El Músico Alberto
León Tolstói
Cuento
I
A las tres de la mañana, cinco jóvenes de apariencia fastuosa entraban en un baile de San Petersburgo, dispuestos a recrearse. Bebíase champaña copiosamente. La mayoría de los invitados eran muy jóvenes y abundaban entre ellos las mujeres jóvenes también y hermosas. El piano y el violín tocaban sin interrupción, una polka tras otra. El baile y el ruido no cesaban; pero los concurrentes parecían aburridos; sin saber por qué era visible que no reinara allí la alegría que en tales fiestas parece debe reinar.
Varias veces probaron algunos a reanimarla, pero la alegría fingida es peor aún que el tedio más profundo.
Uno de los cinco jóvenes, el más descontento de sí mismo, de los otros de la velada, levantóse con aire contrariado, buscó su sombrero y salió con la intención de marcharse y no volver.
La antesala estaba desierta, pero al través de una de las puertas oíanse voces en el salón contiguo. El joven se detuvo y púsose a escuchar.
—No se puede entrar...; están los invitados decía una voz de mujer.
—Que no se puede pasar, porque allí no entran más que los invitados —dijo otra voz de mujer.
—Dejadme pasar, os lo ruego, pues eso no importa —suplicaba una voz débil de hombre.
—Yo no puedo dejaros pasar sin el permiso de la señora—. ¿A dónde vais? ¡Ah!...
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Publicado el 5 de junio de 2016 por Edu Robsy.