Textos más cortos etiquetados como Tratado disponibles | pág. 2

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De la Felicidad

Lucio Anneo Séneca


Filosofía, Tratado


I. La opinión común y el acierto

Todos los hombres, hermano Galión, quieren vivir felices, pero al ir a descubrir lo que hace feliz la vida, van a tientas, y no es fácil conseguir la felicidad en la vida, ya que se aleja uno tanto más de ella cuanto más afanosamente se la busque, si ha errado el camino, si éste lleva en sentido contrario, la misma velocidad aumenta la distancia. Hay que determinar, pues, primero lo que apetecemos; luego se ha de considerar por dónde podemos avanzar hacia ello más rápidamente, y veremos por el camino, siempre que sea el bueno, cuánto se adelanta cada día y cuánto nos acercamos a aquéllo que nos impulsa un deseo natural. Mientras erremos de acá para allá sin seguir a otro guía que los rumores y los clamores discordantes que nos llaman hacia distintos lugares, se consumirá entre errores nuestra corta vida, aunque trabajemos día y noche para mejorar nuestro espíritu. Hay que decidir, pues, a dónde nos dirijamos y por dónde, no sin ayuda de algún hombre experto que haya explorado el camino por donde avanzamos, ya que aquí la situación no es la misma que en los demás viajes; en éstos hay algún sendero, y los habitantes a quienes se pregunta no permiten extraviarse; pero aquí el camino más frecuentado y más famoso es el que más engaña. Nada importa, pues, más que no seguir, como ovejas, el rebaño de los que nos preceden, yendo así, no a donde hay que ir, sino a donde se va. Y ciertamente nada nos envuelve en mayores males que acomodarnos al rumor, persuadidos de que lo mejor es lo admitido por el asentimiento de muchos, tener por buenos los ejemplos numerosos y no vivir racionalmente, sino por imitación. De ahí esa aglomeración tan grande de personas que se precipitan unas sobre otras.


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32 págs. / 56 minutos / 4.908 visitas.

Publicado el 18 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

De la Tranquilidad del Ánimo

Lucio Anneo Séneca


Filosofía, Tratado


Capítulo I

Haciendo de mí examen, en mí, oh amigo Sereno, se manifestaron unos vicios tan descubiertos que casi se podían cortar con la mano, y otros más escondidos y no continuados, sino que a ciertos intervalos volvían; y a éstos los tengo por molestísimos, porque, como enemigos vagos, asaltan en las ocasiones, sin dar lugar a estar prevenidos como en tiempo de guerra, ni descuidados como en la paz. Hállome en estado (justo es confesarte la verdad, como a médico) que ni me veo libre de estas culpas que temía y aborrecía, ni me hallo de todo punto rendido a ellas. Véome en tal disposición, que si no es la peor, es por lo menos lamentable y fastidiosa. Ni estoy enfermo ni tengo salud, y no quiero que me digas que los principios de todas las virtudes son tiernos, y que con el tiempo cobran fuerza; porque no ignoro que aun las cosas en que se trabaja por la estimación, como son las dignidades y la fama de elocuentes, con todo lo demás que pende de parecer ajeno, se fortifica con el tiempo, y que así las cosas que tienen verdaderas fuerzas como las que se dejan sobornar con alguna vanidad, esperan a que poco a poco las dé color la duración. Tras esto recelo que la misma costumbre que suele dar constancia a las cosas, no me introduzca más en lo interior los vicios. La conversación larga, así de bienes como de males, engendra amor. Cuál sea esta enfermedad del ánimo perplejo en lo uno y en lo otro, sin ir con fortaleza a lo bueno ni a lo malo, no lo podré mostrar tan bien diciéndolo junto, cuanto dividiéndolo en partes. Diréte lo que a mí me sucede; tú puedes dar nombre a la enfermedad. Estoy poseído de un grande amor a la templanza; así lo confieso. Agrádame la cama no adornada con ambición; no me agrada la vestidura sacada del cofre y prensada con mil tormentos que la fuercen a hacer diferentes visos, sino la casera y común, en que ni hubo cuidado de guardarla ni le ha de haber en ponerla.


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36 págs. / 1 hora, 3 minutos / 2.749 visitas.

Publicado el 14 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

De la Clemencia

Lucio Anneo Séneca


Filosofía, Tratado


Parte 1

I

Me he propuesto escribir de la clemencia, oh Nerón César, para servirte a manera de espejo, y, mostrándote a ti mismo, hacerte llegar al goce más eminente. Que si bien es cierto que el verdadero fruto de las buenas acciones está en haberlas realizado, y no se encuentra premio digno de la virtud fuera de ella misma, dulce es, sin embargo, la contemplación y examen de la buena conciencia, y después de dirigir la vista a esa multitud inmensa, discordante, sediciosa, desenfrenada, dispuesta a lanzarse tanto a la pérdida de otros como a la suya propia, si consiguiese romper su yugo, poder decirse: «Yo soy el preferido de todos los mortales, elegido para desempeñar en la tierra las veces de los dioses; yo soy el árbitro de la vida y la muerte en las naciones, teniendo en mi mano la suerte y condición de cada uno. Lo que la fortuna quiere dar a cada mortal, lo declara por mi boca; de mi respuesta depende la alegría de los pueblos y ciudades. Ninguna parte de la tierra florece sino por mi voluntad y mi favor. Esos millares de espadas que mi paz mantiene ociosas, brillarán a una señal mía: tales naciones quedarán destruidas, tales serán trasladadas, tales recibirán la libertad, aquellas la perderán, aquellos reyes serán esclavos, tales cabezas recibirán la real diadema, tales ciudades se destruirán y tales otras se edificarán; todo esto está en mi mano. Con este poder sobre las cosas, no me he visto arrastrado a mandar suplicios injustos, ni por la ira, ni por la fogosidad juvenil, ni por la temeridad y obstinación de los hombres, que frecuentemente destierran la paciencia de los pechos más tranquilos: ni tampoco por esa gloria cruel que consiste en ostentar el poder por el terror, gloria que con tanta frecuencia ambicionan los dueños de los imperios.


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Publicado el 18 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

Consolación a Marcia

Lucio Anneo Séneca


Filosofía, Tratado


Si no supiese, oh Marcia, que tu ánimo no está menos lejos de las debilidades de la mujer que de sus demás vicios, y que se admiran tus costumbres como ejemplo de la antigüedad, no osaría salir al encuentro de tu dolor, cuando hasta los hombres se abandonan al suyo, le conservan y aún acarician; ni me hubiese lisonjeado, en tiempo tan inoportuno, ante juez tan enemigo y con tan grave acusación, de hacerte perdonar tu infortunio. Inspírame confianza la acreditada fortaleza de tu ánimo y tu virtud probada con brillante testimonio. No se ha olvidado tu conducta con relación a tu padre, al que no amabas menos que a tus hijos, con la diferencia de que no esperabas te sobreviviese, aunque ignoro si lo deseaste; porque el amor inmenso se permite cosas superiores a los sentimientos más legítimos. Mientras te fue posible, impediste a tu padre Cremucio Cordo darse la muerte. Cuando te hizo ver que, rodeado por los satélites de Seyano, no le quedaba otro camino para librarse de la servidumbre, sin alentar su designio, vencida, le devolviste las armas y derramaste lágrimas: verdad es que en público las ocultaste, pero no las escondiste bajo alegre frente; y esto en un siglo en que era grande muestra de piedad no hacer algo impío. Mas en cuanto cambiaron los tiempos, aprovechando la ocasión, pusiste en circulación el genio de tu padre, aquel genio condenado a las llamas; librástele de verdadera muerte, restituyendo a los monumentos públicos los libros que escribió con su sangre aquel varón tan valeroso. Mucho has merecido de las letras romanas, cuyo mejor ornamento había devorado la hoguera: mucho te debe la posteridad, a la que llegarán libres de toda mentira aquellos fieles escritos que tan caros hicieron pagar a su autor.


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Publicado el 14 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

Poética

Aristóteles


Tratado


Capítulo I

1. Trataremos de la Poética y de sus especies, según es cada una; y del modo de ordenar las fábulas, para que la poesía salga perfecta; y asimismo del número y calidad de sus partes, como también de las demás cosas concernientes a este arte; empezando por el orden natural, primero de las primeras. En general, la épica y la tragedia, igualmente que la comedia y la ditirámbica, y por la mayor parte la música de instrumentos, todas vienen a ser imitaciones. Mas difieren entre sí en tres cosas: en cuanto imitan o por medios diversos, o diversas cosas, o diversamente, y no de la misma manera. Porque así como varios imitan muchas cosas copiándolas con colores y figuras, unos por arte, otros por uso y otros por genio; así ni más ni menos en las dichas artes, todas hacen su imitación con número, dicción y armonía, pero de estos instrumentos usan con variedad; v. g., de armonía y número solamente la música fláutica y citarística, y otras semejantes, cual es la de las zampoñas. Con sólo el número sin armonía es la imitación de los bailarines; que también éstos con compases figurados remedan las costumbres, las pasiones y los hechos. Al contrario, la épica hace su imitación sólo con las palabras sueltas o ligadas a los metros, usando de éstos o entreverados, o de un género determinado de versos; estilo que mantiene hasta el día de hoy, pues nada podríamos señalar en que convenga con los mimos de Sofrón y de Xenarco, ni los discursos de Sócrates; ni es del caso el que uno haga la imitación en trímetros, o en elegía, o en otros versos de esta clase. Verdad es que los hombres vulgarmente, acomodando el nombre de poetas al metro, a unos llama elegiacos, a otros épicos; nombrando los poetas, no por la imitación, sino por la razón común del metro; tanto que suelen dar este apellido aun a los que escriben algo de medicina o de música en verso.


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Publicado el 12 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Diálogo de los Oradores

Tácito


Diálogo, Tratado, Oratoria


I

Mucho tiempo ha que deseas saber de mí, Justo Fabio, por qué causa, habiendo florecido en los pasados tiempos en ingenio y fama tantos excelentes oradores, ahora el nuestro, falto de ellos y sin aplauso, apenas conserva el uso del nombre mismo de orador, pues así llamamos únicamente a los antiguos; pero a los elocuentes de estos días, causídicos, abogados, patronos y cualquiera otra cosa menos oradores. A esta tu pregunta no me atreviera yo en verdad a responder y tomar sobre mis hombros el peso de tan grande cuestión en tales términos, que haya de juzgarse mal de nuestros ingenios si a esto no llegan mis alcances, o de mi modo de pensar, si no quiero decir mi parecer, en el caso de que hubiera yo de preferir el mío y no de reproducir cierta conversación de hombres muy discretos, según las circunstancias de ahora, que yo, siendo muy joven, les oí, y en la que estaban tratando esta misma cuestión. Así que el trabajo no está en el ingenio, sino en la memoria, con que poder acordarme de todas aquellas cosas que de boca de estos claros varones escuché, discurridas con sutileza y dichas con gravedad; y declarar con la misma elegancia, con las mismas razones y el mismo orden, las diversas causas que cada uno exponía bastante razonables, manifestando su interior modo de pensar y discurrir; pues no faltó quien, tomando el partido contrario, después de haber censurado y despreciado mucho a los antiguos, antepusiera la elocuencia de nuestro tiempos a la de aquellos.


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Publicado el 15 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

El Arte de la Guerra

Sun Tzu


Tratado, Estrategia


Capítulo 1. Sobre la evaluación

Sun Tzu dice: la guerra es de vital importancia para el Estado; es el dominio de la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o la pérdida del Imperio: es forzoso manejarla bien. No reflexionar seriamente sobre todo lo que le concierne es dar prueba de una culpable indiferencia en lo que respecta a la conservación o pérdida de lo que nos es mas querido; y ello no debe ocurrir entre nosotros.

Hay que valorarla en términos de cinco factores fundamentales, y hacer comparaciones entre diversas condiciones de los bandos rivales, con vistas a determinar el resultado de la guerra. El primero de estos factores es la doctrina; el segundo, el tiempo; el tercero, el terreno; el cuarto, el mando; y el quinto, la disciplina.

La doctrina significa aquello que hace que el pueblo esté en armonía con su gobernante, de modo que le siga donde sea, sin temer por sus vidas ni a correr cualquier peligro.

El tiempo significa el Ying y el Yang, la noche y el día, el frío y el calor, días despejados o lluviosos, y el cambio de las estaciones.

El terreno implica las distancias, y hace referencia a dónde es fácil o difícil desplazarse, y si es campo abierto o lugares estrechos, y esto influencia las posibilidades de supervivencia.

El mando ha de tener como cualidades: sabiduría, sinceridad, benevolencia, coraje y disciplina.

Por último, la disciplina ha de ser comprendida como la organización del ejército, las graduaciones y rangos entre los oficiales, la regulación de las rutas de suministros, y la provisión de material militar al ejército.

Estos cinco factores fundamentales han de ser conocidos por cada general. Aquel que los domina, vence; aquel que no, sale derrotado. Por lo tanto, al trazar los planes, han de compararse los siguiente siete factores, valorando cada uno con el mayor cuidado:

¿Qué dirigente es más sabio y capaz?


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Publicado el 7 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Sobre la Amistad

Marco Tulio Cicerón


Tratado, Filosofía


Introducción

Quinto Mucio (Escévola), el augur, solía contar con su gracejo y gran memoria muchas anécdotas de Gayo Lelio, su suegro, y no vacilaba en ninguna de sus narraciones en tildarlo de sabio; por mi parte, mi padre había puesto mi educación en manos de Escévola en cuanto vestí la toga viril, de tal manera que, hasta donde pudiera y se me permitiera, no me alejara nunca de su lado: por este motivo, yo almacenaba en mi memoria todo cuanto él examinaba con su inteligencia, en especial en aquellos casos donde expresara su parecer de forma concisa y precisa, y me esforzaba en mejorar mis conocimientos merced a su sabiduría. Cuando murió, me dirigí al pontífice Escévola, cuyo carácter y sentido de la justicia me atrevería a decir que es el más destacado de entre todos los ciudadanos romanos. Sin embargo, esas son otras historias; ahora volveré a centrarme en el augur. Si bien son muchas las imágenes que me vienen a la cabeza, recuerdo que una vez en su casa, sentado en el jardín como tenía por costumbre, cuando solamente estábamos presentes unos pocos allegados y yo en total, abordó aquel tema que en entonces corría de boca en boca. De hecho, seguro que recuerdas, Ático, en especial porque tenías mucho trato con Publio Sulpicio cuando él, mientras era tribuno de la plebe, se opuso a Quinto Pompeyo —el entonces cónsul, con el que había sido uña y carne— con extrema ferocidad, qué gran estupor o, mejor dicho, lamento produjo entre todos.


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Publicado el 26 de enero de 2017 por Edu Robsy.

El Político

Baltasar Gracián


Tratado, Política, Filosofía, Biografía


Preliminares

Censura

Del Doctor Pedro de Abella, catedrático de artes en la universidad de Zaragoza

Por comisión del señor doctor Juan Perat, canónigo de la santa iglesia metropolitana de la Seo de Zaragoza, y en lo espiritual y temporal vicario general por el ilustrísimo y reverendísimo señor don Pedro Apaolaza, arzobispo de Zaragoza, del Consejo de Su Majestad, etc., he leído al Católico Fernando, que renaciendo en nuevas memorias podrá servir de ejemplo a los príncipes y de idea a los mayores monarcas. Ofrécelo su Autor ilustrado con erudición curiosa, enseñanza advertida y política prudente, sin haber en él algo que pueda deslucir el renombre de católico, ni ofender a las buenas costumbres. Así lo siento, en Zaragoza, en Palacio, a 9 de noviembre 1640.

El Doctor Pedro de Abella

Licencia

Doy licencia para que se imprima. En Zaragoza, a 12 de noviembre, 1640.

El Doctor Juan Perat,
Oficial y Vicario General

Censura

Del doctor Juan Francisco Andrés de Uztarroz de orden del Excelentísimo Señor Duque de Nochera, Príncipe de Scila, lugarteniente y capitán general en los reinos de Aragón y Navarra

Eterniza las memorias, señor excelentísimo, del glorioso rey don Fernando II de Aragón y V de Castilla este breve diseño de sus heroicas acciones, coloriendo artificiosamente Lorenzo Gracián con el ingenioso pincel de su pluma, no sólo su idea, pero dibuja, en diferentes lejos y distancias, las virtudes y deliquios de otros príncipes. Gloriarse puede la villa de Sos por haber nacido en ella, en la antigua casa de los Sadas, príncipe tan singular, cuya dicha pudieran envidiar muchas ciudades.


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48 págs. / 1 hora, 25 minutos / 1.265 visitas.

Publicado el 18 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

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