Textos más populares esta semana etiquetados como Viajes | pág. 3

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Un Paseo de Invierno

Henry David Thoreau


Viajes


El viento se filtra con un quedo murmullo a través de los postigos, o sopla con aterciopelada suavidad sobre las ventanas. De vez en cuando, suspira como un céfiro de verano agitando las hojas durante toda la santa noche. El ratón de campo se ha dormido en su abrigado pasadizo subterráneo, el búho se ha instalado en un árbol hueco en la profundidad de los pantanos; el conejo, la ardilla y el zorro, todos se han puesto a cubierto. El perro guardián se ha tumbado tranquilo junto al hogar, y el ganado se ha quedado en silencio en el establo. La tierra misma se ha dormido, como si fuera su primer, y no su último sueño. Salvo algún ruido de la calle o la puerta de la casa de madera que chirría débilmente interrumpiendo el desconsuelo de la naturaleza en su funcionamiento nocturno, el único sonido despierto entre Venus y Marte nos advierte de una distante calidez interior, un ánimo y fraternidad divinos, donde los dioses se reúnen, pero que resulta desolador para los hombres. Sin embargo, mientras duerme la tierra, el aire está despierto y se ha llenado de ligerísimos copos que caen, como si reinara una Ceres boreal y arrojara su grano plateado sobre todos los campos.


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19 págs. / 33 minutos / 211 visitas.

Publicado el 8 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Viajar

Herman Melville


Viajes


En el solitario macizo montañoso de Greylock se encuentra un profundo valle llamado «The Hopper», amplia y reverdecida región olvidada en el corazón de las colinas. Supongamos que una persona nacida en dicho valle no conozca nada de lo que se encuentra más allá, y que un día decida escalar la montaña: ¡con qué emoción contemplaría el paisaje desde la cima! Le apabullaría y hechizaría tanta novedad. Este tipo de experiencia refleja perfectamente el principal placer de viajar. Cada hogar es una suerte de «Hopper» que, por seguro y agradable que sea, aísla a sus habitantes del mundo exterior. Los libros de viaje no satisfacen el ansia: tan solo estimulan el deseo de ver.

Para ser un buen viajero y obtener del viaje verdadero placer son necesarias varias condiciones. La primera consiste en ser joven y despreocupado, dotado de talento e imaginación: si se carece de estas virtudes, es mejor quedarse en casa. Además, si se viene del Norte, la primera parada deberá hacerse un día hermoso, en un clima tropical, rodeado de palmeras y risueños indígenas alegremente vestidos, y para disfrutar así plenamente de los placeres de la novedad. Si no se poseen estas virtudes y se es además de naturaleza algo amargada, se podría incluso viajar al Paraíso y no lograr con ello ningún placer, pues la alegría es prerrogativa de las naturalezas festivas. Resulta esencial ser un buen paseante, ya que el viajero solo puede obtener placer y conocimiento al descubrir museos, magníficos jardines, catedrales u otros lugares de sosegada visita si posee esta cualidad. Pero el placer de abandonar el hogar, despreocupado, sin otro objetivo más allá del disfrute, también se acompaña del placer de la vuelta al viejo y querido hogar, a la casa a donde, tras un largo viaje, el corazón siempre regresa con gusto, olvidando el peso de sus ansias y preocupaciones.


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3 págs. / 5 minutos / 203 visitas.

Publicado el 22 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

En París

Rubén Darío


Viajes


En París

I

París, 20 de Abril de 1900.

En el momento en que escribo la vasta feria está ya abierta. Aún falta la conclusión de ciertas instalaciones: aun dar una vuelta por el enorme conjunto de palacios y pabellones es exponerse a salir lleno de polvo. Pero ya la ola repetida de este mar humano ha invadido las calles de esa ciudad fantástica que, florecida de torres, de cúpulas de oro, de flechas, erige su hermosura dentro de la gran ciudad.

Hay parisienses de París que dicen que los parisienses se van lejos al llegar esta invasión del mundo; yo sólo diré que las parisienses permanecen, y entre los grupos de english, entre los blancos albornoces árabes, entre los rostros amarillos del Extremo Oriente, entre las faces bronceadas de las Américas latinas, entre la confusión de razas que hoy se agitan en París, la fina y bella y fugaz silueta de las mujeres más encantadoras de la tierra, pasa. Es el instante en que empieza el inmenso movimiento. La obra está realizada y París ve que es buena. Quedará, por la vida, en la memoria de los innumerables visitantes que afluyen de todos los lugares del globo, este conjunto de cosas grandiosas y bellas en que cristaliza su potencia y su avance la actual civilización humana.


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91 págs. / 2 horas, 40 minutos / 182 visitas.

Publicado el 6 de abril de 2019 por Edu Robsy.

Bajo el Sol

Guy de Maupassant


Viajes, Crónica


A Pol Arnault

La vida tan breve, tan larga, a veces resulta insoportable. Transcurre monótona, con la muerte al final. No es posible detenerla, ni cambiarla, ni comprenderla. Y a menudo nos subleva la indignación ante la impotencia de nuestros esfuerzos. Hagamos lo que hagamos morimos. Creamos lo que creamos, pensemos lo que pensemos, intentemos lo que intentemos, morimos. Y nos parece que vamos a morir mañana sin conocer nada aún, aunque asqueados de todo lo que ya conocemos. Entonces nos sentimos abrumados por el sentimiento de la «eterna miseria de todo», de la impotencia humana y de la monotonía de las acciones.

Nos despertamos, andamos, nos acodamos en nuestras ventanas. Enfrente unos almuerzan, como almorzaron ayer, como almorzarán mañana: el padre, la madre, cuatro niños. Hace tres años la abuela aún vivía con ellos. Ya no está. El padre ha cambiado mucho desde que somos vecinos. No se da cuenta; parece contento; parece feliz. ¡Qué imbécil!

Hablan de un matrimonio, después de un fallecimiento, después de lo tierno que está su pollo, después de que su criada no es honesta. Les inquietan mil cosas inútiles y tontas. ¡Qué imbéciles!

Ver su apartamento, en el que viven desde hace dieciocho años, me asquea y me indigna. ¡Eso es la vida! Cuatro paredes, dos puertas, una ventana, una cama, sillas, una mesa, eso es todo. ¡Una cárcel, una cárcel! Cualquier lugar donde habitamos mucho tiempo se convierte en una cárcel. ¡Oh, huir, partir! Huir de los lugares conocidos, de los hombres, de los mismos movimientos a las mismas horas y, sobre todo, de los mismos pensamientos.


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131 págs. / 3 horas, 50 minutos / 180 visitas.

Publicado el 18 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Estampas de Italia

Charles Dickens


Viajes


Pasaporte del lector

Si los lectores de este libro tienen a bien aceptar del propio autor las credenciales para visitar los diferentes lugares que constituyen el tema de sus recuerdos, quizá los vean con la imaginación de forma más agradable y con una idea más clara de lo que deben esperar.

Se han escrito muchos libros sobre Italia, que aportan múltiples medios de estudiar la historia de ese país tan interesante y las innumerables asociaciones con él relacionadas. Yo hago en este escasas alusiones a ese caudal informativo, ya que no considero en modo alguno consecuencia necesaria de haber tenido que recurrir a ese arsenal en beneficio propio el que haya de reproducir ante los ojos de mis lectores su contenido, fácilmente asequible.

Tampoco hallaréis en estas páginas análisis profundos sobre el gobierno o desgobierno de ninguna región del país. Todo el que visite esa hermosa tierra tendrá sin duda convicciones propias sobre el tema. Pues así como decidí yo cuando residía allí, como extranjero, abstenerme de analizar esas cuestiones con toda clase de italianos, así también preferiría no entrar en el tema ahora. En los doce meses que residí en una casa de Génova, nunca vi que las autoridades constitucionalmente celosas desconfiaran de mí; y lamentaría darles ahora motivo de arrepentirse de su generosa cortesía conmigo o con cualquiera de mis compatriotas.

Tal vez no haya en toda Italia una sola pintura o escultura que no pueda cubrirse sin problema con una montaña de papel impreso dedicado a estudios sobre ella. Así que no me extenderé en detalles sobre los cuadros y las estatuas célebres, pese a considerarme un sincero admirador de la pintura y la escultura.


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218 págs. / 6 horas, 21 minutos / 173 visitas.

Publicado el 9 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Alma Vasca

José María Salaverría


Crónica, viajes


I. La inmensidad verde

¡Bello rincón del Cantábrico, dulce y fuerte Vasconia! Eres toda verdor y jugosidad, y tienes la profunda seducción que el marino de raza conoce: nostalgia y encanto de pleno mar.

Cuando en la descampada cima del monte, sentado bajo el cielo luminoso, veo tenderse a mis pies la muchedumbre de colinas, cañadas y vallecicos, no puedo decir propiamente que mi impresión sea entonces intelectual, porque apenas toman parte las ideas en mi arrobo; es, mejor, una sensación de delicia casi exclusivamente sensual. ¡El alma se asoma entera a los ojos, y todo el paisaje se ha acumulado en la absorta fijeza de los ojos!

Los ojos, poseyendo una especie de facultad divina, reflejan y absorben el verdor del paisaje, y todo el sér queda convertido en una blanda cosa tierna, amable, verde. Todo es verdura allá abajo. Y la misma altitud desde donde contemplo el panorama facilita a los ojos la posibilidad de admirar las cosas como en un plano de relieve, como en un cuadro de Navidad, como en una demostración idílica.

Lo idílico es lo particular de la naturaleza cantábrica, desde Galicia al Pirineo. En vano las sierras abruptas y los cerros boscosos ensayan con frecuencia sus rasgos terribles y masculinos; siempre resalta y vence el idilio, en su acepción infantil y femenina.

A mis pies, a tiro de piedra, debajo del monte desierto y erial, veo el lomo suave de un collado, con una casa blanca en el centro. Ninguno de los elementos clásicos que componen un cuadro de égloga falta allí; el prado de terciopelo, el manzanal simétrico, el bosquecillo de castaños, la huerta, el arroyo en la hendidura de la cañada, y, finalmente, el hilo de manso humo que brota del tejado rojizo, como una definitiva expresión de paz bucólica.


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Dominio público
78 págs. / 2 horas, 17 minutos / 171 visitas.

Publicado el 28 de abril de 2020 por Edu Robsy.

Tierras Solares

Rubén Darío


Viajes


Tierras solares

Barcelona

Después de algunos años vuelvo a Barcelona, tierra buena. En otra ocasión os he dicho mis impresiones de este país grato y amable, en donde la laboriosidad es virtud común y el orgullo innato y el sustento de las tradiciones defensa contra debilitamientos y decadencias. Salí de París el día de la primera nevada, que anunciaba la crudez del próximo invierno. Salí en busca de sol y salud, y aquí, desde que he llegado, he visto la luz alegre y sana del sol español, un cielo sin las tristezas parisienses; y una vez más me he asombrado de cómo Jean Moreas encuentra en París el mismo cielo de Grecia, el cual tan solamente da todo su gozo en las tierras solares. Bien es cierto que el poeta se refiere más al ambiente que a la luz, más al respirar que al mirar. Pero la bondad de este cielo entra principalmente por los ojos y los poros, abiertos al cálido cariño del inmenso y maravilloso diamante de vida que nos hace la merced de existir.


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113 págs. / 3 horas, 19 minutos / 164 visitas.

Publicado el 7 de octubre de 2018 por Edu Robsy.

Veinte Días en Génova

Juan Bautista Alberdi


Viajes


Capítulo 1

En las impresiones de viaje en Italia, que sucesivamente daré a luz, por el Folletín de El Mercurio, se notará que sobresale como asunto dominante, la jurisprudencia. Tal ha sido, en efecto, el asunto que con especialidad me propuse examinar al visitar aquel país. Sin embargo, se concibe fácilmente que me ha debido ser imposible llenar este objeto, sin tropezar con multitud de otros, extraños a la materia de mi estudio, cuya novedad no podía menos de impresionar vivamente mi espíritu. De ahí es que, a mis impresiones forenses, si así puedo denominarlas, se juntan otras de distinto género, que, al paso que de ordinario interrumpen el curso de mi estudio favorito, esparcen en él cierta amenidad, que hace más accesible el estudio de un asunto, de suyo no poco árido.

Un camino semejante será, pues, el que siga en la redacción de mis impresiones, a fin de que el lector le encuentre tan fácil y agradable, como lo ha sido para mí.

De la jurisprudencia, esta materia que, al paso hace caer de sueño los párpados del estudiante de derecho, arrastra la afluencia de la multitud, y aún del bello sexo, a la barra de los tribunales, no será ciertamente, los contratos y las hipotecas la parte que nos ocupe. El folletín de un papel mercantil, no puede hacer las veces de la cátedra universitaria, ni de un tratado de derecho. Para estudiar los contratos y las obligaciones, no habría tenido necesidad de navegar dos mil leguas; pues el código sardo y las ediciones completas de Pothier, atraviesan el Atlántico a razón de seis y de cien francos el ejemplar.


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133 págs. / 3 horas, 53 minutos / 157 visitas.

Publicado el 30 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

La Vuelta al Mundo de un Novelista

Vicente Blasco Ibáñez


Viajes


Volumen I

I. En el jardín de Mentón

Una de las primeras mañanas del otoño de 1923. Estoy sentado en un banco de mi jardín de Mentón. Árboles, estanques, arbustos floridos, pájaros y peces, parecen esta mañana completamente distintos á los que veo diariamente.

Algo sobrenatural anima cuanto me rodea, como si durante la noche se hubiesen trastornado los ritmos y los valores de la vida. El jardín me habla. Esto no es extraordinario. También los muebles nos hablan en las habitaciones cerradas cuando estamos á solas con ellos, en momentos críticos de nuestra existencia. En fuerza de mirar las cosas inanimadas y los seres de vida rudimentaria, acabamos por poner en ellos una parte de nosotros mismos, con los ojos y con el pensamiento. Luego, cuando las emociones nos empequeñecen y necesitamos consejo ó auxilio, este mundo familiar y al mismo tiempo extraño nos devuelve de golpe el préstamo que le hicimos, día á día.

Balancean los túneles de rosales sus flores recién abiertas por la primavera otoñal. Pájaros de todas clases sostienen una lucha sonora de gorjeos flautinos en las alturas de la arboleda, oasis aéreo que les sirve de refugio contra los aguiluchos y gavilanes diurnos ó las aves de presa de la noche, ocultas en la vecina muralla, roja y gigantesca, de los Alpes Marítimos. Los peces colean inquietos en el agua cargada de sol, como si persiguiesen á sus mismas sombras que se deslizan por el fondo verdoso de estanques y fuentes. Cantan los surtidores al desgranar en el aire sus sartas de blandas perlas. Los abanicos verdes de plátanos y palmeras dejan caer las últimas lágrimas del rocío matinal. Y toda esta naturaleza cándida, fresca y pueril como la luz rosada de la aurora, me pregunta á coro:

—¿Por qué te vas?... ¿Es que te encuentras mal entre nosotros?...


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902 págs. / 1 día, 2 horas, 20 minutos / 155 visitas.

Publicado el 1 de mayo de 2022 por Edu Robsy.

De Vuelta de Italia

Benito Pérez Galdós


Viajes


I. La Nación italiana

Santander, Octubre 30 de 1888.


Hace quince días próximamente me encontraba en Roma presenciando los preparativos de las fiestas con que la capital intangible y sagrada de la moderna Italia ha celebrado la visita del Emperador de Alemania Guillermo II. Puedo dar fe, aunque no vi la entrada del Emperador en Roma, del sincero entusiasmo con que los italianos se disponían a recibir al aliado de Humberto. La opinión en todo el reino y principalmente en su grandiosa capital, era tan unánime, que no hay posibilidad de tergiversarla. Los que dirigen la política italiana han tenido el acierto de hacer popular la triple alianza. El partido antigermánico o no existe o está reducido a exiguas proporciones. Consideran los italianos la triple alianza como garantía firmísima de su recién conquistada unidad, y ven en la visita del soberano más poderoso de Europa como una solemne consagración de aquel mismo principio.

Quien no conozca a Roma no puede formarse idea del magnífico escenario que aquella ciudad ofrece para toda clase de fiestas. Ninguna capital de Europa contiene tantos y tan hermosos monumentos. Aparte de los recuerdos que embellecen e idealizan todos los sitios, predisponiendo en la mente a engrandecer cuanto ven los ojos, Roma es la decoración más admirable que puede concebirse. Sus doscientas iglesias, sus innumerables palacios, sus imponentes ruinas ofrecen un fondo sin igual para dar lucimiento a las multitudes. Cualquier solemnidad religiosa o cívica tiene allí un brillo extraordinario.

La arquitectura grandiosa da a la ciudad el carácter de imperial residencia, y no es necesario engalanarla para que los huéspedes regios aparezcan allí como en su morada propia.


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Dominio público
72 págs. / 2 horas, 7 minutos / 131 visitas.

Publicado el 3 de junio de 2021 por Edu Robsy.

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