La Capilla de Bosque
Christoph von Schmid
Cuento infantil
Habiendo terminado su aprendizaje de calderero un joven sano y vigoroso, llamado Conrado Erliebe, tomó el partido de viajar por espacio de tres años, á fin de perfeccionarse en su profesión.
Vestía sencillo, pero decentemente; y echada á las espaldas su maleta, y apoyándose en su palo á modo de peregrino, emprendió alegremente su viaje. Hacía ya algunas horas qué estaba caminando, á pesar de ser un día caluroso de verano, cuando se encontró de repente en el corazón de un espeso bosque.
En vano procuró dejarlo; bien pronto quedó perdido enteramente; vagó por largo tiempo á la ventura, sin que pudiese encontrar el menor rastro de camino. El sol iba á ocultarse en las próximas montañas, é iba ya Conrado á entregarse á la inquietud y la tristeza, cuando advirtió á lo lejos el campanario de una capillita que se levantaba por sobre de unos melancólicos abetos, y al cual tocaban todavía los últimos rayos del sol. Tomó aquella dirección y en breve dió con un camino que le condujo al pie de la capilla, situada sobre una eminencia coronada de fresco verdor.
A su vista, recordó Conrado los consejos de su padre, que acostumbraba decirle: «Hijo mío; si está en tu mano, jamás pases por una capilla abierta, sin entrar y orar en ella. Piensa que ha sido construida para servir la adoración de Dios; y que su elevado campanario es para nosotros á la manera de un dedo que nos muestra el cielo. Cómo podrías, pues, pasar por alto ninguna ocasión de levantar tu alma á Dios y arrodillarte en la presencia de nuestro bienhechor supremo? Un cuadro que llame tu atención; una sentencia que leas por curiosidad, pueden inspirarte, sin que tú lo adviertas, valor y una santa confianza, y hacer que nazcan en tí las más santas resoluciones».
Dominio público
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Publicado el 23 de octubre de 2021 por Edu Robsy.