O Uno u Otro
Horacio Quiroga
Cuento
—¿Por qué no te enamoras de nosotras?
Zum Felde miró atentamente uno tras otro a los cuatro dominós que habiéndolo notado solo, acababan de sentarse en el sofá, compadecidos de su aislamiento. Zum Felde colocó su silla frente a ellas. Pero como hubiera respondido que posiblemente no sabía qué hacer, un dominó concluía de lanzar aquella pregunta con afectuosa pereza. Bajo el medio antifaz corría en línea fraternal la misma enigmática sonrisa.
—Son muchas —repuso él pacíficamente.
—¡Oh, no esperamos tanta dicha de ti!
—No podría de otro modo. ¿Cómo adivinar a la que luego ha de gustarme?
—¿Es decir, la más linda de nosotras?
—… que no eres tú, ¿cierto?
—Cierto; soy muy fea, Zum… Felde.
—No, no eres fea, aunque alargues tanto mi apellido. Pero creo…
—… ¿te refieres a mí? —observó dulcemente otra. Zum Felde la miró en los ojos.
—¿Eres linda, de veras?
—No sé… Zum Felde. Realmente no sé… Pero creo que de mí te enamorarías tú.
—¿Y tú no de mí, amor?
—No; de ti, yo —repuso otra lánguida voz.
Zum Felde se sonrió, recorriendo rápidamente con la mirada, garganta, boca y ojos.
—Hum…
—¿Por qué hum, Zum Felde?
—Por esto. Tengo un cierto miedo a las aventuras de corazón mezcladas con antifaz. Y si ustedes entendieran un poco de amor, me atrevería a contarles por qué. ¿Cuento?
Los dominós se miraron fugazmente.
—Yo entiendo un poquito, Zum Felde…
—Yo tengo vaga idea…
—Yo otra, Zum Felde…
Faltaba una.
—¿Y tú?
—Yo también un poquito, Zum Felde…
Dominio público
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Publicado el 25 de octubre de 2020 por Edu Robsy.