El Aluvión
Armando Buscarini
Cuento
Dedicatoria
A mi amigo
Alfonso Hernández-Catá
Tu bondad es la playa bonancible y serena
donde arriban las naves del dolor y el espanto:
claro puerto de amores, allí encalla la pena
y hasta el ábrego trueca su grito en dulce canto.
En las tardes cubiertas de neblinoso manto,
cuando las almas turban cantares de sirena,
muere en su frase como en la dorada arena
la ola blanca de espuma y salada de llano.
Van marcando los barcos sus estelas errantes
—¡Abajo en la sentina cantan los emigrantes!—
¡Pobres viajeros pálidos cuya tierra es el mal!
Mísero y desterrado, con mi hato de pesares,
contemplo con anhelo tus playas tutelares
¡y le tiendo los brazos cansados de luchar!
Prólogo
Lector:
Por el solo hecho de haber nacido, tengo inalienable derecho a la vida. Yo no soy un bohemio idiota, ni soy un cínico, ni soy un vago, como mis enemigos creen. Mi ejecutoria rectilínea de poeta, acredita lo que yo digo. Mi alma está forjada en la más excelsa nobleza de los más divinos ideales; la miseria la ha martilleado en el yunque de vuestro desdén, que tiene algo de delincuente. No os pido limosna, puesto que elaboro libros para deleite vuestro y de vuestros hijos. Sólo os pido que me compréis un libro, que reaccione vuestro espíritu, porque tenéis el deber de hacerlo. Yo no tengo culpa de que mi arte no sea entendido; pero yo soy el mismo arte.
Desde mi modesta barricada, construida por orfebres del arte, os lanzo el anatema de vuestra cretinez. Los reptiles que anidan en las sentinas de algunos periódicos, me han estrangulado espiritualmente. ¡Porque no quieren consentir que mi arte triunfe y que yo viva de mi arte!
En ningún sitio han tenido la hidalguía de ofrecerme un puesto de redacción como otros tantos tienen, como otros tantos analfabetos.
Dominio público
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Publicado el 6 de abril de 2021 por Edu Robsy.