TERROR EXPRESS
Ainhoa Escarti
Juegos olvidados
Jugaba con
los cráneos vacíos, como si se trataran de cáscaras de nuez golpeándose los
unos con los otros. Hacía tiempo que había perdido el interés, ahora nada le
satisfacía. Se quedaba horas mirando su colección de calaveras.
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Aquellos
huesos perdurarán, yo perduraré. – solía pensar.
Sin darse
cuenta pasó siglos encerrado cual anciano anacoreta. Tanto pasó encerrado que
olvidó cómo era ser humano. Todo lo que no fuera él mismo se le asemejaba a
algún evento onírico que le distrajo hace ya mucho tiempo… La realidad de fuera
y la de dentro se difuminaban en su niebla de tedio y siglos ya muertos. Una
mañana alguien llamó a la puerta. Él escuchaba el ruido de fondo pero no sabía
cómo responder, había olvidado las conductas.
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