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fecha: 21-09-2021


Las Gentes que Son Así

José Tomás de Cuéllar


Novela


Dedicatoria

Al distinguido literato

Ignacio M. Altamirano


Mi afición á las letras ha dado á Vd. motivos mas de una vez, para alentarme á seguir en tan difícil senda.

Agradecido á su cariño, le ofrezco hoy este pobre libro en prenda de nuestra buena amistad.


José T. de Cuellar.

Primera parte

Capítulo I

Preámbulo


La humanidad no ha podido todavía ponerse de acuerdo ni aún en el sentido de lo que más le conviene. A pesar de todos los dogmas, de todos los sistemas filosóficos y de todas las leyes, el mundo está plagado de individuos excepcionales, de seres refractarios á todo sistema, de hombres, en fin, en cuyo cerebro entra la verdad disfrazada, maltrecha é insuficiente.

Sobre esos cerebros se ha quemado el suyo la frenología, esforzándose en encontrar en la forma la causa eficiente de las excentricidades y de las extravagancias; y después de un maduro examen ha exclamado satisfecha: «hay gentes que son así».

El desacuerdo de la raza data de la antigua memorable fecha de la manzana; y cuando ni los dos primeros hermanos pudieron entenderse, ¿qué mucho que no nos entendamos nosotros todavía?

Las grandes conquistas de unidad y acuerdo han logrado cuando más poner un millón de hombres frente á otro millón para probar su fuerza física: los tiempos primitivos nos presentan un vasto cuadro en el que los hombres se destruían á millares, movidos sólo por el espíritu de conquista; y tal manía se ha perpetuado por desgracia, entre otras causas por la muy poderosa de que hay «gentes que son así.»

Pero ninguna época es tan fecunda en ejemplos de esta especie como la presente, al menos para nuestro propósito.


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Dominio público
418 págs. / 12 horas, 12 minutos / 100 visitas.

Publicado el 21 de septiembre de 2021 por Edu Robsy.

Las Posadas

José Tomás de Cuéllar


Novela corta


I

En la casa de un corredor de número hay en el patio ochenta tercios robalo, de camarón y bacalao, capaces de asfixiar con sus emanaciones al corredor y á su familia.

Entra un agente de negocios, tapándose las narices, y cuando ha llegado á la asistencia exclama:

—¡Cáspita! ó vendes el pescado, ó no hay posadas, compadre.

—¡Aquí está el compadre! grita un muchacho.

—¡Compadre de mi alma! entra diciendo la mujer del corredor; ¿ya le pegó á usted el constipado?

—No, comadre, el camarón del patio.

—Ya se lo dije d ese.

Ese era su marido; lo avisamos, para que cuando el corredor diga esa, se entienda también que habla de su mujer.

El amor conyugal toma algunas veces la forma de pronombre: lo cual no es clásico, pero es cierto.

—¿Qué hay de posadas, compadre? dice por fin el agente de negocios.

—¡Qué posadas! si no pagan más que á cuatro y medio.

—¿Y qué?

—Que pierdo el dinero.

—Tengo marchante.

—¿Sí? ¿A cómo?

—A seis.

—No, compadre....

—Por vida de usted.

—¿A plazo?

—Estoy trabajando porque aflojen.

—¡Ah! no es casa fuerte.

—Son los gachupines de ahora un año.

—¿Por fin, pagaron?

—Sí.

—En fin, usted sabe.

—Aseguraré la venta.

—Bueno.

—Negocio concluído.

—¿Hay posadas? entra preguntando una polla, que acababa de pintarse de blanco de una manera feroz.

—¿Cuánto me das por la noticia? le preguntó á la polla el agente de negocios.

—Una danza.

—¿Nada más?

—Y un schotish.

—Bueno: pues hay posadas.

La polla se puso de un salto en la pieza contigua, y recorrió en seguida toda la casa, propagando la placentera noticia.

—¿Conque la armamos, nó, compadre?


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Dominio público
17 págs. / 29 minutos / 142 visitas.

Publicado el 21 de septiembre de 2021 por Edu Robsy.