verdad no fuera
¿para qué os lo dijera?

GRACIOSO
¿Fuera gran maravilla
dejarla de decir por no decilla?

TERESA
Corred, pues, y meteos en sagrado.

GRACIOSO
Ya correré, mujer, que Dios loado,
ligero so.

TERESA
Pues ¿cómo tan reacio
os estáis?

GRACIOSO
Como yo corro de espacio.

TERESA
Con esas necedades han entrado
ya en casa, y no hay corral, puerta o terrado
por donde os retiréis, y así esconderos
es fuerza si queréis preso no veros…

GRACIOSO
Decidme vos ¿adonde,
cuando yo vengo y otro está, se esconde?

TERESA
¿Malicias, mentecato?
En aqueste pajar por este rato
os entrad, que quizá no caerá en ello.

GRACIOSO
Para otra vez me huelgo de sabello.

Vase. Sale el vejete con vara de alcalde.

VEJETE
¿Está en casa Parrado?

TERESA
No, señor alcalde. Viendo que ha llegado
el plazo de la deuda, retraído
le hallaréis en la iglesia.


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Dominio público
7 págs. / 12 minutos / 821 visitas.

Publicado el 18 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Electra

Benito Pérez Galdós


Teatro


PERSONAJES

Electra (18 años)
Evarista (50 años), esposa de Don Urbano
Máximo (35 años)
Don Salvador Pantoja (50 años)
El Marqués de Ronda (58 años)
Don Leonardo Cuesta, agente de Bolsa (50 años)
Don Urbano García Yuste (55 años)
Mariano, auxiliar de laboratorio
Gil, calculista
Balbina, criada vieja
Patros, criada joven
José, criado viejo
Sor Dorotea
Un Operario
La Sombra de Eleuteria

La acción en Madrid, rigurosamente contemporánea.

ACTO PRIMERO

Sala lujosa en el palacio de los señores de García Yuste. A la derecha, paso al jardín. Al fondo, comunicación con otras salas del edificio. A la derecha primer término, puerta de la habitación de Electra. (Izquierda y derecha se entiende del espectador.)

ESCENA PRIMERA

El Marqués; José, por el foro.

José. Están en el jardín. Pasaré recado.

Marqués. Aguarda. Quiero dar un vistazo a esta sala. No he visitado a los señores de García Yuste desde que habitan su nuevo palacio... ¡Qué lujo!... Hacen bien. Dios les da para todo, y esto no es nada en comparación de lo que consagran a obras benéficas. ¡Siempre tan generosos...!

José. ¡Oh, sí, señor!

Marqués. Y siempre tan retraídos... aunque hay en la familia, según creo, una novedad muy interesante...

José. ¿Novedad? ¡Ah! sí...¿lo dice por...?

Marqués. Oye, José: ¿harás lo que yo te diga?

José. Ya sabe el señor Marqués que nunca olvido los catorce años que le serví... Mande Vuecencia.

Marqués. Pues bien: hoy vengo exclusivamente por conocer a esa señorita que tus amos han traído poco ha de un colegio de Francia.

José. La señorita Electra.


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90 págs. / 2 horas, 38 minutos / 712 visitas.

Publicado el 24 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

La Loca de la Casa

Benito Pérez Galdós


Teatro


Comedia en cuatro actos

Personajes

VICTORIA hija de Moncada.
GABRIELA hija de Moncada.
DOÑA EULALIA, hermana del mismo.
LA MARQUESA DE MALAVELLA.
SOR MARÍA DEL SAGRARIO.
CARMETA, criada de Moncada.
JOSÉ MARÍA CRUZ.
DON JUAN DE MONCADA.
DANIEL, Marqués de Malavella.
JAIME.
HUGUET, amigo y agente de Moncada.
JORDANA, alcalde de Santa Madrona.
LLUCH, portero de la fábrica.
Hermanas de la Caridad, señoras y caballeros del vecindario de Santa Madrona, etc.

La acción es contemporánea, y se supone en un pueblo de los alrededores de Barcelona, designado con el nombre convencional de Santa Madrona.

Imprimo completa esta obra, tal como fue presentada en el Teatro de la Comedia en Octubre del pasado año. Las exigencias de la representación escénica, como resultan hoy de los gustos y hábitos del público (más tolerante con los entreactos interminables, que con los actos de alguna extensión), han impuesto al autor de esta comedia la ley estrecha de la brevedad, y a la brevedad se atiene, salvando, en lo posible, la verdad de los caracteres y la lógica de la acción.

Mientras llega la ocasión crítica de descifrar el enigma que lleva en sí toda obra representable, esta se ofrece al público de lectores, medrosa, sí, pero con menos miedo que ante el público de oyentes. Y si Dios y la excelente compañía de la Comedia le deparan un resultado feliz en la representación, será impresa nuevamente en la forma y dimensiones de obra teatral.

1º de Enero de 1893.

B. P. G.


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120 págs. / 3 horas, 31 minutos / 588 visitas.

Publicado el 1 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

Medida por Medida

William Shakespeare


Teatro, Comedia


Dramatis personae

EL DUQUE Vincentio
ANGELO, su delegado
ESCALO, noble anciano
CLAUDIO, joven caballero
LUCIO, un estrafalario
Otros dos caballeros
EL ALCAIDE
FRAY TOMÁS
FRAY PEDRO
CODO, guardia bobo
ESPUMA, caballero tonto
[POMPEYO], gracioso [sirviente de doña Regozada]
PUTOESPANTO, verdugo
BERNARDINO, preso disoluto
[UN JUEZ]
[VARIO, amigo del Duque]
ISABEL, hermana de Claudio
MARIANA, prometida de Angelo
JULIETA, amada de Claudio
SOR FRANCISCA
DOÑA REGOZADA, alcahueta

Nobles, guardias, ciudadanos, criados, un paje y un mensajero.

Acto I

Escena I

Entran el DUQUE, ESCALO, señores [y acompañamiento].

DUQUE
¡Escalo!

ESCALO
¿Señor?

DUQUE
Exponer los principios del gobierno
haría creer que me gustan los discursos,
pues admito que vuestra sabiduría
en la materia excede los consejos
que mi ciencia puede daros. Solo resta
ponerla en ejercicio, pues sois apto,
y dejar que ambos actúen. Los usos de las gentes,
las leyes ciudadanas y el proceder
de la justicia os son tan conocidos
como a quien más haya ilustrado
el saber y la experiencia. Aquí está mi decreto,
del que no habéis de apartaros.— Llamad
a Angelo, que ante mí comparezca.

[Sale un criado.]

¿Qué figura creéis que mostrará?
Sabed que lo he escogido con esmero
para que me sustituya en mi ausencia:
le doy mi potestad, lo revisto de mi afecto
y otorgo a su delegación cuantos recursos
emplea mi autoridad. ¿Qué os parece?

ESCALO
Si en Viena hay alguien digno
de llevar tanto honor y tal merced,
ese es Angelo.

Entra ANGELO.

DUQUE
Aquí viene.


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Protegido por copyright
62 págs. / 1 hora, 49 minutos / 2.144 visitas.

Publicado el 14 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Orestes

Eurípides


Teatro, Tragedia, Tragedia griega


Argumento

Orestes, después de asesinar a su madre Clitemnestra con ayuda de su hermana Electra y de su amigo Pílades, se ve acometido de las Furias, vengadoras del parricidio, y postrado en su lecho, en donde espera que los ciudadanos de Argos conozcan de su delito y lo condonen o lo absuelvan. Llega entonces de Troya Menelao, hermano de su padre Agamenón y rey de Esparta, juntamente con su esposa Helena, hija de Tindáreo y hermana de Clitemnestra. Helena desembarca primero de noche, y se refugia en el palacio de Agamenón, en donde estaban también sus dos sobrinos, hijos de aquel. Estos, viendo que todos sus esfuerzos para persuadir a Menelao que los defienda en la asamblea de los ciudadanos es inútil, puesto que se les condena a morir apedreados, forman el proyecto de salvarse, o de morir y vengarse de él, apoderándose de Helena y de su hija Hermíone y dándoles muerte en presencia de su esposo y de su padre, e incendiar al mismo tiempo el palacio de Agamenón, ayudados de Pílades, su inseparable compañero. Helena muere, en efecto, a sus manos, aunque desaparece sobrenaturalmente; y cuando están a punto de matar a Hermíone, interviene Apolo que salva a todos la vida, casando a Orestes con ella y a Pílades con Electra, después de declarar que Helena tendrá un asiento en el cielo al lado de Cástor y Pólux.


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Dominio público
47 págs. / 1 hora, 22 minutos / 91 visitas.

Publicado el 19 de junio de 2024 por Edu Robsy.

El Eunuco

Terencio


Teatro, comedia


Prólogo

Si hay quienes deseen complacer a muchos varones principales sin ofender a nadie, el poeta mándase contar por uno de ellos. Y si alguno hubiere a quien le parezca que le han ofendido gravemente de palabra, téngalo por respuesta y no por ofensa, pues él picó primero. El cual, trasladando muchas y zurciéndolas mal, de buenas comedias griegas hizo malas latinas. Ese mismo dio a la escena no ha mucho El fantasma, de Menandro, y en la comedia El Tesoro representó que aquél a quien le pedían el oro había de probar cómo era suyo, antes que el demandante mostrase de dónde tenía aquel tesoro, o quién lo había puesto en la sepultura de su padre.

De hoy más, no se engañe a sí mismo, ni diga entre sí: «Yo ya estoy bien acreditado: sus críticas no me alcanzan». Que no se engañe, le digo; y deje ya de provocar a Terencio. Muchas más cosas podría decirle, que por ahora callaré; mas si persevera en herir, como lo viene haciendo, las descubriré después.

No bien los Ediles compraron esta comedia que vamos a representar, que es El Eunuco, de Menandro, el poeta rancio recabó de ellos que se la dejasen ver. Comienza a representarse en presencia de los magistrados, y alza la voz diciendo que Terencio era ladrón y no poeta, y que había dado a luz una fábula en que ni aun palabras había puesto, porque era la antigua comedia El Adulador, de Nevio y Plauto, de donde había tomado las personas del truhán y del soldado. Si esto es falta, lo será por inadvertencia, no porque el poeta haya querido cometer hurto. Y que esto es así, vosotros mismos lo vais a sentenciar ahora.


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Dominio público
48 págs. / 1 hora, 25 minutos / 248 visitas.

Publicado el 13 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

El Marqués de Bradomín

Ramón María del Valle-Inclán


Diálogo, Teatro


Dedicatoria

Estos diálogos tuvieron hace tiempo vida en el teatro. Es un recuerdo que me sonríe al releer estas páginas: Con ellas envío á Matilde Moreno y á Francisco García Ortega mi saludo de reconocimiento, de admiración y de amistad.

Jornada primera

Un jardín y en el fondo un palacio: El jardín y el palacio tienen esa vejez señorial y melancólica de los lugares por donde en otro tiempo pasó la vida amable de la galantería y del amor. Sentado en la escalinata, donde verdea el musgo, un zagal de pocos años amaestra con los sones de su flauta, una nidada de mirlos prisionera en rústica jaula de cañas. Aquel niño de fabla casi visigótica y ojos de cabra triscadora, con su sayo de estameña y sus guedejas trasquiladas sobre la frente por tonsura casi monacal, parece el hijo de un antiguo siervo de la gleba. La dama pálida y triste, que vive retirada en el palacio, le llama con lánguido capricho Florisel. Por la húmeda avenida de cipreses aparece una vieja de aldea: Tiene los cabellos blancos, los ojos conqueridores y la color bermeja. El manteo, de paño sedán, que sólo luce en las fiestas, lo trae doblado con primor y puesto como una birreta sobre la cofia blanca: Se llama Madre Cruces.

LA MADRE CRUCES:
¿Estás adeprendiéndole la lección á los mirlos?

FLORISEL:
Ya la tienen adeprendida.

LA MADRE CRUCES:
¿Cuántos son?

FLORISEL:
Agora son tres. La señora mi ama echó á volar el que mejor cantaba. Gusto que tiene de verlos libres por los aires.

LA MADRE CRUCES:
¡Para eso es la señora! ¿Y cómo está de sus males?

FLORISEL:
¡Siempre suspirando! ¡Agora la he visto pasar por aquella vereda cogiendo rosas!


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Dominio público
51 págs. / 1 hora, 30 minutos / 515 visitas.

Publicado el 29 de octubre de 2018 por Edu Robsy.

La Cueva de Salamanca

Miguel de Cervantes Saavedra


Teatro, Entremés, Drama


Salen PANCRACIO, LEONARDA y CRISTINA.

PANCRACIO
Enjugad, señora, esas lágrimas, y poned pausa a vuestros suspiros, considerando que cuatro días de ausencia no son siglos. Yo volveré, a lo más largo, a los cinco, si Dios no me quita la vida; aunque será mejor, por no turbar la vuestra, romper mi palabra y dejar esta jornada, que sin mi presencia se podrá casar mi hermana.

LEONARDA
No quiero yo, mi Pancracio y mi señor, que por respeto mío vos parezcáis descortés; id en hora buena y cumplid con vuestras obligaciones, pues las que os llevan son precisas, que yo me apretaré con mi llaga y pasaré mi soledad lo menos mal que pudiere. Solo os encargo la vuelta y que no paséis del término que habéis puesto. Tenme, Cristina, que se me aprieta el corazón.

Desmáyase LEONARDA.

CRISTINA
¡Oh, qué bien hayan las bodas y las fiestas! En verdad, señor, que si yo fuera que vuesa merced, que nunca allá fuera.

PANCRACIO
Entra, hija, por un vidro de agua para echársela en el rostro. Mas espera; direle unas palabras que sé al oído, que tienen virtud para hacer volver de los desmayos.

Dícele las palabras; vuelve LEONARDA diciendo:

LEONARDA
Basta; ello ha de ser forzoso; no hay sino tener paciencia, bien mío; cuanto más os detuviéredes más dilatáis mi contento. Vuestro compadre Leoniso os debe de aguardar ya en el coche. Andad con Dios; que Él os vuelva tan presto y tan bueno como yo deseo.

PANCRACIO
Mi ángel, si gustas que me quede, no me moveré de aquí más que una estatua.

LEONARDA
No, no, descanso mío; que mi gusto está en el vuestro; y por agora mas que os vais, que no os quedéis, pues es vuestra honra la mía.


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Dominio público
11 págs. / 20 minutos / 1.481 visitas.

Publicado el 18 de junio de 2018 por Edu Robsy.

678910