Textos peor valorados etiquetados como Tratado | pág. 6

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El Político

Baltasar Gracián


Tratado, Política, Filosofía, Biografía


Preliminares

Censura

Del Doctor Pedro de Abella, catedrático de artes en la universidad de Zaragoza

Por comisión del señor doctor Juan Perat, canónigo de la santa iglesia metropolitana de la Seo de Zaragoza, y en lo espiritual y temporal vicario general por el ilustrísimo y reverendísimo señor don Pedro Apaolaza, arzobispo de Zaragoza, del Consejo de Su Majestad, etc., he leído al Católico Fernando, que renaciendo en nuevas memorias podrá servir de ejemplo a los príncipes y de idea a los mayores monarcas. Ofrécelo su Autor ilustrado con erudición curiosa, enseñanza advertida y política prudente, sin haber en él algo que pueda deslucir el renombre de católico, ni ofender a las buenas costumbres. Así lo siento, en Zaragoza, en Palacio, a 9 de noviembre 1640.

El Doctor Pedro de Abella

Licencia

Doy licencia para que se imprima. En Zaragoza, a 12 de noviembre, 1640.

El Doctor Juan Perat,
Oficial y Vicario General

Censura

Del doctor Juan Francisco Andrés de Uztarroz de orden del Excelentísimo Señor Duque de Nochera, Príncipe de Scila, lugarteniente y capitán general en los reinos de Aragón y Navarra

Eterniza las memorias, señor excelentísimo, del glorioso rey don Fernando II de Aragón y V de Castilla este breve diseño de sus heroicas acciones, coloriendo artificiosamente Lorenzo Gracián con el ingenioso pincel de su pluma, no sólo su idea, pero dibuja, en diferentes lejos y distancias, las virtudes y deliquios de otros príncipes. Gloriarse puede la villa de Sos por haber nacido en ella, en la antigua casa de los Sadas, príncipe tan singular, cuya dicha pudieran envidiar muchas ciudades.


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Dominio público
48 págs. / 1 hora, 25 minutos / 1.332 visitas.

Publicado el 18 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

De la Naturaleza de las Cosas

Lucrecio


Poesía, tratado, filosofía


Libro primero

Madre de los Romanos, encanto de los dioses y de los hombres, pulcra Venus: Tú alientas los astros que en el ámbito de los cielos giran, las fértiles tierras y el inmenso Océano; todo animal por ti vive y por ti goza de la acción benéfica del Sol; ante la presencia tuya el cielo viste galas, huyen los vientos, la tierra produce olorosas flores, el mar se riza, el espléndido Olimpo llena de luz el Universo, la primavera brilla y el céfiro fecundo, libre, vuela; todos los seres que llenan los espacios, nutridos por tu influencia, festejan tu venida ¡oh diosa!; la gente alegre baila en el ameno prado ó á nado pasa arrebatados ríos; cuanto vive y siente, atraído por tus goces, te sigue hacia donde tú lo impulsas; y lo mismo en el dilatado mar que en los empinados montes, en los intranquilos ríos que en los pacíficos campos, y en el obscuro bosque, mansión de aves, todos los corazones por ti arden en irresistible llama de amor, y con estímulo deleitoso los siglos se propagan.


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Dominio público
209 págs. / 6 horas, 6 minutos / 1.775 visitas.

Publicado el 5 de agosto de 2020 por Edu Robsy.

Lo Bello y lo Sublime

Immanuel Kant


Filosofía, tratado


Con el título de «Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime» publicó Kant en Königsberg (1764) este ensayo de vario y atrayente contenido. Numerosas ediciones sueltas se han hecho de este encantador tratadito, sin contar las varias ediciones de las obras completas del autor.

Más que de estética, en el sentido estricto de la palabra, tratan las «Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime» de asuntos varios, moral, psicología, descripción de los caracteres individuales y nacionales; en suma, de toda suerte de temas interesantes que pueden ocurrirse alrededor del asunto principal. Está escrito en estilo fácil y cómodo —extraña excepción en la obra de Kant—, lleno de ingenio, alegría, penetración, con una sencillez encantadora. Se comprende fácilmente que un crítico haya podido comparar a Kant —refiriéndose a esta obra— con «La Bruyère», el autor de los «Caracteres».

En este ensayo es donde Kant ataca por primera vez el problema estético, y aunque sus ideas fundamentales acerca del arte y la belleza se hallan sistemáticamente expuestas en su obra posterior, la «Crítica del Juicio», tienen, sin embargo, las «Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime» cierto interés para el conocimiento de los orígenes de la estética kantiana. Pero sobre todo constituyen, como hemos dicho, una serie de delicadas ocurrencias, de certeras observaciones, de agudas críticas, sin el aparato solemne de la exposición didáctica.

Capítulo I

Sobre los diferentes objetos del sentimiento de lo sublime y de lo bello.


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Dominio público
53 págs. / 1 hora, 32 minutos / 515 visitas.

Publicado el 31 de octubre de 2021 por Edu Robsy.

Corbacho

Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera


Tratado, Religión, Ética


Prólogo

Jesús

Libro compuesto por Alfonso Martínez de Toledo Arcipreste de Talavera en edad suya de cuarenta años, acabado a quince de marzo, año del nacimiento del Nuestro Salvador Jesucristo de mil cuatrocientos treinta y ocho años. Sin bautismo sea por nombre llamado Arcipreste de Talavera dondequiera que fuere llevado.

En el nombre de la santa trinidad, padre, hijo y espíritu santo, tres personas y un solo Dios verdadero, hacedor, ordenador y componedor de todas las cosas, sin el cual cosa ni puede ser bien hecha, ni bien dicha, comenzada, mediada ni finalizada, habiendo por medianera, intercesora y abogada a la humilde sin mancilla virgen Santa María. Por ende, yo, Martín Alfonso de Toledo, bachiller en decretos, arcipreste de Talavera, capellán de nuestro señor el rey de Castilla don Juan —que Dios mantenga por luengos tiempos y buenos— aunque indigno propuse de hacer un compendio breve en romance para información algún tanto de aquellos que les pluguiere leerlo, y leído retenerlo, y retenido, por obra ponerlo; especialmente para algunos que no han hollado el mundo ni han bebido de sus amargos brebajes ni han gustado de sus viandas amargas, que para los que saben y han visto, sentido y oído no lo escribo ni digo, que su saber les basta para defenderse de las cosas contrarias. Y va en cuatro principales partes dividido: en la primera hablaré de reprobación de loco amor. Y en la segunda diré de las condiciones algún tanto de las viciosas mujeres. Y en la tercera proseguiré las complexiones de los hombres (cuáles son o qué virtud tienen para amar o ser amados). En la cuarta concluiré reprobando la común manera de hablar de los hados, venturas, fortunas, signos y planetas, reprobada por la santa madre iglesia y por aquellos en que Dios dio sentido, seso y juicio natural, y entendimiento racional. Esto por cuanto algunos quieren decir que si amando pecan que su hado o ventura se lo procuraron.


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Dominio público
233 págs. / 6 horas, 48 minutos / 247 visitas.

Publicado el 19 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

Arte de Amar

Ovidio


Poesía, tratado


Introducción

De Ovidio y de sus obras han escrito otras plumas más bien cortadas que la mía; y así fuera temeridad querer añadir, o superfluidad copiar a los eruditos que emprendieron aquel trabajo. Demás de que los comentarios y rapsodias no son ya del gusto de nuestro siglo; en el cual, como en todos, el que aspira a instruirse con solidez es necesario que recurra a las fuentes, sin contentarse con vagas repeticiones, y noticias tal vez corrompidas.

Pero yo traduzco un poema de Ovidio, que ha de andar en manos de todos, y entre mis lectores habrá muchos que no han oído siquiera su nombre; y otros que apenas tienen idea superficial de él y de sus poesías. Y he aquí por qué no puedo pasar del todo en silencio algunas circunstancias de este meritísimo autor.

P. Ovidio Nasón, caballero romano, nació en Sulmona, ciudad del Abruzo, cuarenta y tres años antes de la era vulgar, el mismo día en que fue muerto el elocuente Cicerón. En Roma, a donde fue llevado de corta edad, se dio a las letras bajo la dirección de Plocio Gripo; y mostrando agudo ingenio, a los dieciséis años le enviaron a Atenas, donde estudió las ciencias, y se perfeccionó en la lengua griega. Las escuelas atenienses eran por entonces frecuentadas de la juventud romana, y apenas habrá autor latino de nota que no se formase en ellas. Quiso su padre obligarle a seguir la carrera del foro, y en efecto por obedecerle la siguió algún tiempo, hasta que muerto su padre, la abandonó por las deliciosas musas, arte a que le llamaba la innata inclinación. Tuvo también por maestros en la filosofía a Porcio Latrón, en la retórica a Marcelo Fusco, y en la gramática a Julio Grecino, profesores que entonces se llevaban el aplauso en Roma.


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Dominio público
71 págs. / 2 horas, 5 minutos / 1.154 visitas.

Publicado el 2 de mayo de 2022 por Edu Robsy.

Poética

Aristóteles


Tratado


Capítulo I

1. Trataremos de la Poética y de sus especies, según es cada una; y del modo de ordenar las fábulas, para que la poesía salga perfecta; y asimismo del número y calidad de sus partes, como también de las demás cosas concernientes a este arte; empezando por el orden natural, primero de las primeras. En general, la épica y la tragedia, igualmente que la comedia y la ditirámbica, y por la mayor parte la música de instrumentos, todas vienen a ser imitaciones. Mas difieren entre sí en tres cosas: en cuanto imitan o por medios diversos, o diversas cosas, o diversamente, y no de la misma manera. Porque así como varios imitan muchas cosas copiándolas con colores y figuras, unos por arte, otros por uso y otros por genio; así ni más ni menos en las dichas artes, todas hacen su imitación con número, dicción y armonía, pero de estos instrumentos usan con variedad; v. g., de armonía y número solamente la música fláutica y citarística, y otras semejantes, cual es la de las zampoñas. Con sólo el número sin armonía es la imitación de los bailarines; que también éstos con compases figurados remedan las costumbres, las pasiones y los hechos. Al contrario, la épica hace su imitación sólo con las palabras sueltas o ligadas a los metros, usando de éstos o entreverados, o de un género determinado de versos; estilo que mantiene hasta el día de hoy, pues nada podríamos señalar en que convenga con los mimos de Sofrón y de Xenarco, ni los discursos de Sócrates; ni es del caso el que uno haga la imitación en trímetros, o en elegía, o en otros versos de esta clase. Verdad es que los hombres vulgarmente, acomodando el nombre de poetas al metro, a unos llama elegiacos, a otros épicos; nombrando los poetas, no por la imitación, sino por la razón común del metro; tanto que suelen dar este apellido aun a los que escriben algo de medicina o de música en verso.


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Dominio público
42 págs. / 1 hora, 13 minutos / 1.632 visitas.

Publicado el 12 de junio de 2016 por Edu Robsy.

De la Constancia del Sabio

Lucio Anneo Séneca


Filosofía, Tratado


Capítulo I

No sin razón me atreveré a decir, oh amigo Sereno, que entre los filósofos estoicos y los demás profesores de la sabiduría hay la diferencia que entre los hombres y las mujeres; porque aunque los unos y los otros tratan de lo concerniente a la comunicación y compañía de la vida, los unos nacieron para imperar y los otros para obedecer. Los demás sabios son como los médicos domésticos y caseros, que aplican a los cuerpos medicamentos suaves y blandos, no curando como conviene, sino como les es permitido. Los estoicos, habiendo entrado en varonil camino, no cuidan de que parezca ameno a los que han de caminar por él, tratan sólo de librarlos con toda presteza de los vicios, colocándolos en aquel alto monte que de tal manera está encumbrado y seguro, que no sólo no alcanzan a él las flechas de la fortuna, sino que aun les está superior. Los caminos a que somos llamados son arduos y fragosos, que en los llanos no hay cosa eminente; pero tras todo eso, no son tan despeñaderos como muchos piensan. Solas las entradas son pedregosas y ásperas, y que parece están sin senda, al modo que sucede a los que de lejos miran las montañas, que se les representan ya quebradas y ya unidas, porque la distancia larga engaña fácilmente la vista; pero en llegando más cerca, todo aquello que el engaño de los ojos había juzgado por unido, se va poco a poco mostrando dividido; y lo que desde lejos parecía despeñadero, se descubre en llegando ser un apacible collado. Poco tiempo ha que hablando de Marco Catón te indignaste (porque eres mal sufrido de maldades) de que el siglo en que vivió no le hubiese llegado a conocer, y que habiéndose levantado sobre los Césares y Pompeyos, le hubiesen puesto inferior a los Vatinios.


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24 págs. / 43 minutos / 2.465 visitas.

Publicado el 18 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

De la Divina Providencia

Lucio Anneo Séneca


Filosofía, Tratado


Capítulo I

Pregúntasme, Lucilo, cómo se compadece que gobernándose el mundo con divina Providencia, sucedan muchos males a los hombres buenos. Daréte razón de esto con más comodidad en el contexto del libro, cuando probare que a todas las cosas preside la Providencia divina, y que nos asiste Dios. Pero porque has mostrado gusto de que se separe del todo esta parte, y que quedando entero el negocio se decida este artículo, lo haré, por no ser cosa difícil al que hace la causa de los dioses.


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19 págs. / 34 minutos / 1.451 visitas.

Publicado el 20 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

Vidas Paralelas

Plutarco


Historia, Tratado, Tratado político


VOLUMEN I

TESEO Y RÓMULO

I.— Acostumbran los historiadores ¡oh Sosio Seneción!, cuando en la descripción de los países hay puntos de que no tienen conocimiento, suprimir éstos en la carta, poniendo en los últimos extremos de ella esta advertencia: de aquí adelante no hay sino arenales faltos de agua y silvestres, o pantanos impenetrables, o hielos como los de la Escitia, o un mar cuajado. Pues a este modo, habiendo yo de escribir estas vidas comparadas, en las que se tocan tiempos a que la atinada crítica y la historia no alcanzan, acerca de ellos me estará muy bien prevenir igualmente: de aquí arriba no hay más que sucesos prodigiosos y trágicos, materia propia de poetas y mitólogos, en la que no se encuentra certeza ni seguridad. Y habiendo escrito del legislador Licurgo y del rey Numa, me parece que no será fuera de propósito subir hasta Rómulo, pues que tanto nos acercamos a su tiempo; pero examinando, para decirlo con Esquilo,

¿Quién tendrá compañía a esta lumbrera?
¿Con quién se le compara? ¿Quién le iguala?

he creído que el que ilustró a la brillante y celebrada Atenas podría muy bien compararse y correr parejas con el fundador de la invicta y esclarecida Roma. Haré por que, purificado en mi narración lo fabuloso, tome forma de historia; mas si hubiere alguna parte que obstinadamente se resistiese a la probabilidad y no se prestase a hacer unión con lo verosímil, necesitaremos en cuanto a ella de lectores benignos y que no desdeñen el estudio de las antigüedades.

II.— Paréceme, pues, que Teseo hace juego con Rómulo por muchas notas de semejanza: por ser uno y otro, de origen ilegítimo y oscuro, hubo fama de que eran hijos de dioses;

Invictos ambos: lo sabemos todos;


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2.198 págs. / 2 días, 16 horas, 6 minutos / 3.036 visitas.

Publicado el 16 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Cómo Debe el Joven Escuchar la Poesía

Plutarco


Tratado, Filosofía


1

Querido Marco Sedacio, si como decía el poeta Filóxeno, de las carnes las más sabrosas son las que no son carnes, y de los peces los que no son peces, dejemos que lo demuestren aquellos de los que Catón decía que tenían el paladar más sensible que el corazón. Porque de las cosas que se dicen en la filosofía está claro para nosotros que, con las que no tienen aspecto filosófico, los jóvenes precisamente se complacen más y se ofrecen a sí mismos obedientes y sumisos. En efecto, ellos no sólo se entusiasman con placer cuando leen las fábulas de Esopo y las sentencias poéticas y el Ábaris de Heráclides y el Licón de Aristón, sino también cuando leen las doctrinas sobre las almas, si están mezcladas con mitología. Por ello, conviene vigilar cuidadosamente que ellos sean comedidos no sólo en los placeres de la comida y de la bebida, sino, aún más, que se acostumbren a serlo en las audiciones y lecturas, como usan con moderación de un companage que agrada, y tomen de ellas lo útil y saludable, pues ni las puertas cerradas guardan a una ciudad de su conquista, si por una de ellas se deja entrar a los enemigos, ni la continencia en los demás placeres salva al joven, si se entrega, sin darse cuenta, al que viene de la audición.

Pero cuanto más se apegue este placer al hombre que es dado por naturaleza a sentir y razonar, tanto más daña y destruye, si es descuidado, a aquel que lo acepta. Por tanto, ya que no es, quizá, posible ni provechoso apartar de la poesía a un joven de la edad que tienen ahora mi Soclaro y tu Cleandro, debemos vigilarlos muy bien, porque están más necesitados de dirección en las lecturas que en las calles.


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42 págs. / 1 hora, 14 minutos / 729 visitas.

Publicado el 19 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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