Textos mejor valorados publicados el 21 de marzo de 2017 | pág. 2

Mostrando 11 a 15 de 15 textos encontrados.


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fecha: 21-03-2017


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El Sillón Maldito

Gastón Leroux


Novela


I. La muerte de un héroe

—¡Menudo trago va a pasar!

—Desde luego, pero dicen que es un hombre que no se asusta de nada…

—¿Tiene hijos?

—No, ¡y es viudo!

—¡Tanto mejor!

—Bueno, en cualquier caso hay que confiar en que no morirá… ¡Pero apresurémonos!

Al oír esos fúnebres propósitos, Gaspard Lalouette —un hombre honrado, marchante de cuadros y de antigüedades establecido desde hace diez años en la calle Lafitte, y que ese día se paseaba por el quai Voltaire, examinando los escaparates de los vendedores de grabados antiguos y de chamarilería— alzó la cabeza…

En ese mismo momento lo empujó suavemente en la estrecha acera un grupo de tres jóvenes tocados con la boina de estudiante que acababan de salir de la esquina de la calle Bonaparte y que, sin dejar de hablar, no se molestaron siquiera en disculparse.

Gaspard Lalouette, por temor a involucrarse en un infame altercado, se tragó el mal humor que sintió ante semejante falta de educación, y pensó que los jóvenes iban corriendo a asistir a algún duelo, sin ocultar su temor por el desenlace fatal.

Y volvió a considerar con atención un cofrecillo estampado con flores de lis que supuestamente databa de San Luis y había podido contener el salterio de Blanca de Castilla. Fue entonces cuando una voz, detrás de él, dijo:

—¡Se mire como se mire, es un hombre verdaderamente valiente!

Y otra contestó:

—¡Se dice que ha dado tres veces la vuelta al mundo!… Pero a decir verdad, no me cambiaría con él. ¡Mientras no lleguemos tarde!

Lalouette se volvió. Los que pasaban eran dos ancianos, camino del Instituto, apretando el paso.


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155 págs. / 4 horas, 32 minutos / 167 visitas.

Publicado el 21 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Condesa de Cagliostro

Maurice Leblanc


Novela


Ésta es la primera aventura de Arsenio Lupin y, sin duda, habría sido publicada antes que las demás, si él no se hubiera opuesto rotundamente.

—No —decía—, entre la condesa de Cagliostro y yo queda un asunto pendiente. Esperemos.

La espera duró más de lo que él mismo había previsto. Antes del AJUSTE DE CUENTAS DEFINITIVO pasó un cuarto de siglo. Hoy podemos revelar, al fin, cómo fue el espantoso duelo de amor que enfrentó a un joven de veinte años y a LA HIJA DE CAGLIOSTRO.

I. Arsenio Lupin a los veinte años

Después de haber apagado la linterna, Raúl d’Andrésy dejó la bicicleta detrás de un terraplén cubierto de maleza. En ese momento dieron las tres en el campanario de Bénouville.

Se hundió en la sombra espesa de la noche y siguió el sendero que llevaba a la finca de la Haie d’Etigues, hasta llegar al cerco. Aguardó. Caballos que relinchaban, ruedas que retumbaban en el pavimento de un patio, ruido de cascabeles, los dos batientes de la puerta abiertos de golpe… y un break pasó. Raúl tuvo apenas tiempo de oír voces de hombre y de distinguir el cañón de una escopeta. El coche llegaba ya al camino principal y desaparecía hacia Etretat.

—Bueno —se dijo, la caza a los pájaros-bobos es apasionante y la roca donde se encuentran está lejos… voy a saber por fin qué significan esta cacería improvisada y todas estas idas y venidas.

Raúl caminó por su izquierda, contorneó la muralla y, después de superar el segundo ángulo, dio cuarenta pasos y se detuvo. Con una de las dos llaves que llevaba en la mano abrió una portezuela baja que atravesó para subir por la escalera tallada en el hueco de una vieja muralla derruida que rodeaba una de las alas del castillo. Con la segunda, abrió una puerta secreta, al nivel del primer piso.


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231 págs. / 6 horas, 45 minutos / 159 visitas.

Publicado el 21 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Máquina de Asesinar

Gastón Leroux


Novela


PRÓLOGO

«¡La máquina de asesinar!»… ¿Qué es este nuevo invento? Realmente, ¿se hacía sentir su necesidad?

Quizá, en fin de cuentas, no se trata nada más que del viejo invento salido de las manos de Dios en los más bellos días del Edén y que había de llamarse el Hombre.

En verdad, la Historia, desde los primeros dibujos en las paredes de tus cavernas hasta los más recientes estantes de nuestras bibliotecas, demuestra que aún no se ha encontrado mejor mecanismo para derramar la sangre.

Querer enmendar la plana al Creador es propio de un genio diabólico, es una nueva forma de la eterna lucha entre el Príncipe de las Luces y el Príncipe de las Tinieblas.

El Mal se desliza por donde quiere. Para quienes hayan leído «La muñeca sangrienta», que constituye el origen de este relato, no puede haber duda alguna de que se domicilió en la tienda del viejo relojero de la Île-Saint-Louis, ni de que era él quien animaba con sus maleficios el triple misterio que en aquel barrio antiguo, aún grisáceo por el polvo de los siglos, hacía intervenir, por una parte, a la inquietante familia del viejo Norbert, el cual pasaba por buscar el movimiento continuo, ayudado de su hija, la bella Cristina, y de su sobrino, el disector Jaime Cotentin; por otra parte, al marqués de Coulteray, aquel ser eternamente joven, que no se sabía exactamente si tenía cuarenta o doscientos años y que al lado de la marquesa, su mujer, siempre pálida y agonizante, formaba un extraño tipo de vampiro; y, por otra parte, al terrible Benito Masson, el encuadernador artístico de la calle del Santísimo Sacramento, que acababa de ser condenado a muerte y ejecutado por haber quemado en su hornillo a media docena, cuando menos, de mujeres jóvenes y bonitas.


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190 págs. / 5 horas, 34 minutos / 254 visitas.

Publicado el 21 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Mujer de los Ojos Verdes

Maurice Leblanc


Novela


1. … Y la inglesa de los ojos azules

Raoul de Limézy se paseaba por los bulevares alegremente como un hombre feliz que sólo tiene que mirar para disfrutar de la vida, de sus espectáculos encantadores y de la alegría ligera que ofrece París en ciertos días luminosos del mes de abril. De estatura media, tenía una silueta a la vez delgada y poderosa. Las mangas de su chaqueta se hinchaban en el lugar de los bíceps, y su torso se arqueaba por encima de una cintura fina y ágil. El corte y el tejido de sus vestidos denotaban un hombre que da importancia a la elección de la ropa.

Cuando pasaba frente al Gimnasio tuvo la impresión de que un caballero, que caminaba junto a él, seguía a una dama, impresión cuya exactitud pudo comprobar acto seguido.

Nada parecía a Raoul más cómico ni más divertido que un caballero que sigue a una dama. Siguió pues, al caballero que seguía a la dama, y los tres, uno tras otro, a distancias convenientes, deambularon a lo largo de los tumultuosos bulevares. Era necesaria toda la experiencia del barón de Limézy para adivinar que aquel caballero seguía a aquella dama, ya que dicho señor ponía una discreción de gentleman para que la dama no sospechara nada. Raoul de Limézy fue tan discreto como él y, mezclándose con los paseantes apresuró el paso para no perder de vista a los personajes.

Visto por detrás, el caballero se distinguía por una raya impecable que dividía sus negros y engomados cabellos, y por un terno, igualmente impecable, que ponía de relieve sus anchos hombros y su alta estatura. Visto por delante, exhibía un rostro correcto, provisto de una cuidada barba y de tez fresca y rosada. Tal vez treinta años. Certidumbre en su paso. Importancia en su gesto. Vulgaridad en el aspecto. Anillos en los dedos. Boquilla de oro para el cigarrillo que fumaba.


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202 págs. / 5 horas, 54 minutos / 188 visitas.

Publicado el 21 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Poema del Cante Jondo

Federico García Lorca


Poesía


BALADILLA DE LOS TRES RIOS

A SALVADOR QUINTERO.

El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos.
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.

¡Ay, amor
que se fue y no vino!

El río Guadalquivir
tiene las barbas granates.
Los dos ríos de Granada,
uno llanto y otro sangre.

¡Ay, amor
que se fue por el aire!

Para los barcos de vela
Sevilla tiene un camino;
por el agua de Granada
sólo reman los suspiros.

¡Ay, amor
que se fue y no vino!

Guadalquivir, alta torre
y viento en los naranjales.
Dauro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.

¡Ay, amor
que se fue por el aire!

¡Quién dirá que el agua lleva
un fuego fatuo de gritos!

¡Ay, amor
que se fuey no vino!

Lleva azahar, lleva olivas,
Andalucía a tus mares.

¡Ay, amor
que se fue por el aire!

POEMA DE LA SIGUIRIYA GITANA

A CARLOS MORLA VICUÑA

PAISAJE

El campo
de olivos
se abre y se cierra
como un abanico.
Sobre el olivar
hay un cielo hundido
y una lluvia oscura
de luceros fríos.
Tiembla junco y penumbra
a la orilla del río.
Se riza el aire gris.
Los olivos
están cargados
de gritos.
Una bandada
de pájaros cautivos,
que mueven sus larguísimas
colas en lo sombrío.

LA GUITARRA


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Dominio público
49 págs. / 1 hora, 27 minutos / 1.078 visitas.

Publicado el 21 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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