Textos más largos | pág. 42

Mostrando 411 a 420 de 8.251 textos.


Buscador de títulos

4041424344

Tomás Gordeief

Máximo Gorki


Novela


I

Hace unos sesenta años, cuando los comerciantes que traficaban por el Volga realizaban tan rápidamente fortunas considerables, trabajaba a bordo de uno de los barcos pertenecientes al rico Zaef un muchacho, Ignat Gordeief, simple grumete maniobrista, encargado de sacar el agua de la cala.

De una estatura colosal, bello, inteligente, era uno de esos hombres que no emprenden nada sin éxito, no por laboriosidad y dotes especiales, sino porque en su marcha hacia el fin señalado van empujados por tan poderosa energía, que no saben ni pueden detenerse para deliberar sobre los medios que deben emplearse.

A veces, esos hombres hablan con terror de su conciencia y se sienten atormentados por escrúpulos sincerísimos, pero la conciencia es una fuerza que no doma sino a los débiles. Los fuertes se hacen pronto dueños de ella y la esclavizan a sus deseos. Instintivamente comprenden que, dejándole libertad y espacio a la conciencia, malograrían sus vidas.

Así la sacrifican algunos días, mas si llega por instantes a dominar su alma, no logra nunca humillarlos bajo su yugo; su vida queda tan fuerte, tan sana, tan intacta como antes.

A los cuarenta años, Ignat Gordeief poseía ya tres barcos de vapor y una docena de lanchones.

Gozaba, en el Volga, de gran consideración, debido a su inteligencia tanto como a su riqueza; a pesar de lo cual, le llamaban el «Chiflado», pues su vida no tenía el curso uniforme y regular de la de otros hombres; a veces se sentía rebelde y se lanzaba fuera del camino trazado, despreciando la ganancia, único objeto de la existencia de aquel hombre.

Había como tres Gordeief, o mejor, había como tres almas en él.

Una de ellas, la más potente, sólo era más ávida. Cuando Ignat, vivía sometido a sus aspiraciones, era simplemente un hombre poseído de una pasión ardorosa por el trabajo.


Leer / Descargar texto

Dominio público
302 págs. / 8 horas, 49 minutos / 189 visitas.

Publicado el 5 de abril de 2018 por Edu Robsy.

Los Mineros de Alaska

Emilio Salgari


Novela


PRIMERA PARTE. EL GRAN CAZADOR DE LAS PRADERAS

CAPÍTULO I. EL HERIDO

—¡Alerta!

—¡Cuerno de bisonte!

—¡Levántate, Bennie!

—¿Arde la pradera?

—No.

—¿Se escapa el ganado?

Un clamor ensordecedor, mezcla de aullidos estridentes, de ladridos y mugidos, estalló de súbito en lontananza, rompiendo de pronto el profundo silencio reinante en la inmensa pradera que se extiende desde el lago pequeño de los Esclavos casi sin interrupción hasta el río Atabasca y al pie de la gigantesca cadena de las Montañas Pedregosas.

Oíanse gritos aulladores de hombres, ladridos de perros, mugidos de bueyes espantados.

—¿Qué sucede, Bennie?

El llamado así no respondió; se había puesto en pie bruscamente, echando a un lado la manta que le cubría, y, asiendo la carabina de percusión central que yacía a su lado, se lanzó fuera del enorme carro.

La pradera estaba sumida en densas tinieblas, no alumbrándola ni luna ni estrellas. Sólo acá y allá brillaban como olas de puntos luminosos que descendían y elevábanse caprichosamente, trazando líneas de plata o verde pálidas de fantástico efecto.

Sin embargo, en torno del carro divisábanse masas negras en gran número, mugiendo, aullando y buscando refugio junto al monumental vehículo, contra el cual chocaban confundidas.

—By-good —gruñó el que salía del carro, preparando un fusil como si temiese un ataque imprevisto—. ¿Qué sucede en la orilla del río?

Sonó una detonación de aquella parte; una detonación seca, muy distinta de la de una carabina.

—Ha sido un tiro de Winchester, Bennie —exclamó una voz tras él.

—Sí, Back.

—El arma favorita de los indios.

—Tienes razón.

—¿Habrán desenterrado el hacha de guerra esos condenados pieles rojas?


Leer / Descargar texto


301 págs. / 8 horas, 48 minutos / 526 visitas.

Publicado el 24 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Grito de Gloria

Eduardo Acevedo Díaz


Novela


Capítulo 1

Las campañas antes tan hermosas, rebosantes de vida, estaban ahora mustias, llenas de desolación profunda. Creeríase que un ciclón inmenso las hubiese devastado de norte a sur y del este al occidente, sepultando hasta el último rebaño bajo las ruinas del desastre.

Soplaba como un viento asolador sobre los campos; la grande propiedad parecía aniquilada. No se veían ya numerosos los ganados agrupados en los valles o en las faldas de las sierras.

En su mayor parte las viviendas estaban sin moradores, saqueadas, en escombros, y en estas «taperas» crecía la yerba salvaje hasta ocultar los picachos del lodo seco. ¿Para qué hombres y perros pastores? En la tierra conquistada había concluido, la labor libre y muerto toda industria. Sus hijos, ya exánimes los unos, los otros errantes, habían agotado en lucha tenaz, todo el caudal de su esfuerzo bravío.

El desaliento cundía a modo de vaho asfixiante de uno a otro confín; no se elevaban cabezas altivas, ni brazos poderosos, ni gritos terribles de combate, allí donde durante nueve años se habían chocado múltiples ejércitos y consagrádose a hierro y fuego la aspiración constante de libertad.

Los nuevos dueños del país allanaban las propiedades y se repartían los frutos. Acompañábales la sed insaciable de riquezas que se apodera de los fuertes en pos de fáciles victorias y extendían la garra con la brutalidad de la bestia cebada. Ninguna barrera podía detenerlos. Dineros, bienes, honras, vidas, todo era barrido por la ola de la conquista.

En los primeros días, a través de las cuchillas, a lo largo de los caminos, en lo hondo de los valles, un ruido pavoroso, cada vez en aumento, un mugido extenso, continuó, siniestro, formado por infinitos ecos, llenaba de aflicción los pagos.


Leer / Descargar texto


301 págs. / 8 horas, 48 minutos / 194 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Política

Aristóteles


Política, filosofía


LIBRO PRIMERO. De la sociedad civil. De la esclavitud. De la propiedad. Del poder doméstico.

I. Origen del Estado y de la Sociedad

Todo Estado es, evidentemente, una asociación, y toda asociación no se forma sino en vista de algún bien, puesto que los hombres, cualesquiera que ellos sean, nunca hacen nada sino en vista de lo que les parece ser bueno. Es claro, por tanto, que todas las asociaciones tienden a un bien de cierta especie, y que el más importante de todos los bienes debe ser el objeto de la más importante de las asociaciones, de aquella que encierra todas las demás, y a la cual se llama precisamente Estado y asociación política.

No han tenido razón, pues, los autores para afirmar que los caracteres de rey, magistrado, padre de familia y dueño se confunden. Esto equivale a suponer que toda la diferencia entre éstos no consiste sino en el más y el menos, sin ser específica; que un pequeño número de administrados constituiría el dueño, un número mayor el padre de familia, uno más grande el magistrado o el rey; es de suponer, en fin, que una gran familia es en absoluto un pequeño Estado. Estos autores añaden, por lo que hace al magistrado y al rey, que el poder del uno es personal e independiente, y que el otro es en parte jefe y en parte súbdito, sirviéndose de las definiciones mismas de su pretendida ciencia.


Leer / Descargar texto

Dominio público
301 págs. / 8 horas, 47 minutos / 2.003 visitas.

Publicado el 31 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

La Novela de un Novelista

Armando Palacio Valdés


Novela


DEDICATORIA A LOS NIÑOS DE HOY

A vosotros dedico estas páginas, porque
seréis tal vez los únicos que con ellas se
diviertan. No me pesa. Quisiera terminar
mi vida haciendo meditar un poco a los
grandes y divirtiendo a los pequeños.

A. P. V.

ANTES DE EMPEZAR

Los niños encuentran siempre el mundo nuevo y jugoso. Para los viejos como yo se cae a pedazos de puro seco. ¿Quién tiene razón? Ellos; sin duda ellos. Todo pierde su valor con el tiempo, pero no es culpa de los manjares, sino de la boca y la lengua. «Preguntad a los niños y los pájaros cómo saben las cerezas», dice un proverbio alemán. Ignoro cómo sabrán a los pájaros, pero en cuanto a mí me sabían tan bien hace sesenta años que cuando veía una cesta de ellas caía inmediatamente en éxtasis como Santa Teresa en presencia del Sacramento.

La historia de la infancia es igual siempre a sí misma. Es la felicidad. Todo niño es feliz si una mano brutal no se interpone entre él y la felicidad. Aire, luz, libertad, un poco de arena o de barro. No necesitamos entonces más para ser felices. Todo eso lo da Dios. Sólo en la infancia percibimos el sabor de los elementos creados. Las cosas tienen verdadera significación para nosotros: el mar, la lluvia, la aurora, las montañas y los ríos, las fisonomías de los hombres y los animales entran por los ojos en nuestra alma y allí se pintan con caracteres indelebles.


Leer / Descargar texto

Dominio público
301 págs. / 8 horas, 47 minutos / 220 visitas.

Publicado el 20 de agosto de 2017 por Edu Robsy.

Vida de Pedro Saputo

Braulio Foz


Novela


Libro primero

Capítulo I. Nacimiento de Pedro Saputo

¡Bendito sea Dios, que al fin el gran Pedro Saputo ha encontrado quien recogiese sus hechos, los ordenase convenientemente, y separando lo falso de lo verdadero levantase con la historia acrisolada y pura de su vida la digna estatua que debíamos a su talento y a sus virtudes! ¿Qué me dará el mundo por este servicio, por esta deuda común que pago, no tocándome a mí más que a cualquier otro vecino? Pero ¡maldito sea el interés!, no quiero otra recompensa que saber, como lo sé desde ahora, que este libro se leerá con gusto por viejos y jóvenes, por sabios y por ignorantes, en las ciudades y en las aldeas. ¡Oh, cuántos buenos ratos en las veladas de invierno pasarán con él calentándose a la lumbre o al brasero! Pues no quiero más recompensa, como digo; esto, y esto sólo es lo que me he propuesto. Y pues lo doy por conseguido, nada más se me ofrece advertir, ni prevenir a mis lectores.

En la villa de Almudévar, tres leguas de la famosa ciudad de Huesca, en la carretera de Zaragoza, nació Pedro Saputo de una virgen o doncella que vivía sola porque había quedado de quince años sin padre ni madre, y era pobre, no teniendo más bienes que una casita en la calle del Horno de afuera, y manteniéndose con el oficio de lavandera y el de cocinera de todas las bodas y de las grandes fiestas del lugar; en su juventud cantaba con mucha gracia porque tenía una voz extremada y tocaba el pandero como una gitana. Con estas habilidades nunca le faltaba lo necesario, y algún regalo y buen pasatiempo. Iba muy aseada; no envidiaba nada a pobres ni a ricos; todos la querían bien, y ella no quería mal a nadie.


Leer / Descargar texto

Dominio público
300 págs. / 8 horas, 46 minutos / 359 visitas.

Publicado el 22 de abril de 2019 por Edu Robsy.

Doble Engaño

Wilkie Collins


Novela


PRIMER ACTO

La casa de la frontera. Preámbulo

Francia. Otoño de 1870: año de la guerra entre Francia y Alemania.

Los personajes son: el capitán Arnault, perteneciente al ejército francés; el cirujano Surville, de la ambulancia francesa; el cirujano Wetzel, del ejército alemán; Mercy Merrick, enfermera, adscrita al servicio de ambulancias francés; y Grace Roseberry, viajera de camino a Inglaterra.

Capítulo I. Las Dos Mujeres

Era noche cerrada. Llovía a cántaros.

Al anochecer, un destacamento de franceses y otro de alemanes se encontraron accidentalmente en las cercanías del pueblecito de Lagrange, limítrofe con la frontera alemana. En la escaramuza los franceses, por una vez, salieron victoriosos. Al menos de momento, cientos de soldados alemanes tuvieron que retroceder y cruzar la frontera. Fue una acción sin importancia, que tuvo lugar poco después de la gran victoria alemana de Weissenbourg; los periódicos apenas dieron noticia de ella.


Información texto

Protegido por copyright
300 págs. / 8 horas, 46 minutos / 67 visitas.

Publicado el 3 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Los Guardianes de la Humanidad

Manel Martin's


Novela


Prologo

Cuando leí por primera vez la frase, escrita por Eluart “hay otros mundos, pero están en este”. No le di importancia, como tampoco se la damos a otras muchas frases escritas por personas que en apariencia quieren hacernos creer, en todo aquello que ellos creen o piensan que debe ser y por tanto convertirse en la verdad más absoluta. Tal vez queriendo imponer con buenas palabras sus tesis o creencias y dejando, a nuestro libre albedrío las conclusiones (siempre que se parezcan a las suyas).

Con el tiempo he llegado a comprender, lo fácil que es mover a las masas, basta con una buena difusión, una buena puesta en escena y lo más importante decirles todo aquello que ellos quieren escuchar, para lo cual no hace falta convencerlos, pues ya están convencidos.

Durante años y años los líderes o sacerdotes han empleado este sistema y el del miedo a lo desconocido, para atraerse al pueblo y justificar sus fechorías desmanes o ansias de poder. Pues matar no puede estar nunca justificado por las religiones o los gobiernos, cuando perdemos la vida lo perdemos todo.

¿Cuántas personas han muerto en nombre de la fe o de las revoluciones y que tras su sacrificio, perdiendo la vida no han sido reconocidos?

¿Cuántas han muerto por ser libres pensadores, defender un ideal o sus propias ideas? Y ¿Cuántas han muerto sin saber por qué?

El pensamiento es libre y solo puede ser dañino cuando va en contra de los demás, no cuando vuela en libertad y cada cual elige lo que desea de él.

Por desgracia el mundo está lleno de libres pensadores y de mártires por sus ideas.

Tal vez nos vendría bien aprender de la historia, y verla como es en realidad.


Leer / Descargar texto

Licencia limitada
300 págs. / 8 horas, 45 minutos / 200 visitas.

Publicado el 3 de agosto de 2022 por Edu Robsy.

Salambó

Gustave Flaubert


Novela


I. El festín

La escena es en Megara, arrabal de Cartago, y en los jardines de Amílcar.

Los soldados que este había capitaneado en Sicilia celebraban con un gran banquete el aniversario de la batalla de Eryx. Ausente el jefe, los numerosos soldados comían y bebían a sus anchas.

Los capitanes, calzados con coturnos de bronce, se habían situado en el camino del centro, bajo un velo de púrpura con franjas de oro que se extendía desde la pared de las cuadras hasta la primera azotea del palacio. La soldadesca se desparramaba bajo los árboles, desde los que se veían una porción de edificios de techo plano, lagares, graneros, almacenes, panaderías y arsenales; un patio para los elefantes, fosos para las bestias feroces y una prisión para los esclavos.

Las cocinas hallábanse rodeadas de higueras; un bosque de sicomoros se extendía hasta unos manchones verdes, en los que las granadas resplandecían entre los copos blancos de los algodoneros. Viñas cargadas de racimos trepaban hasta el ramaje de los pinos; un campo de rosas florecía bajo los plátanos; en el césped, de trecho en trecho, se balanceaban las azucenas; una arena negra, mezclada con polvo de coral, cubría los senderos, y en medio, la avenida de los cipreses formaba de un extremo a otro como una doble columnata de obeliscos verdes.


Leer / Descargar texto

Dominio público
299 págs. / 8 horas, 43 minutos / 576 visitas.

Publicado el 15 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

La Jangada: 800 leguas por el Amazonas

Julio Verne


Novela


Primera parte

Capítulo I. Un capitán de los bosques

Ch n y i s g e g g p d z x q x e h ñ u q g p g c h n q y e l e o c r u h x b f i d x h u m ñ d y r f i ll r x v q o e d h r u y v h c h v e t ll x e e c r f n g r o b p b g r ñ i u l h r g r ll d q r j i e h ñ z g m ñ x c h b f t t g c h h o i s r h h ñ m ll r l r e m f p y r u b f l q x g d t h ll v o t f v m y c r e d g r u z b l q ll x y u d p h o z f f s p f i ñ d h r c q v h v x g d p v s b g o n l x h t fe n c h h ñ u ll h e g p c h t n e d f q j p ll v v x b f l l r o c h f n h l u z s l y r f m b o e p v m ñ r c r u t ll r u y g o p c h ll u ñ t d r q o k o f u n d f i s r q r ñ g s h s u v i h d

El documento en el que aparecía escrito el extravagante conjunto de letras que acabamos de copiar, estaba en manos de un hombre que, tras leerlo por segunda vez con mucha atención, permaneció algunos instantes pensativo.

Unas cien líneas de letras sin división de palabras, figuraban escritas en el documento que, al parecer, debía haber sido hecho bastantes años atrás ya que sobre la hoja de papel grueso que cubrían aquellos jeroglíficos, el tiempo había impreso su tinte amarillento.

Pero ¿bajo qué clave se habían escrito aquellas letras? Sólo aquel hombre podía decirlo. En efecto, los escritos cifrados vienen a ser como las cerraduras de las grandes cajas modernas y se defienden de la misma manera. Las combinaciones que pueden formarse son incontables y la vida de un calculista no bastaría para enumerarlas todas. Es precisa la clave para abrir la caja de seguridad, como es necesario saber la cifra para leer un criptograma de aquel género. Más adelante veremos cómo resiste a las más ingeniosas tentativas y esto en momentos de la mayor gravedad.


Información texto

Protegido por copyright
299 págs. / 8 horas, 43 minutos / 468 visitas.

Publicado el 19 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

4041424344