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Un Hombre Muerto a Puntapiés (cuentos)

Pablo Palacio


Cuentos, colección


Con guantes de operar, hago un pequeño bolo de lodo suburbano. Lo echo a rodar por esas calles: los que se tapen las narices le habrán encontrado carne de su carne.

Un hombre muerto a puntapiés

«¿Cómo echar al canasto los palpitantes acontecimientos callejeros?»

«Esclarecer la verdad es acción moralizadora».

El Comercio de Quito


«Anoche, a las doce y media próximamente, el Celador de Policía N.º 451, que hacía el servicio de esa zona, encontró, entre las calles Escobedo y García, a un individuo de apellido Ramírez casi en completo estado de postración. El desgraciado sangraba abundantemente por la nariz, e interrogado que fue por el señor Celador dijo haber sido víctima de una agresión de parte de unos individuos a quienes no conocía, sólo por haberles pedido un cigarrillo. El Celador invitó al agredido a que le acompañara a la Comisaría de turno con el objeto de que prestara las declaraciones necesarias para el esclarecimiento del hecho, a lo que Ramírez se negó rotundamente. Entonces, el primero, en cumplimiento de su deber, solicitó ayuda de uno de los chaufferes de la estación más cercana de autos y condujo al herido a la Policía, donde, a pesar de las atenciones del médico, doctor Ciro Benavides, falleció después de pocas horas.

»Esta mañana, el señor Comisario de la 6.a ha practicado las diligencias convenientes; pero no ha logrado descubrirse nada acerca de los asesinos ni de la procedencia de Ramírez. Lo único que pudo saberse, por un dato accidental, es que el difunto era vicioso.

»Procuraremos tener a nuestros lectores al corriente de cuanto se sepa a propósito de este misterioso hecho».

No decía más la crónica roja del Diario de la Tarde.


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Dominio público
52 págs. / 1 hora, 31 minutos / 629 visitas.

Publicado el 29 de febrero de 2024 por Edu Robsy.

Corazón

Edmundo de Amicis


Novela, Diario


Advertencia del autor

El presente libro se halla especialmente dedicado a los chicos de nueve a trece años de las escuelas elementales, pudiéndose titular HISTORIA DE UN CURSO ACADÉMICO, ESCRITA POR UN ALUMNO DE TERCERA, EN UNA ESCUELA MUNICIPAL DE ITALIA.

Al decir escrita por un alumno, no quiero dar a entender que haya redactado la obra tal cual sale a luz, sino que el escolar iba anotando en un cuaderno, a su manera, lo que había visto, oído, pensado en las aulas y fuera de ellas, mientras que su padre al fin de año corrigió este DIARIO, procurando no alterar lo esencial de aquellas impresiones, en cuanto fué posible. Cuatro años después, el estudiante, ya en el Colegio Secundario, leyó de nuevo el manuscrito, añadió o suprimió algo que a su juicio no era fiel trasunto del pasado, y así se da a la estampa.

Ahora, niños y jóvenes: leed estas páginas; que espero os interesen, y cuya lectura confío que os será saludable.

Octubre

El primer día de escuela

Lunes 17


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Dominio público
274 págs. / 7 horas, 59 minutos / 758 visitas.

Publicado el 1 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

El Coloquio de los Perros

Miguel de Cervantes Saavedra


Teatro, Diálogo, Clásico


NOVELA Y COLOQUIO QUE PASÓ ENTRE CIPIÓN Y BERGANZA,
PERROS DEL HOSPITAL DE LA RESURECCIÓN,
QUE ESTÁ EN LA CIUDAD DE VALLADOLID,
FUERA DE LA PUERTA DEL CAMPO,
A QUIEN COMÚNMENTE LLAMAN
"LOS PERROS DE MAHUDE"

CIPIÓN.—Berganza amigo, dejemos esta noche el Hospital en guarda de la confianza y retirémonos a esta soledad y entre estas esteras, donde podremos gozar sin ser sentidos desta no vista merced que el cielo en un mismo punto a los dos nos ha hecho.

BERGANZA.—Cipión hermano, óyote hablar y sé que te hablo, y no puedo creerlo, por parecerme que el hablar nosotros pasa de los términos de naturaleza.

CIPIÓN.—Así es la verdad, Berganza; y viene a ser mayor este milagro en que no solamente hablamos, sino en que hablamos con discurso, como si fuéramos capaces de razón, estando tan sin ella que la diferencia que hay del animal bruto al hombre es ser el hombre animal racional, y el bruto, irracional.

BERGANZA.—Todo lo que dices, Cipión, entiendo, y el decirlo tú y entenderlo yo me causa nueva admiración y nueva maravilla. Bien es verdad que, en el discurso de mi vida, diversas y muchas veces he oído decir grandes prerrogativas nuestras: tanto, que parece que algunos han querido sentir que tenemos un natural distinto, tan vivo y tan agudo en muchas cosas, que da indicios y señales de faltar poco para mostrar que tenemos un no sé qué de entendimiento capaz de discurso.

CIPIÓN.—Lo que yo he oído alabar y encarecer es nuestra mucha memoria, el agradecimiento y gran fidelidad nuestra; tanto, que nos suelen pintar por símbolo de la amistad; y así, habrás visto (si has mirado en ello) que en las sepulturas de alabastro, donde suelen estar las figuras de los que allí están enterrados, cuando son marido y mujer, ponen entre los dos, a los pies, una figura de perro, en señal que se guardaron en la vidad amistad y fidelidad inviolable.


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72 págs. / 2 horas, 6 minutos / 1.046 visitas.

Publicado el 19 de abril de 2016 por Edu Robsy.

El ocaso de los ídolos: O Cómo se filosofa a martillazos

Friedrich Nietzsche


Nietzsche, filosofía, ídolos


El crepúsculo de los ídolos es una obra clave en la filosofía de Nietzsche que busca derribar las creencias establecidas que han guiado la cultura occidental. Nietzsche defiende un retorno a la vitalidad, a la afirmación de la vida y a la superación de los valores morales tradicionales que, según él, han debilitado el espíritu humano.


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Protegido por copyright
1 pág. / 1 minuto / 54 visitas.

Publicado el 15 de diciembre de 2024 por Víctor Salmerón .

La Vorágine

José Eustasio Rivera


Novela


Prólogo

Señor Ministro:

De acuerdo con los deseos de S. S. he arreglado para la publicidad los manuscritos de Arturo Cova, remitidos a ese Ministerio por el Cónsul de Colombia en Manaos.

En esas páginas respeté el estilo y hasta las incorrecciones del infortunado escritor, subrayando únicamente los provincialismos de más carácter.

Creo, salvo mejor opinión de S. S., que este libro no se debe publicar antes de tener más noticias de los caucheros colombianos del Río Negro o Guainía; pero si S. S. resolviere lo contrario, le ruego que se sirva comunicarme oportunamente los datos que adquiera para adicionarlos a guisa de epílogo.

Soy de S. S. muy atento servidor,

José Eustasio Rivera.

Carta

«...Los que un tiempo creyeron que mi inteligencia irradiaría extraordinariamente, cual una aureola de mi juventud; los que se olvidaron de mí apenas mi planta descendió al infortunio; los que al recordarme alguna vez piensen en mi fracaso y se pregunten por qué no fui lo que pude haber sido, sepan que el destino implacable me desarraigó de la prosperidad incipiente y me lanzó a las pampas, para que ambulara, vagabundo, como los vientos, y me extinguiera como ellos, sin dejar más que ruido y desolación».

(Fragmento de la carta de Arturo Cova)

Primera parte

Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia. Nada supe de los deliquios embriagadores, ni de la confidencia sentimental, ni de la zozobra de las miradas cobardes. Más que el enamorado fui siempre el dominador cuyos labios no conocieron la súplica. Con todo, ambicionaba el don divino del amor ideal, que me encendiera espiritualmente, para que mi alma destellara en mi cuerpo como la llama sobre el leño que la alimenta.


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Dominio público
263 págs. / 7 horas, 41 minutos / 1.417 visitas.

Publicado el 4 de enero de 2022 por Edu Robsy.

Mostellaria

Plauto


Teatro, comedia


Personajes

TRANIÓN, esclavo.
GRUMIÓN, esclavo.
FILÓLAQUES, joven, hijo de Teoprópides.
FILEMATIO, cortesana.
ESCAFA, esclava de Filematio.
CALIDÁMATES, joven, amigo de Filólaques.
DELFIO, cortesana.
TEOPRÓPIDES, viejo, padre de Filólaques.
MISARGÍRIDES, usurero.
SIMÓN, viejo, vecino de Filólaques.
FANISCO, esclavo.
ESFERIÓN, esclavo.
Otros esclavos.

La acción transcurre en Atenas.

Argumento

Filólaques compra a su amada y le da la libertad, y derrocha toda su hacienda durante la ausencia de su padre. A su regreso, el viejo es engañado por Tranión; le cuenta que pasan unos portentos espantosos en la casa y que se han tenido que ir de allí por eso. Entonces se presenta un codicioso usurero reclamando sus intereses, y el viejo vuelve a ser engañado: Tranión le dice que es que han tomado dineros a préstamo porque han comprado una casa. Teoprópides le pregunta qué casa es, y Tranión le contesta que la del vecino de al lado, y va a verla. Después queda muy ofendido de que se hayan burlado de él, pero un amigo de su hijo consigue que les conceda a todos el perdón.

Acto I

Escena I

Grumión, Tranión

GR.— Venga, salte ya de la cocina, bribón, ya está bien de tanta chirigota ahí entre los pucheros; fuera de esta casa, ruina de tus amos. Te juro que, si los dioses me dan vida, me las vas a pagar todas muy bien pagadas en la finca. Sal, sal, digo, no andas ahí más que al olorcillo de los asados, no quieres aparecer ¿eh?

TR.— ¡Maldición!, ¿qué son esos gritos aquí delante de la casa?, ¿es que te crees que estás en el campo? ¡Largo de aquí, al campo, al campo, desgraciado, a ver si nos retiramos de la puerta! [9-10] ¡Toma!, ¿es esto lo que venías buscando?

GR.— ¡Muerto soy! ¿Por qué me pegas?

TR.— Porque vives.


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Protegido por copyright
50 págs. / 1 hora, 27 minutos / 636 visitas.

Publicado el 14 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

La Ilustre Fregona

Miguel de Cervantes Saavedra


Novela corta, Clásico


En Burgos, ciudad ilustre y famosa, no ha muchos años que en ella vivían dos caballeros principales y ricos: el uno se llamaba don Diego de Carriazo, y el otro, don Juan de Avendaño. El don Diego tuvo un hijo, a quien llamó de su mismo nombre, y el don Juan otro, a quien puso don Tomás de Avendaño. A estos dos caballeros mozos, como quien han de ser las principales personas deste cuento, por excusar y ahorrar letras, les llamaremos con solos los nombres de Carriazo y de Avendaño. Trece años, o poco más, tendría Carriazo, cuando, llevado de una inclinación picaresca, sin forzarle a ello algún mal tratamiento que sus padres le hiciesen, sólo por su gusto y antojo, se desgarró, como dicen los muchachos, de casa de sus padres, y se fué por ese mundo adelante, tan contento de la vida libre, que en la mitad de las incomodidades y miserias que trae consigo no echaba menos la abundancia de la casa de su padre, ni el andar a pie le cansaba, ni el frío le ofendía, ni el calor le enfadaba: para él todos los tiempos del año le eran dulce y templada primavera; tan bien dormía en parvas como en colchones; con tanto gusto se soterraba en un pajar de un mesón como si se acostara entre dos sábanas de Holanda. Finalmente, él salió tan bien con el asumpto de pícaro, que pudiera leer cátedra en la facultad al famoso de Alfarache.


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36 págs. / 1 hora, 4 minutos / 1.114 visitas.

Publicado el 19 de abril de 2016 por Edu Robsy.

Trafalgar

Benito Pérez Galdós


Novela


I

Se me permitirá que antes de referir el gran suceso de que fui testigo, diga algunas palabras sobre mi infancia, explicando por qué extraña manera me llevaron los azares de la vida a presenciar la terrible catástrofe de nuestra marina.

Al hablar de mi nacimiento, no imitaré a la mayor parte de los que cuentan hechos de su propia vida, quienes empiezan nombrando su parentela, las más veces noble, siempre hidalga por lo menos, si no se dicen descendientes del mismo Emperador de Trapisonda. Yo, en esta parte, no puedo adornar mi libro con sonoros apellidos; y fuera de mi madre, a quien conocí por poco tiempo, no tengo noticia de ninguno de mis ascendientes, si no es de Adán, cuyo parentesco me parece indiscutible. Doy principio, pues, a mi historia como Pablos, el buscón de Segovia: afortunadamente Dios ha querido que en esto sólo nos parezcamos.

Yo nací en Cádiz, y en el famoso barrio de la Viña, que no es hoy, ni menos era entonces, academia de buenas costumbres. La memoria no me da luz alguna sobre mi persona y mis acciones en la niñez, sino desde la edad de seis años; y si recuerdo esta fecha, es porque la asocio a un suceso naval de que oí hablar entonces: el combate del cabo de San Vicente, acaecido en 1797.


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Dominio público
161 págs. / 4 horas, 43 minutos / 3.354 visitas.

Publicado el 25 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

El Almohadón de Pluma

Horacio Quiroga


Cuento


Su luna de miel fué un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. El, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.

Durante tres meses—se habían casado en abril—vivieron una dicha especial. Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía en seguida.

La casa en que vivían influía no poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso—frisos, columnas y estatuas de mármol—producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia.

En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante, había concluído por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.

No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin, una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de él. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Jordán, con honda ternura, le pasó la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni decir una palabra.


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Dominio público
3 págs. / 6 minutos / 8.333 visitas.

Publicado el 28 de julio de 2016 por Edu Robsy.

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