Textos más populares esta semana etiquetados como Viajes | pág. 5

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Musketaquid

Henry David Thoreau


Viajes, Ensayo, Biografía


Adondequiera que navegues, navegas conmigo,
Aunque ahora asciendas montañas más elevadas,
Y ríos más puros remontes,
Sé mi Musa, Hermano mío.

* * *

He puesto rumbo hacia una costa lejana,
En una isla solitaria, en unas remotas Azores.
Allí se encuentra el tesoro que busco,
En las arenas estériles de una inhóspita cala.

* * *

Remonté un río acompañado por un viento agradable,
En busca de nuevas tierras, nuevas gentes, nuevas ideas;
Muchas extensiones y bellos promontorios aparecieron,
Y muchos eran allí los peligros a los que temer;
Pero cuando recuerdo dónde he estado,
Y los hermosos paisajes que he visto,
TÚ pareces el único elemento permanente,
El cabo nunca doblado, por el que jamás surcamos.

* * *

Fluminaque obliquis cinxit declivia ripis;
Quce, diversa locis, partim sorbentur ab ipsa;
In mare perveniunt partim, campoque recepta
Liberioris aquae, pro ripis litera pulsa.

Confinó entre sus márgenes inclinados a los ríos,
Que en algunos lugares son absorbidos por la tierra,
Y en otros llegan al mar, donde son recibidos en la sencillez
De sus aguas libres y hacen de las costas sus orillas.

Ovidio, Metamorfosis, 1, 39

EL RÍO CONCORD

A los pies de las colinas bajas, en la vasta extensión
Donde nuestro riachuelo indio serpentea
A su antojo recordando aún al sannup y la squaw,
Cuyas pipas y flechas el arado desentierra;
Aquí, en casas de madera, construidas con pinos recién caídos,
Viven los granjeros, sustitutos de la tribu.

Ralph Waldo Emerson


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Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Estatuas de Roma

Herman Melville


Viajes


Se ha dado por supuesto que los únicos jueces adecuados en la valoración de las estatuas son los escultores, pero es de recibo pensar que otros, además del artista, pueden apreciar y calificar la belleza del arte marmóreo de Roma. Si la valoración de lo que es mejor en la naturaleza y el conocimiento no puede ser privilegio de ninguna profesión, sería increíble que hubiera, en el ámbito llamado arte, cualquier tipo de exclusividad. Cierto, los diletantes podrán emplear su vocabulario técnico, pero ignorar dicha terminología no impide, a cualquier mente naturalmente predispuesta a la belleza o la grandeza, disfrutar del arte. Al igual que las producciones de la naturaleza pueden ser apreciadas por aquellos que no tienen conocimientos de botánica, o que no sienten inclinación hacia tal ciencia, así ocurre para las creaciones artísticas con aquellos que ignoran su ciencia crítica o que son indiferentes a ella. El arte sabe pulsar teclas en lo más alto y en lo más bajo; sienten su influencia tanto los ordinarios e incultos como los corteses y educados. Es una esencia que llega a todas las clases. Es más, dado que es dudoso si las flores otorgaron más satisfacción al riguroso Linneo que al laxo Burns, o si lograron conmover lo más profundo de su interior, la cuestión consiste en saber si el arte no sería capaz de inspirar, en las mentes artísticas, pensamientos o emociones no menos intensos que aquellos que despierta en las mentes de los críticos más destacados.


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Publicado el 22 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Viaje a la Isla de Mallorca en el Estío de 1845

Juan Cortada


Viajes


Dedicatoria

A vosotros, hijos de la deliciosa isla de Mallorca, con tanta propiedad llamada por un compatricio vuestro Satélite de España, dedico este libro. Asi os devuelvo lo que es vuestro, pues á la amabilidad y al obsequioso carácter de muchos de vosotros debo el haber visto lo mas precioso de esa tierra. Perdonadme si continúo algunos nombres : os estoy muy obligado, y seria una ingratitud no citar las personas á quienes he merecido notables favores. Si no soy imparcial al juzgaros, no lo achaquéis á malicia. Diferis tanto de los hijos del continente, que no le es fácil á uno de estos conoceros en poco tiempo. Sois ademas mucho mejores que ellos, y á todos nos duele reconocer en otros las prendas de que carecemos. Yo conservo de esa isla y de sus hijos una deliciosa memoria, y si no os hace otra visita al menos no os olvidará nunca

Cortada.


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Publicado el 2 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Cape Cod

Henry David Thoreau


Viajes


Introducción a Cape Cod

Por Clifton Johnson (1908)

Del grupo de notables que a mediados del siglo pasado tuvieron su hogar en la pequeña población de Concord, en Massachusetts, otorgándole con ello una fama literaria a la vez especial y duradera, Thoreau es el único nacido allí. Su vecino Emerson había buscado aquel sitio en su madurez como refugio rural y, después de haberlo convertido en el lugar elegido para su retiro, le siguieron Hawthorne, Alcott y otros; pero Thoreau, el genio más peculiar de todos ellos, era hijo de la tierra.

En 1837, a los veinte años de edad, se graduó en Harvard, y durante tres años fue maestro de escuela en su pueblo natal. Luego se puso a trabajar en el negocio al que estaba dedicado su padre: la fabricación de lapiceros de grafito. Creía poder fabricar un lapicero mejor que cualquiera de los que se usaban en aquella época, pero cuando tuvo éxito y sus amigos lo felicitaron por haberse abierto la perspectiva de hacerse rico, él respondió que jamás fabricaría otro lapicero. «¿Para qué?», dijo. «No quiero hacer de nuevo lo que ya he hecho una vez».


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Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Las Encantadas

Herman Melville


Viajes


Primer bosquejo

Las islas en general

—Eso no puede ser —dijo el barquero–
A menos que sin saberlo, por un acaso, estemos predestinados
Pues esas mismas islas que surgen de vez en cuando,
Que no son tierra firme, no tienen punto fijo,
Sino que flotan de aquí para allí
Por el ancho mar; por esto son llamadas
Las Islas Errantes; por esto evítalas
Pues a menudo han hundido a muchos navegantes
En el más mortal peligro y en desesperado trance;
Pues cualquiera que una vez haya puesto
Allí su pie nunca puede recobrarlo
Y se queda eternamente desorientado e inseguro.

Oscura, lúgubre, sombría como tumba voraz,
Que reclama todavía carroñas y osamentas;
Sobre la cual se posa la lechuza espeluznante
Para dejar oír su nota funesta que para siempre apaña
De su guarida a todas las otras aves, más alegres,
mientras en torno suyo espectros errantes gimen o aúllan.

Tome veinticinco cúmulos de ceniza desparramados aquí y allá en un terreno baldío de las afueras de la ciudad; imagine algunos de ellos engrandecidos al tamaño de montañas y que el mar sea la parte baldía y tendrá entonces una idea adecuada del aspecto general de las Islas Encantadas. Se trata más bien de un grupo de volcanes extinguidos que de islas; con un aspecto similar al que tendría el mundo después de una guerra punitiva.


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Publicado el 22 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Portugal

Benito Pérez Galdós


Viajes


I

Lisboa, Mayo 28 de 1885


De algún tiempo a esta parte es cosa corriente entre nosotros él interesarnos por todo lo que a Portugal se refiere. Nos espantamos de la escasez de relaciones que entre este reino y el nuestro existen, y no acertamos a comprender esta inmensa distancia moral, intelectual y mercantil que nos separa. Vivimos en un mismo suelo y bajo un mismo clima; nuestros ríos son sus ríos; nuestras lenguas son semejantes, y sin embargo entre Portugal y España hay una barrera infranqueable.

Durante siglos, Portugal ha sido tan desconocido para los españoles como España para los portugueses. Hemos sido dos vecinos de una misma casa, separados por un tabique, y bastante huraños ambos para no cambiar una visita ni siquiera un saludo.

Ofendería la ilustración de mis lectores si esplicara las causas de este fenómeno. Bien conocidas son de cuantos han nacido en esta península o proceden de nuestra raza. No se da un paso en la historia de España sin tropezar con la de Portugal y su altiva independencia. Pero debemos declarar que habiendo cesado los motivos históricos que pudieran fomentar rivalidades entre ambos paises, la frialdad de relaciones que aún subsiste, tiene más raices en el carácter portugués que en el español, quiero decir, que aun hoy los portugueses nos quieren a nosotros menos que nosotros a ellos, y responden siempre con ecos perezosos y poco entusiastas a nuestras manifestaciones de simpatía.

Consiste esto tal vez en que su susceptibilidad nacional es más enérgica a causa de ser más débiles como nación, sin que esto quiera decir que nos las echamos de fuertes. Desde que se construyó el primer ferrocarril internacional en nuestra península, hombres eminentes de uno y otro pais han trabajado de buena fe por vencer antipatías, estrechar las distancias y aproximar moralmente las dos naciones.


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Publicado el 3 de junio de 2021 por Edu Robsy.

Un Yanki en Canadá

Henry David Thoreau


Viajes


Capítulo 1. De Concord a Montreal

Me temo que no tengo gran cosa que decir sobre Canadá, ya que no he visto mucho; lo que sí conseguí al visitar este país fue coger un resfriado. Salí de Concord, en Massachusetts, el miércoles 25 de septiembre de 1850 por la mañana en dirección a Quebec. El billete de ida y vuelta tenía un precio de siete dólares; la distancia desde Boston era de ochocientos veinte kilómetros; me veía obligado además, a la vuelta, a dejar Montreal en una fecha temprana, el viernes 4 de octubre, o en un período de diez días desde mi salida. No me detendré a relatarle al lector los nombres de mis compañeros de viaje; se decía que había mil quinientos. Yo solo quería llegar a Canadá y poder dar un buen paseo por allí igual que caminaría una tarde en los bosques de Concord.

El paisaje me era desconocido más allá de Fitchburg. De Ashburnham en adelante, mientras avanzábamos con rapidez, me fijé en la parra virgen (Ampelopsis quinquefolia), cuyas hojas ahora habían mudado de color, que se hallaba principalmente sobre árboles viejos, cubriéndolos como una bufanda roja. Resultaba no poco emocionante; sugería un derramamiento de sangre, o al menos vida militar, igual que una charretera o un fajín, como si estuviese teñida con la sangre de los árboles cuyas heridas no era apropiado taponar. Porque ahora el sangriento otoño había llegado, y una guerrilla india se había desatado en el bosque. Esos árboles militares resultaban numerosos, ya que nuestro rápido avance los conectaba aunque estuviesen separados por algunos kilómetros. ¿Tiene la parra virgen debilidad por el olmo?


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Publicado el 8 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Viaje a Arzrum Durante la Campaña de 1827

Aleksandr Pushkin


Crónica, Viajes


Introducción

Hace poco cayó en mis manos un libro publicado en París el pasado año de 1834 y titulado Voyages en Orient entrepris par ordre du Gouvernement Français. El autor, que describe a su manera la campaña de 1829, concluye sus reflexiones con las siguientes palabras:

Un poète distingué par son imagination a trouvé dans tant de hauts faits dont il a été témoin, non le sujet d’un poème, mais celui d’une satyre.

He sabido solamente de dos poetas que estuvieran en la campaña turca: A. S. Jomyakov y A. N. Muravyev. Ambos se encontraban en el ejército del conde Díbich. El primero escribió en aquella ocasión varios hermosos poemas líricos, el segundo estaba trabajando en su libro de viajes por los Santos Lugares, que tanto éxito tuvo. Pero no he leído ninguna sátira de la campaña de Arzrum.

Nunca se me habría ocurrido que se trataba de mí si no hubiera encontrado mi propio nombre entre los de los generales del Cuerpo Independientes del Cáucaso. Parmi les chefs qui la commandaient (l’armée du Prince Paskewitch) on distinguait le Général Mouravief… le Prince Géorgien Tsitsevaze… le Prince Arménien Beboutof… le Prince Potemkine, le Général Raiewsky, et enfin —Mr. Poushkine… qui avait quitté la capitale pour chanter les exploits de ses compatriotes.


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Publicado el 25 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Viaje por Rusia

Théophile Gautier


Viajes


I. El invierno en Rusia

Moscú. Apuntes de viaje

Aunque la vida en San Petersburgo resultaba agradable, nos espoleaba el deseo de ver la verdadera capital rusa, la gran ciudad moscovita, empresa que el ferrocarril hacía fácil.

Estábamos lo bastante aclimatados como para no temer un viaje a veinte grados bajo cero. Habiéndose presentado la ocasión de ir a Moscú en agradable compañía, nos dispusimos afrontar su blanco manto de hielo y nos endosamos la típica ropa de invierno: pelliza de visón, gorro de piel de castor, botas forradas que subían por encima de las rodillas. Un trineo se hizo cargo de nuestro equipaje, otro recibió a nuestra persona debidamente empaquetada y pronto estábamos en la inmensa estación a la espera de la salida del tren, la cual estaba señalada a las doce del día; pero los ferrocarriles rusos no alardean como los nuestros de puntualidad cronométrica. Si algún personaje importante debe formar parte del tren, la locomotora modera su impaciencia algunos minutos, un cuarto de hora si hace falta, para que le dé tiempo a llegar. A los viajeros los acompañan familiares y amigos; y la separación, cuando suena la última campanada, no tiene lugar sin antes un montón de apretones de mano, abrazos y palabras tiernas, a menudo entrecortadas por las lágrimas.

Incluso a veces todo el grupo saca billetes, sube al vagón y acompaña al que se va hasta la próxima estación, para volver en el primer convoy.


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Publicado el 18 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

Granada la Bella

Ángel Ganivet


Viajes, crónica


I. Puntos de vista

Voy a hablar de Granada, o mejor dicho, voy a escribir sobre Granada unos cuantos artículos para exponer ideas viejas con espíritu nuevo, y acaso ideas nuevas con viejo espíritu; pero desde el comienzo dése por sentado que mi intención no es cantar bellezas reales, sino bellezas ideales, imaginarias. Mi Granada no es la de hoy: es la que pudiera y debiera ser, la que ignoro si algún día será. Que por grandes que sean nuestras esperanzas, nuestra fe en la fuerza inconsciente de las cosas, por tan torcidos caminos marchamos las personas, que cuanto atañe al porvenir se presta ahora menos que nunca a los arranques proféticos.

Esas ideas que, sin orden preconcebido, y pudiera decir con desorden sistemático, irán saliendo como buenamente puedan, tienen el mérito, que sospecho es el único, de no pertenecer a ninguna de las ciencias o artes conocidas hasta el día y clasificadas con mejor o peor acierto por los sabios de oficio; son, como si dijéramos, ideas sueltas, que están esperando su genio correspondiente que las ate o las líe con los lazos de la Lógica; las bautice con un nombre raro, extraído de algún lexicón latino o griego, y las lance a la publicidad con toques previos de bombo y platillo, según es de ritual en estos tiempos fatigados en que la gente no sabe ya lo que las cosas son mientras los interesados no se toman la molestia de colocarles un gran rótulo que lo declare. Para entendernos, diré sólo que este arte nonnato puede ser definido provisionalmente como un arte que se propone el embellecimiento de las ciudades por medio de la vida bella, culta y noble de los seres que las habitan.


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Publicado el 16 de enero de 2023 por Edu Robsy.

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