Dos cartas y un cuento
La pena es consecuencia fatal del delito. Dios perdona a los reos
castigados por el Código; y los hombres hacen justicia porque no
conocen con exactitud las leyes de la naturaleza.
Al enemigo que huye
puente de plata,
al que a traición ofende
traidor le mata.
Primera carta
San Francisco de California, á tantos de tantos de tantos.
Mi buen amigo Silverio: Estamos disgustadísimos contigo, porque
hace seis meses que no nos escribes, y esto no está bien que lo hagas
con unos amigos que tanto te quieren.
Margarita te recuerda constantemente, y consentiría que la volvieses á llamar Margot, con tal que estuvieses aquí y fueses el consejero de nuestro Enriquito, que ya tiene tres años.
Dice ella que tú sabes entretener á los niños y á los viejos, y
supongo que también te ocuparía en entretenerme, porque mis sesenta y
tres años, que han estado tan llenos de contrariedades, me agobian con
su terrible pesadumbre, y daría los que me restan de vida á cambio de
volverme joven. En fin, no quiero hablar más de esto, que tú adivinarás
perfectamente.
Mis negocios van muy bien, aunque esto no sea Jauja; y si muero te
suplico que vengas enseguida á ponerte al frente de mis asuntos.
Tengo una alegría muy grande que comunicarte, y es que vamos á tener
otro chiquitín, que nos hacía mucha falta, porque siempre estábamos
pensando qué sería de nosotros si perdiésemos á Enriquito, ¡no lo quiera
Dios!
Margarita está de cinco meses, y tienes tiempo, si quieres, de venir á ser el padrino. ¿A que no te atreves?
He leído todos los libros que me enviaste, y todos te los agradezco, pero singularmente La Estátua, de nuestro querido Urrecha.
Es un libro admirable, que para mí es interesantísimo.
Leer / Descargar texto 'El Realismo Real'