Instrucciones a todos los sirvientes en general
Cuando tu amo o tu señora llamen a un sirviente por
su nombre, si ese sirviente no se halla presente, ninguno de vosotros ha
de responder, pues entonces vuestras cargas no tendrán fin, y los
propios amos reconocen que es suficiente con que cada sirviente acuda
cuando es llamado.
Cuando hayas cometido una falta, muéstrate siempre insolente y
descarado, y compórtate como si fueras la persona agraviada; eso minará
de inmediato la moral de tu amo o señora.
Si ves que otro sirviente causa un mal a tu amo, no dejes de
ocultarlo, no vaya a ser que te acusen de chivato. No obstante, existe
una excepción en el caso de un sirviente favorito, que es merecidamente
odiado por toda la familia, a la que la prudencia obliga, por tanto, a
atribuir todas las faltas que pueda al favorito.
La cocinera, el mayordomo, el mozo de cuadra, el criado que va al
mercado y todos los demás sirvientes que participan en los gastos de la
familia deben actuar como si todo el patrimonio de su amo tuviera que
dedicarse al ámbito particular de ese sirviente. Por ejemplo, si la
cocinera calcula que el patrimonio de su amo asciende a mil libras al
año, llega a la razonable conclusión de que con mil libras al año se
puede comprar carne suficiente y que, por tanto, no tiene por qué
ahorrar; el mayordomo realiza la misma estimación, y también el mozo de
cuadra y el cochero, y así lo gastaréis todo mientras honráis a vuestro
amo.
Información texto 'Instrucciones a los Sirvientes'