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Guía para Viajeros Inocentes

Mark Twain


Viajes


Dedicatoria

Este libro está cariñosamente dedicado a la más paciente
de mis lectoras y crítico más generosa,

MI ANCIANA MADRE.

Prólogo

Este libro constituye el relato de un viaje de placer. Si se tratase de registrar una solemne expedición científica, rezumaría esa gravedad, esa profundidad y esa impresionante incomprensibilidad que tan apropiadas resultan en las obras de ese tipo y que, al mismo tiempo, son tan atractivas. Pero, aunque sólo se trata del relato de una excursión, cumple un fin, que no es otro que el de sugerir al lector cómo, de manera muy probable, vería Europa y el Oriente si los mirase con sus propios ojos, y no con los de aquellos que han viajado a dichas zonas antes que él. No pretendo decirle a nadie cómo debe mirar los objetos interesantes allende el mar (eso ya lo hacen otros libros así que, aunque yo estuviese capacitado para hacerlo, no es necesario).

No me disculparé por alejarme del estilo normal en los relatos de viajes, si se me acusa de ello, porque creo que he visto con ojos imparciales y estoy seguro de haber escrito, al menos, con sinceridad, ya sea sensato lo que digo o no.

En este libro incluyo extractos de algunas cartas que escribí para el Daily Alta California de San Francisco, ya que los propietarios de dicha publicación han renunciado a sus derechos y me han proporcionado los permisos necesarios. También adjunto algunas partes de otras cartas escritas para el Tribune y el Herald de Nueva York.

EL AUTOR

San Francisco, 1869


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610 págs. / 17 horas, 48 minutos / 992 visitas.

Publicado el 11 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

La Isla de Sajalín

Antón Chéjov


Viajes, crónica


I

NIKOLÁIEVSK-EN-EL-AMUR – EL VAPOR BAIKAL – EL CABO DE PRONGUE Y LA ENTRADA AL ESTUARIO – LA PENÍNSULA DE SAJALÍN – LA PÉROUSE, BROUGHTON, KRUZENSHTERN Y NEVELSKÓI – LOS EXPLORADORES JAPONESES – EL CABO DE DZHAORE – LA COSTA DE TARTARIA – DE CASTRIES

El 5 de julio de 1890 llegué en barco a la ciudad de Nikoláievsk, uno de los puntos más orientales de nuestra patria. El río Amur es aquí muy ancho y el mar se encuentra solo a veintisiete verstas. El lugar es majestuoso y hermoso, pero los recuerdos del pasado de esta región, las historias que contaban mis compañeros de viaje sobre el feroz invierno y las no menos feroces costumbres locales, la cercanía del penal y el propio aspecto de la ciudad, abandonada y moribunda, quitaban cualquier deseo de solazarse con el paisaje.


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350 págs. / 10 horas, 13 minutos / 636 visitas.

Publicado el 10 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

Estampas de Italia

Charles Dickens


Viajes


Pasaporte del lector

Si los lectores de este libro tienen a bien aceptar del propio autor las credenciales para visitar los diferentes lugares que constituyen el tema de sus recuerdos, quizá los vean con la imaginación de forma más agradable y con una idea más clara de lo que deben esperar.

Se han escrito muchos libros sobre Italia, que aportan múltiples medios de estudiar la historia de ese país tan interesante y las innumerables asociaciones con él relacionadas. Yo hago en este escasas alusiones a ese caudal informativo, ya que no considero en modo alguno consecuencia necesaria de haber tenido que recurrir a ese arsenal en beneficio propio el que haya de reproducir ante los ojos de mis lectores su contenido, fácilmente asequible.

Tampoco hallaréis en estas páginas análisis profundos sobre el gobierno o desgobierno de ninguna región del país. Todo el que visite esa hermosa tierra tendrá sin duda convicciones propias sobre el tema. Pues así como decidí yo cuando residía allí, como extranjero, abstenerme de analizar esas cuestiones con toda clase de italianos, así también preferiría no entrar en el tema ahora. En los doce meses que residí en una casa de Génova, nunca vi que las autoridades constitucionalmente celosas desconfiaran de mí; y lamentaría darles ahora motivo de arrepentirse de su generosa cortesía conmigo o con cualquiera de mis compatriotas.

Tal vez no haya en toda Italia una sola pintura o escultura que no pueda cubrirse sin problema con una montaña de papel impreso dedicado a estudios sobre ella. Así que no me extenderé en detalles sobre los cuadros y las estatuas célebres, pese a considerarme un sincero admirador de la pintura y la escultura.


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218 págs. / 6 horas, 21 minutos / 171 visitas.

Publicado el 9 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Pamplona

Victor Hugo


Viajes


11 de agosto.

Estoy en Pamplona y no sabría explicaros lo que me pasa. No había visto jamás esta ciudad, y me parece que reconozco cada calle, cada casa, cada puerta. Toda la España que vi en mi infancia se me aparece aquí como el día en que vi pasar la primera carreta de bueyes. Se borran treinta años de mi vida; vuelvo a ser el niño, el chiquito francés, como me llamaban. Todo un mundo que dormía en mí se despierta, revive y hormiguea en mi memoria. Yo lo creía casi borrado, y está más resplandeciente que nunca.

Esto es, realmente, la verdadera España. Veo plazas porticadas, pavimentos de mosaicos de guijarros, balcones con toldos, casas pintadas a franjas, que me hacen palpitar el corazón. Me parece que era ayer. Sí, yo entré ayer bajo esa gran puerta cochera que da a una escalerilla; el otro domingo compré, yendo de paseo con mis jóvenes camaradas del seminario de nobles, no sé qué tortas picantes (rosquillas) en esta tienda de cuyo frontón cuelgan dos pellejos de macho cabrío para poner vino; yo he jugado a la pelota a lo largo de esta pared, detrás de una iglesia vieja. Todo eso es para mí cierto, real, distinto, palpable.

Hay algunos zócalos de fachadas pintados imitando mármoles extravagantes que me enamoran. He pasado dos horas deliciosas frente a frente de un viejo postigo verde a pequeños recuadros que se abre en dos mitades, de modo que forma una ventana si se abre la mitad y un balcón si se abre por completo. Ese postigo estaba hace treinta años, sin que yo me diera cuenta de ello, en un rincón de mi pensamiento. Y he dicho: ¡Toma! ¡Éste es mi viejo postigo!


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33 págs. / 57 minutos / 330 visitas.

Publicado el 23 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Quince Días en el Desierto Americano

Alexis de Tocqueville


Viajes, Historia


Una de las cosas que más excitaba nuestra curiosidad al venir a Norteamérica era recorrer los confines de la civilización europea y, si el tiempo nos lo permitía, visitar incluso algunas de las tribus indias que han preferido huir hacia las soledades más salvajes a plegarse a lo que los blancos llaman «las delicias de la vida social». Pero hoy en día llegar hasta el desierto es más difícil de lo que se cree. Habíamos salido de Nueva York y, a medida que avanzábamos hacia el Noroeste, el objetivo de nuestro viaje parecía alejarse cada vez más. Recorríamos lugares célebres en la historia de los indios, atravesábamos valles a los que habían dado nombre, cruzábamos ríos que aún llevan el de sus tribus, pero, en todas partes, la choza del salvaje había dado paso a la casa del hombre civilizado; los bosques habían sido arrasados, la soledad cobraba vida.

Sin embargo, parecíamos seguir el rastro de los indígenas.

—Diez años atrás —nos decían— estaban aquí; allá, hace cinco años; más allá, hace dos.

—En aquel lugar, donde se alza la iglesia más hermosa del pueblo —nos contaba uno—, tiré abajo el primer árbol del bosque.

—Aquí —nos contaba otro— estaba el gran consejo de la Confederación de los Iroqueses.

—¿Y qué ha pasado con los indios? —decía yo.

—Los indios —proseguía nuestro anfitrión— se han ido más allá de los Grandes Lagos, ¡quién sabe dónde! Es una raza que se extingue; no están hechos para la civilización: ella los mata.


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64 págs. / 1 hora, 52 minutos / 367 visitas.

Publicado el 18 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Cape Cod

Henry David Thoreau


Viajes


Introducción a Cape Cod

Por Clifton Johnson (1908)

Del grupo de notables que a mediados del siglo pasado tuvieron su hogar en la pequeña población de Concord, en Massachusetts, otorgándole con ello una fama literaria a la vez especial y duradera, Thoreau es el único nacido allí. Su vecino Emerson había buscado aquel sitio en su madurez como refugio rural y, después de haberlo convertido en el lugar elegido para su retiro, le siguieron Hawthorne, Alcott y otros; pero Thoreau, el genio más peculiar de todos ellos, era hijo de la tierra.

En 1837, a los veinte años de edad, se graduó en Harvard, y durante tres años fue maestro de escuela en su pueblo natal. Luego se puso a trabajar en el negocio al que estaba dedicado su padre: la fabricación de lapiceros de grafito. Creía poder fabricar un lapicero mejor que cualquiera de los que se usaban en aquella época, pero cuando tuvo éxito y sus amigos lo felicitaron por haberse abierto la perspectiva de hacerse rico, él respondió que jamás fabricaría otro lapicero. «¿Para qué?», dijo. «No quiero hacer de nuevo lo que ya he hecho una vez».


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245 págs. / 7 horas, 9 minutos / 135 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Viajar

Herman Melville


Viajes


En el solitario macizo montañoso de Greylock se encuentra un profundo valle llamado «The Hopper», amplia y reverdecida región olvidada en el corazón de las colinas. Supongamos que una persona nacida en dicho valle no conozca nada de lo que se encuentra más allá, y que un día decida escalar la montaña: ¡con qué emoción contemplaría el paisaje desde la cima! Le apabullaría y hechizaría tanta novedad. Este tipo de experiencia refleja perfectamente el principal placer de viajar. Cada hogar es una suerte de «Hopper» que, por seguro y agradable que sea, aísla a sus habitantes del mundo exterior. Los libros de viaje no satisfacen el ansia: tan solo estimulan el deseo de ver.

Para ser un buen viajero y obtener del viaje verdadero placer son necesarias varias condiciones. La primera consiste en ser joven y despreocupado, dotado de talento e imaginación: si se carece de estas virtudes, es mejor quedarse en casa. Además, si se viene del Norte, la primera parada deberá hacerse un día hermoso, en un clima tropical, rodeado de palmeras y risueños indígenas alegremente vestidos, y para disfrutar así plenamente de los placeres de la novedad. Si no se poseen estas virtudes y se es además de naturaleza algo amargada, se podría incluso viajar al Paraíso y no lograr con ello ningún placer, pues la alegría es prerrogativa de las naturalezas festivas. Resulta esencial ser un buen paseante, ya que el viajero solo puede obtener placer y conocimiento al descubrir museos, magníficos jardines, catedrales u otros lugares de sosegada visita si posee esta cualidad. Pero el placer de abandonar el hogar, despreocupado, sin otro objetivo más allá del disfrute, también se acompaña del placer de la vuelta al viejo y querido hogar, a la casa a donde, tras un largo viaje, el corazón siempre regresa con gusto, olvidando el peso de sus ansias y preocupaciones.


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3 págs. / 5 minutos / 201 visitas.

Publicado el 22 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Viaje por Rusia

Théophile Gautier


Viajes


I. El invierno en Rusia

Moscú. Apuntes de viaje

Aunque la vida en San Petersburgo resultaba agradable, nos espoleaba el deseo de ver la verdadera capital rusa, la gran ciudad moscovita, empresa que el ferrocarril hacía fácil.

Estábamos lo bastante aclimatados como para no temer un viaje a veinte grados bajo cero. Habiéndose presentado la ocasión de ir a Moscú en agradable compañía, nos dispusimos afrontar su blanco manto de hielo y nos endosamos la típica ropa de invierno: pelliza de visón, gorro de piel de castor, botas forradas que subían por encima de las rodillas. Un trineo se hizo cargo de nuestro equipaje, otro recibió a nuestra persona debidamente empaquetada y pronto estábamos en la inmensa estación a la espera de la salida del tren, la cual estaba señalada a las doce del día; pero los ferrocarriles rusos no alardean como los nuestros de puntualidad cronométrica. Si algún personaje importante debe formar parte del tren, la locomotora modera su impaciencia algunos minutos, un cuarto de hora si hace falta, para que le dé tiempo a llegar. A los viajeros los acompañan familiares y amigos; y la separación, cuando suena la última campanada, no tiene lugar sin antes un montón de apretones de mano, abrazos y palabras tiernas, a menudo entrecortadas por las lágrimas.

Incluso a veces todo el grupo saca billetes, sube al vagón y acompaña al que se va hasta la próxima estación, para volver en el primer convoy.


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83 págs. / 2 horas, 25 minutos / 98 visitas.

Publicado el 18 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

Bajo el Sol

Guy de Maupassant


Viajes, Crónica


A Pol Arnault

La vida tan breve, tan larga, a veces resulta insoportable. Transcurre monótona, con la muerte al final. No es posible detenerla, ni cambiarla, ni comprenderla. Y a menudo nos subleva la indignación ante la impotencia de nuestros esfuerzos. Hagamos lo que hagamos morimos. Creamos lo que creamos, pensemos lo que pensemos, intentemos lo que intentemos, morimos. Y nos parece que vamos a morir mañana sin conocer nada aún, aunque asqueados de todo lo que ya conocemos. Entonces nos sentimos abrumados por el sentimiento de la «eterna miseria de todo», de la impotencia humana y de la monotonía de las acciones.

Nos despertamos, andamos, nos acodamos en nuestras ventanas. Enfrente unos almuerzan, como almorzaron ayer, como almorzarán mañana: el padre, la madre, cuatro niños. Hace tres años la abuela aún vivía con ellos. Ya no está. El padre ha cambiado mucho desde que somos vecinos. No se da cuenta; parece contento; parece feliz. ¡Qué imbécil!

Hablan de un matrimonio, después de un fallecimiento, después de lo tierno que está su pollo, después de que su criada no es honesta. Les inquietan mil cosas inútiles y tontas. ¡Qué imbéciles!

Ver su apartamento, en el que viven desde hace dieciocho años, me asquea y me indigna. ¡Eso es la vida! Cuatro paredes, dos puertas, una ventana, una cama, sillas, una mesa, eso es todo. ¡Una cárcel, una cárcel! Cualquier lugar donde habitamos mucho tiempo se convierte en una cárcel. ¡Oh, huir, partir! Huir de los lugares conocidos, de los hombres, de los mismos movimientos a las mismas horas y, sobre todo, de los mismos pensamientos.


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131 págs. / 3 horas, 50 minutos / 176 visitas.

Publicado el 18 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

De París a Jerusalén

François-René de Chateaubriand


Viajes


Advertencia

No me he propuesto dar una traducción completa del itinerario de Chateaubriand que en el original forma dos gruesos volúmenes en octavo prolongado. El mismo autor presenta sólo su obra como las notas que reunió para formar la de los Mártires; pero podemos tener por completa la descripción de la Tierra Santa, que es el principal objeto de su peregrinación.

Además de las hermosas pinturas que hace de los países que recorre, y en especial de la Judea, en lo cual consiste el principal mérito de su delicada pluma, ostenta su profunda y vasta erudición en las disertaciones y reflexiones científicas con que adorna la obra. Pero yo me propongo sólo en esta traducción el dar una descripción de la Tierra Santa acomodada y grata al común de las gentes.

Igualmente al fin del tomo segundo ha reunido tres opúsculos que son un itinerario desde Burdeos a Jerusalén, escrito en latín antes del año de 1300; una disertación del geógrafo d’Anville sobre la extensión de la antigua Jerusalén y de su templo, y sobre las medidas hebraicas de longitud; y, en fin, una Memoria inédita sobre Túnez que contiene noticias puramente políticas y comerciales; y aun cuando estas cosas puedan ser instructivas y agradables para algunas personas estudiosas, no así a los lectores en general, ni tampoco tienen relación inmediata con la obra.


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311 págs. / 9 horas, 5 minutos / 154 visitas.

Publicado el 7 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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