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Cómo Debe el Joven Escuchar la Poesía

Plutarco


Tratado, Filosofía


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Querido Marco Sedacio, si como decía el poeta Filóxeno, de las carnes las más sabrosas son las que no son carnes, y de los peces los que no son peces, dejemos que lo demuestren aquellos de los que Catón decía que tenían el paladar más sensible que el corazón. Porque de las cosas que se dicen en la filosofía está claro para nosotros que, con las que no tienen aspecto filosófico, los jóvenes precisamente se complacen más y se ofrecen a sí mismos obedientes y sumisos. En efecto, ellos no sólo se entusiasman con placer cuando leen las fábulas de Esopo y las sentencias poéticas y el Ábaris de Heráclides y el Licón de Aristón, sino también cuando leen las doctrinas sobre las almas, si están mezcladas con mitología. Por ello, conviene vigilar cuidadosamente que ellos sean comedidos no sólo en los placeres de la comida y de la bebida, sino, aún más, que se acostumbren a serlo en las audiciones y lecturas, como usan con moderación de un companage que agrada, y tomen de ellas lo útil y saludable, pues ni las puertas cerradas guardan a una ciudad de su conquista, si por una de ellas se deja entrar a los enemigos, ni la continencia en los demás placeres salva al joven, si se entrega, sin darse cuenta, al que viene de la audición.

Pero cuanto más se apegue este placer al hombre que es dado por naturaleza a sentir y razonar, tanto más daña y destruye, si es descuidado, a aquel que lo acepta. Por tanto, ya que no es, quizá, posible ni provechoso apartar de la poesía a un joven de la edad que tienen ahora mi Soclaro y tu Cleandro, debemos vigilarlos muy bien, porque están más necesitados de dirección en las lecturas que en las calles.


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Publicado el 19 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Discurso Sobre la Primera Década de Tito Livio

Nicolás Maquiavelo


Tratado, Tratado político, Historia


Nicolás Maquiavelo a Zanobi Buondelmonti y Cosme Rucellai

Salud

Os envío un regalo que, si no corresponde a mis obligaciones con vosotros, es el mejor que puede haceros Nicolás Maquiavelo, pues en él he expresado cuanto sé y aprendí en larga práctica y continua enseñanza de las cosas del mundo. No pudiendo desear más de mí, ni vosotros ni ningún otro, tampoco os quejaréis de que no os dé más.

Podrá muy bien suceder que os desagrade la pobreza de mi ingenio cuando estas narraciones mías sean pobres y lo falaz del juicio cuando al discurrir en muchos puntos me engañe. A decir verdad, no sé quién está más obligado, yo a vosotros, que me habéis forzado a escribir lo que por mi propia iniciativa jamás hubiera escrito, o vosotros a mí, en caso de que lo hecho no os satisfaga. Aceptad, pues, esto como se aceptan todas las cosas de los amigos, teniendo más en cuenta la intención del que regala que la cosa regalada, y creed que me satisface pensar que, si me equivoqué en muchas circunstancias, no he incurrido en error al preferiros a todos los demás para la dedicatoria de estos discursos míos, tanto porque haciéndolo así paréceme mostrar alguna gratitud por los beneficios recibidos, como por apartarme de la costumbre en los escritores de dedicar sus obras a príncipes, cegándoles la ambición o la avaricia hasta el punto de elogiar en ellos todo género de virtudes, en vez de censurarles todos los vicios.

Para no incurrir en tal error he elegido, no a los que son príncipes, sino a quienes por sus infinitas buenas cualidades merecen serlo; no a los que pueden prodigarme empleos, honores y riquezas, sino a los que quisieran hacerlo si pudiesen; porque los hombres, juzgando sensatamente, deben estimar a los que son, no a los que pueden ser generosos; a los que saben gobernar un reino, no a los que, sin saber, pueden gobernarlo.


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Publicado el 16 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Discursos sobre la situación de Florencia tras la muerte del joven Lorenzo de Medicis

Nicolás Maquiavelo


Discurso, Tratado, Tratado político


DISCURSUS FLORENTINARUM RERUM POST MORTEM IUNORIS LAURENTII MEDICES

La causa de los frecuentes cambios de constitución en Florencia consiste en no haber sido nunca ni republicana ni monárquica con las cualidades genuinas de cada una de estas formas de gobierno; porque no se puede llamar monarquía estable donde las cosas se hacen según lo que quiere uno y se deliberan con la opinión de muchos, y no puede ser república duradera la que no satisface los humores que si insatisfechos, arruinan la república.

Esta verdad la demuestran los cambios operados en Florencia desde 1393 hasta ahora.

Empezando por la reforma que hizo entonces Maso de Albizzi, se verá que quisieron los florentinos organizar una república aristocrática; pero había en ella tantos defectos, que no vivió más de cuarenta años, y hubiese durado menos a no mantener la unión en Florencia el peligro de la guerra contra los Visconti.


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Publicado el 20 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

El Camino del Samurai

Yamamoto Tsunetomo


Tratado


HAGAKURE (HOJAS OCULTAS)

Hagakure, que significa «oculto bajo las hojas», es un antiguo breviario de caballería inspirado en el célebre código Bushido. Nos expone la Vía del guerrero, cuyos preceptos filosóficos y ética trascendental presentan al Bushi.

Bushido es la aceptación total de la vida, vivir incluso cuando ya no tenemos deseos de vivir. Esto se logra sabiendo morir en cada instante de nuestra vida, viviendo el instante, el aquí y ahora, sumido en el eterno presente, en vez de abandonar el campo de batalla cotidiano. Para el Samurái, la vida es un desafío, y la muerte es preferible a una vida indigna o impura. Esta es la noble y espectacular lección del «HAGAKURE».

Mantenido en secreto durante siglos, el Hagakure fue el libro de cabecera de Yukio Mishima.

He descubierto que la Vía del Samurái reside en la muerte. Durante una crisis, cuando existen tantas posibilidades de vida como de muerte, debemos escoger la muerte. No hay en ello nada difícil; sólo hay que armarse de valentía y actuar. Algunos dicen que morir sin haber acabado su misión es morir en vano. Este razonamiento es el que sostienen los mercaderes hinchados de orgullo que merodean por Osaka; no es más que un razonamiento sofisticado a la vez que una imitación caricaturesca de la ética de los Samurái.

Hacer una elección juiciosa en una situación donde las posibilidades de vivir o de morir se equilibran, es casi imposible. Todos preferimos vivir y es muy natural que el ser humano encuentre siempre buenas razones para continuar viviendo.

El que escoge vivir habiendo fracasado en su empeño, será despreciado y será a la vez un cobarde y un fracasado. El que muere después de haber fracasado, muere de una muerte fanática, que puede parecer inútil. Pero en cambio, no será deshonrado. Tal es la Vía del Samurái.


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Publicado el 25 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Hierón

Jenofonte


Tratado, Filosofía


Un día el poeta Simónides visitó al tirano Hierón. En la conversación que mantuvieron ambos dijo Simónides:

—¿Querrías, oh Hierón, explicarme aquello que es natural que tú conozcas mejor que yo?

—Y ¿qué es eso, contestó Hierón, que realmente yo podría conocer mejor que tú, que eres tan sabio?

—Sé yo, replicó, que tú has sido un particular y que ahora eres tirano; es, pues, natural que tú que has probado ambos estados conozcas mejor que yo en qué se distinguen la vida del tirano y la del particular, en lo que se refiere a alegrías y penas.

—Y ¿por qué, replicó Hierón, tú no me recuerdas, asimismo, lo propio de la vida del particular, puesto que aún eres un particular? Pues creo que, en ese caso, yo te podría mostrar mucho mejor las diferencias que hay en una y en otra.

Entonces dijo Simónides:

—Creo haber observado, oh Hierón, que los particulares disfrutan y se apenan con las imágenes por los ojos, con los sonidos por lo oídos, con los alimentos y bebidas por la boca, y en cuanto a los placeres amorosos, por los órganos que todos sabemos. Respecto a lo frío y a lo cálido, a lo duro y a lo blando, a lo ligero y a lo pesado, a mi entender, también consideramos que disfrutamos y sufrimos por ellos con el cuerpo entero. De los bienes y males, unas veces creemos disfrutar por el alma sola, otras, al contrario, sufrir y otras, también, por el alma y el cuerpo en común. Que disfrutamos del sueño pienso que nos damos cuenta, pero cómo, con qué y cuándo, eso creo que, más bien, lo ignoramos, dijo. Y quizás no tiene nada de extraño, ya que las sensaciones se nos presentan más nítidas cuando estamos despiertos que cuando estamos durmiendo.

A esto respondió Hierón:


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Publicado el 20 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La República de los Lacedemonios

Jenofonte


Tratado, Política


Yo observé hace tiempo que Esparta fue muy poderosa y célebre en la Hélade, como es evidente, aunque era una de las ciudades con menos habitantes, y me sorprendió entonces cómo pudo ocurrir eso. Sin embargo, después que me fijé en la ocupaciones de los espartiatas, ya no me causó sorpresa.

A Licurgo, que les dio las leyes con cuya observancia consiguieron su prosperidad, lo admiro y lo considero el culmen de la sabiduría; pues él, sin imitar a las demás ciudades sino incluso tomando decisiones contrarias a la mayoría de ellas, demostró que su patria las superaba en prosperidad.

Por ejemplo, sobre la procreación, para empezar por el principio, los demás mantienen con una comida, lo más racionada que se pueda tolerar y con el menor condimento posible, a las jóvenes que van a dar a luz y que parecen estar bien educadas; y, por supuesto, las mantienen privadas de vino totalmente o se lo sirven aguado. Como la mayoría de los artesanos son sedentarios, los demás griegos estiman conveniente que las jóvenes trabajen la lana llevando una vida inactiva. Ahora bien, ¿cómo se va a esperar que jóvenes criadas de esta manera engendren algo grandioso? Licurgo, en cambio, pensó que las esclavas también bastaban para producir vestidos y, como consideraba que la procreación era la principal misión de las mujeres libres, en primer lugar, dispuso que el sexo femenino ejercitase sus cuerpos no menos que el masculino. Luego, organizó para las mujeres competiciones entre ellas de carreras y pruebas de fuerza, exactamente igual que lo hizo con los varones, convencido de que de parejas vigorosas también los hijos nacen más robustos.


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Publicado el 20 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Los Trabajos y los Días

Hesíodo


Tratado


Libro I

Proemio

Musas que ilustráis con vuestros cantos, venid de la Pieria, y loando a vuestro Padre Zeus, decid cómo los hombres mortales son desconocidos o célebres, irreprochables o cubiertos de oprobio, por la voluntad del gran Zeus. Porque eleva y derriba fácilmente, abate con facilidad al hombre poderoso y fortalece al débil, castiga al malo y humilla al soberbio, Zeus que truena en las alturas y habita las moradas superiores.

¡Escucha, oh hombre que oyes y ves todo, y conforma nuestros juicios a tu justicia! Por lo que a mí respecte, procuraré decir a Perses unas cuantas verdades.

División de las Érides

No hay una causa única de disensión, sino que hay dos sobre la tierra: la una digna de las alabanzas del sabio, la otra censurable. Obran en sentido diferente. Una es funesta; excita la guerra lamentable y la discordia, y ningún mortal la ama; pero todos le están sometidos necesariamente por la voluntad de los Inmortales. En cuanto a la otra, la oscura Nix la parió la primera, y el alto Crónida que habita en el éter la situó bajo las raíces de la tierra para que fuese mejor con los hombres, pues excita al perezoso al trabajo. En efecto, si un hombre ocioso mira a un rico, se apresura a labrar, a plantar, a gobernar bien su casa. El vecino excita la emulación del vecino, que se apresura a enriquecerse, y esta envidia es buena para los hombres. Con él, el alfarero envidia al alfarero, el obrero envidia al obrero, el mendigo envidia al mendigo y el aedo envidia al aedo.


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Publicado el 29 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Meteorológicos

Aristóteles


Ciencia, filosofía, tratado


Libro I

1. Lugar del presente tratado dentro de la filosofía natural

Se ha tratado ya con anterioridad acerca de las causas primeras de la naturales, así como del orden de los astros con arreglo a la traslación superior y de los elementos corpóreos, <a saber,> cuántos y cuáles son, y de su recíproca transformación, como también acerca de la generación y la corrupción en general. Queda aún <por tratar> una parte de este estudio a la que todos los predecesores han venido llamando meteorología: esto es todo aquello que tiene lugar con arreglo a la naturaleza, pero <de manera> más desordenada que la del primero de los elementos corpóreos, y que se halla en la más inmediata vecindad de la traslación de los astros, v. g.: la <Vía> Láctea, los cometas, las apariciones de <cuerpos> inflamados y móviles y todos aquellos fenómenos que podríamos considerar comunes al aire y al agua, así como todo cuanto son partes y especies de tierra y las propiedades de <dichas> partes; a partir de lo cual estudiaremos las causas de los vientos y de los terremotos, así como todo lo que tiene lugar con arreglo a sus movimientos. Para algunas de estas cuestiones carecemos de explicación, otras, en cambio, llegamos a comprenderlas en cierto modo. Trataremos también de la caída de rayos, de los torbellinos, de los huracanes de fuego y de los demás <fenómenos> que tienen lugar periódicamente en los mismos cuerpos debido a la condensación.

Una vez tratados estos <temas>, veremos si podemos dar alguna explicación, con arreglo al método establecido, sobre los animales y las plantas, tanto en general como en particular; pues una vez expuestas estas cosas, estará prácticamente realizado todo lo que nos propusimos al principio.

Y tras esta introducción, empecemos a tratar de esas cuestiones.


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Publicado el 1 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

Del Sentido y lo Sensible

Aristóteles


Filosofía, tratado


Capítulo I

HEMOS tratado ahora mismo detalladamente del alma en sí misma y de sus diversas facultades. Nuestra labor ha de ser, pues, a continuación, considerar los animales y todas aquellas cosas que poseen vida y descubrir cuáles son sus actividades distintivas o peculiares y cuáles son sus actividades comunes. Hay que presuponer todo lo que se ha dicho ahora mismo acerca del alma, pero hemos de discutir ahora las cuestiones que quedan, relacionadas ante todo con lo que tiene una prioridad natural.

Las características más importantes de los animales, sean comunes o peculiares, son evidentemente las que pertenecen al alma y al cuerpo, tales como la sensación, la memoria, la pasión, el deseo y el apetito en general, y junto a ellas, el placer y la pena; estas cosas, en efecto, pertenecen a la gran mayoría de los seres vivos. Además de éstas, hay algunas que son comunes a todos los seres que participan de la vida, y otras que son peculiares a ciertos animales. Las más importantes de éstas son las que constituyen los cuatro pares siguientes: el velar y el dormir, la juventud y la vejez, la inspiración y la espiración, la vida y la muerte; hemos de investigar ahora qué es cada una de estas cosas, y por qué razones tienen lugar.

Es, además, el deber del filósofo de la naturaleza estudiar los primeros principios de la salud y la enfermedad; porque ni la salud ni la enfermedad pueden ser propiedades de los seres que carecen de vida. De donde se puede decir que la mayoría de los filósofos de la naturaleza y aquellos médicos que ponen un interés especial en su arte, tienen esto en común: el primero acaba por estudiar medicina, y el último basa sus teoría médica en los principios de la ciencia de la naturaleza.


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Publicado el 3 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Ética a Eudemo

Aristóteles


Filosofía, Tratado


Capítulo 1

DE LAS CAUSAS DE LA FELICIDAD

El moralista que en Delos grabó su pensamiento y le puso bajo la protección de Dios, escribió los dos versos siguientes sobre el pórtico del templo de Latona, considerando sin duda el conjunto de todas las condiciones que un hombre solo no puede reunir completamente: lo bueno, lo bello y lo agradable: "Lo justo es lo más bello; la salud lo mejor; obtener lo que se ama es lo más grato al corazón."

No compartimos por completo la idea expresada en esta inscripción, pues en nuestra opinión, la felicidad, que es la más bella y la mejor de las cosas, es, a la vez, la más agradable y la mas dulce. Entre las numerosas consideraciones a que cada especie de cosas y cada naturaleza de objetos pueden dar lugar, y que reclaman un serio examen, unas sólo tienden a conocer la cosa de que uno se ocupa, y otras tienden además a poseerla y hacer de ella todas las aplicaciones posibles. En cuanto a las cuestiones que en estos estudios filosóficos tienen un carácter puramente teórico, las trataremos según se vaya presentando la ocasión y desde el punto de vista especial de esta obra.

Ante todo indagaremos en qué consiste la felicidad y por qué medios se la puede adquirir. Nos preguntaremos si todos aquellos a quienes se da este sobrenombre de dichosos lo son como mero efecto de la naturaleza, a manera que son grandes o pequeños o que difieren por el semblante y la tez; o si son dichosos merced a la enseñanza de cierta ciencia, que sería la de la felicidad; o si acaso lo deben a una especie de práctica y de ejercicio, porque hay una multitud de cualidades diversas que no las deben los hombres ni a la naturaleza ni al estudio, y que sólo se adquieren por el simple hábito; las cuales son malas cuando proceden de malos hábitos y buenas cuando los contraen buenos.


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Publicado el 12 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

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