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Memorias de Ultratumba

François-René de Chateaubriand


Biografía


PREFACIO

París, 14 de abril de 1846

Revisado el 28 de julio de 1846

Sicut nubes… quasi naves… velut umbra.

JOB

Como me es imposible prever el momento de mi fin, y a mis años los días concedidos a un hombre no son sino días de gracia, o más bien de rigor, voy a explicarme.

El próximo 4 de septiembre, cumpliré setenta y ocho años: es hora ya de que abandone un mundo que me abandona a mí y que no echo de menos.

Las Memorias, al frente de las cuales se leerá este prefacio, siguen, en sus divisiones, las divisiones naturales de mis carreras.

La triste necesidad, que me ha tenido siempre con un pie sobre el cuello, me obliga a vender mis Memorias. Nadie puede hacerse una idea de cuánto he sufrido por tener que hipotecar mi tumba; pero me obligan a este postrer sacrificio mis juramentos y la coherencia de mi conducta. Por un apego acaso pusilánime, consideraba estas Memorias como confidentes de los que nunca hubiera querido separarme; mi intención era legárselas a madame de Chateaubriand; ella las daría a conocer según su voluntad, o las destruiría, lo que hoy desearía más que nunca.


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2.339 págs. / 2 días, 20 horas, 13 minutos / 2.193 visitas.

Publicado el 7 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La muchacha de la ventana

Ainhoa Escarti


relato, drama, comedia,


La muchacha de la ventana

 

Una tarde como otra cualquiera en la que mi mente paseaba por la soledad de mi memoria, salí a pasear. Iba meditabundo, paseando más en mí mismo que por la calle. Por un momento miré el sol como brillaba intensamente aunque ya andábamos en noviembre, los rayos recorrían mis manos. Por un segundo miré hacia arriba por ver la intensidad del círculo solar. Y la vi, estaba en la ventana asomada. Su mirada no estaba dirigida hacia ningún sitio concreto, aunque era tan triste que ablandaría hasta al corazón más frío. En este caso el mío. Los rayos me daban en los ojos y aportaban al rostro de la joven una especie de luz celestial. Fue un momento inmortal en cualquier memoria, entonces una lágrima recorrió su rostro y cayó lentamente, vi su viaje a través de la intensa caída. Y su final fue caer en mi boca, la saboreé un momento, nunca probé algo tan exquisito. Se fundió en mi boca en una décima de segundo, y su sabor penetró en todo mi ser. Deje de vagabundear por mí mismo, y seguí mirándola. Era ya de noche y me había sentado para poder contemplarla mejor. Ella estaba tan ensimismada en su tristeza que no se percataba de mi presencia. No quería irme de allí, y dejarla abandonada, pero era de noche y allí en mitad de la nada de un parque muerto no podía dormir. Así que me fui muy de madrugada.


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22 págs. / 39 minutos / 1.005 visitas.

Publicado el 14 de marzo de 2019 por Ainhoa Escarti.

813

Maurice Leblanc


Novela


Primera parte. La doble vida de Arsenio Lupin

I. Una matanza

El señor Kesselbach se detuvo en seco en el umbral del salón, cogió del brazo a su secretario y murmuró con voz inquieta:

—Chapman, alguien ha penetrado aquí de nuevo.

—Vamos, vamos, señor —protestó el secretario—; usted mismo acaba de abrir la puerta de la antecámara y, mientras nosotros almorzábamos en el restaurante, la llave no ha salido de su bolsillo.

—Chapman, alguien ha penetrado aquí de nuevo —repitió el señor Kesselbach.

Y señaló a un saco de viaje que se encontraba sobre la chimenea.

Vea, la prueba está hecha. Ese saco estaba cerrado. Y ahora no lo está.

Chapman alegó:

—¿Está usted bien seguro de haberlo cerrado, señor? Además, ese saco no contenía sino objetos sin valor, cosas de tocador…

—No contiene más que eso porque yo retiré de él mi cartera antes de salir, por precaución…, sin lo cual… No, yo se lo digo, Chapman, alguien ha penetrado aquí mientras nosotros almorzábamos.

En la pared había un aparato telefónico. Descolgó el auricular, y dijo:

—Oiga… Es una llamada del señor Kesselbach…, del departamento cuatrocientos quince… Eso es… Señorita, tenga la bondad de pedir la Prefectura de Policía… El Servicio de Seguridad… Usted no necesita que yo le dé el número, ¿verdad? Bien; muchas gracias… Espero al aparato.

Un minuto más tarde proseguía:


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375 págs. / 10 horas, 57 minutos / 719 visitas.

Publicado el 21 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Último Día de un Condenado a Muerte

Victor Hugo


Novela, Teatro



The iron tongue of midnight hath told twelve:
Lovers, to bed; ‘tis almost fairy time.
I fear we shall out-sleep the coming morn
As much as we this night have overwatch’d.

WILLIAM SHAKESPEARE
 

Introducción

Pocas obras son tan atemporales y a la vez están tan intrínsecamente ligadas a la época en que se crearon como Último día de un condenado a muerte. Las motivaciones que impelieron a Victor Hugo a escribir este libro en 1829 se derivan de forma directa de las convulsiones políticas que azotaban a Francia en aquel momento. La Revolución de 1793 había puesto fin al llamado Despotismo Ilustrado, un periodo de absolutismo y de exaltación de la razón en favor del progreso de la humanidad y en detrimento del pueblo, y había establecido las bases de los actuales sistemas democráticos de representación parlamentaria. En nombre de los principios que la inspiraron —libertad, igualdad, fraternidad—, las autoridades de la Revolución habían ido aniquilando a aquellos personajes de la realeza y de la aristocracia que consideraban culpables de las injusticias del pasado y cuya sola vida ponía en peligro el nuevo orden político. Nació la guillotina y la decapitación se convirtió en un espectáculo público. La Revolución era incontestable; sus métodos, también. Mientras la pena de muerte se consolidaba como garante del nuevo sistema, los excesos de su aplicación, que se extendió a todo el ámbito de la delincuencia, suscitaron el alzamiento de algunas voces críticas.


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109 págs. / 3 horas, 11 minutos / 1.150 visitas.

Publicado el 23 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Gaya Ciencia

Friedrich Nietzsche


FIlosofía


PRÓLOGO

I

Este libro necesitaría, sin duda, algo más que un prólogo; a fin de cuentas, siempre quedará la duda de si, por no haber vivido nada parecido, alguien puede llegar a familiarizarse mediante prólogos con la experiencia que precede a este libro. Parece escrito en el lenguaje de un viento de deshielo. Todo es aquí arrogancia, inquietud, contradicción, como un tiempo de abril, que hace recordar constantemente tanto al invierno demasiado reciente aún, como a la victoria obtenida sobre el invierno, esa victoria que viene, que debe venir, que tal vez haya venido… La gratitud fluye en él a oleadas, como si acabara de ocurrir el acontecimiento más inesperado, la gratitud de un convaleciente —pues la curación era ese acontecimiento más inesperado—. La «Gaya Ciencia»: he aquí lo que anuncia las Saturnales de un espíritu que ha resistido pacientemente a una prolongada y terrible presión —paciente, rigurosa, fríamente, sin someterse, pero también sin esperanza—, y que de pronto se ve asaltado por la esperanza, por la esperanza de la salud, por la embriaguez de la curación. ¿Es de extrañar que en este estado salgan a la luz muchas cosas insensatas y locas, mucha ternura arrogante despilfarrada en problemas que tienen la piel erizada de espinas y que no se dejan acariciar ni seducir de ningún modo?


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256 págs. / 7 horas, 28 minutos / 5.741 visitas.

Publicado el 28 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Los Cuatro Hombres Justos

Edgar Wallace


Novela


Prologo. El oficio de Terrí

Si, partiendo de la Plaza de Mina, bajáis la estrecha calle donde, de diez a cuatro, pende indolentemente la gran bandera del consulado de los Estados Unidos; cruzáis la plaza donde se alza el Hotel de Francia, rodeáis la iglesia de Nuestra Señora y proseguís a lo largo de la pulcra y estrecha vía pública que es la arteria principal de Cádiz, llegaréis al Café de las Naciones.

A las cinco suele haber pocos clientes en el amplio local sostenido por columnas, y generalmente las redondas mesitas que obstruyen la acera frente a sus puertas permanecen desocupadas.

El verano pasado (en el año del hambre) cuatro hombres sentados en torno a una de las mesas hablaban de negocios.

León González era uno, Poiccart otro, George Manfred era un notable tercero, y Terrí, o Saimont, era el cuarto.

De este cuarteto, únicamente Terrí no requiere ser presentado al estudioso de historia contemporánea. Su historial se encuentra archivado en el Departamento de Asuntos Públicos. Allí está registrado como Terrí, alias Saimont.

Podéis, si sois inquisitivos y obtenéis el permiso necesario, examinar fotografías que lo presentan en dieciocho posturas: con los brazos cruzados sobre el ancho pecho, de frente, con barba de tres días, de perfil, con…, pero ¿para qué enumerarlas todas?

Hay también fotografías de sus orejas (de fealdad repelente, parecidas a las de los murciélagos) y una larga y bien documentada historia de su vida.

El señor Paolo Mantegazza, director del Museo Nacional de Antropología de Florencia, ha hecho a Terrí el honor de incluirlo en su admirable obra (véase el capítulo sobre «Valor intelectual de un rostro»); de aquí que considere que, para todos los estudiantes de criminología y fisiognomía, Terrí no necesita presentación.


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126 págs. / 3 horas, 41 minutos / 474 visitas.

Publicado el 19 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Diario de un Seductor

Søren Kierkegaard


Diario


Prologo

Sua passion predominante é la giovin principiante.

DON GIOVANNI, aria
 

Me cuesta dominar la ansiedad que me acomete en este instante en que me resuelvo a transcribir, con el mayor cuidado, la copia que entonces hice con precipitación y con el corazón alterado. Pero incluso hoy, no obstante, siento idéntica inquietud y me hago idénticos reproches. No habían cerrado la mesa escritorio y todo se encontraba a mi disposición. Habla un cajón abierto. En él, sobre algunos papeles sueltos, se hallaba un volumen en cuarto, encuadernado con óptimo gusto. Estaba abierto en la primera página, en la que, en un pequeño recuadro de papel blanco, dejó escrito de su puño y letra: Comentarius perpetuus n° 4. Estoy tratando de serenarme, diciéndome que de no haber estado abierto el libro y de no haber sido tan sugestivo el título, no me hubiese vencido la tentación con tanta facilidad. El título resultaba bastante extraño, más que por sí mismo, por el lugar en el que se hallaba. Al examinar brevemente los papeles sueltos, comprendí que se trataba, de episodios amorosos, alguna alusión a aventuras personales y también borradores de cartas.


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136 págs. / 3 horas, 59 minutos / 1.247 visitas.

Publicado el 28 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Alas Rotas

Gibran Kahlil Gibran


Novela corta


Prefacio

Tenía yo dieciocho años de edad cuando el amor me abrió los ojos con sus mágicos rayos y tocó mi espíritu por vez primera con sus dedos de hada, y Selma Karamy fue la primera mujer que despertó mi espíritu con su belleza y me llevó al jardín de su hondo afecto, donde los días pasan como sueños y las noches como bodas.

Selma Karamy fue la que me enseñó a rendir culto a la belleza con el ejemplo de su propia hermosura y la que, con su cariño, me reveló el secreto del amor; fue ella la que cantó por vez primera, para mí, la poesía de la vida verdadera.

Todo joven recuerda su primer amor y trata de volver a poseer esa extraña hora, cuyo recuerdo transforma sus más hondos sentimientos y le da tan inefable felicidad, a pesar de toda la amargura de su misterio.

En la vida de todo joven hay una "Selma", que súbitamente se le aparece en la primavera de la vida, que transforma su soledad en momentos felices, y que llena el silencio de sus noches con música.

Por aquella época estaba yo absorto en profundos pensamientos y contemplaciones, y trataba de entender el significado de la naturaleza y la revelación de los libros y de las Escrituras, cuando oí al Amor susurrando en mis oídos a través de los labios de Selma. Mi vida era un estado de coma, vacía como la de Adán en el Paraíso, cuando vi a Selma en pie, ante mí, como una columna. de luz. Era la Eva de mi corazón, que lo llenó de secretos y maravillas, y que me hizo comprender el significado de la vida.


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Publicado el 21 de diciembre de 2017 por Edu Robsy.

Una Historia Aburrida

Antón Chéjov


Novela corta


I

Vive en Rusia un profesor emérito llamado Nikolái Stepánovich de Tal y Tal, consejero privado y caballero; tiene tantas condecoraciones, rusas y extranjeras, que, cuando se ve en la tesitura de ponérselas, los estudiantes lo llaman «el iconostasio». Todos sus conocidos pertenecen a lo más granado de la aristocracia; al menos en los últimos veinticinco o treinta años no ha habido en Rusia un erudito ilustre al que no haya tratado durante algún tiempo. Ahora no tiene con quién relacionarse, pero, si echamos la vista atrás, la larga lista de sus amigos célebres incluye nombres como Pirogov, Kavelin y el poeta Nekrásov, que lo honraron con su sincera y cálida amistad. Es miembro de todas las universidades rusas y de tres extranjeras. Etcétera, etcétera. Todo eso, y muchas cosas más que podrían decirse, constituye lo que se llama mi nombre.

Mi nombre es famoso. En Rusia lo conoce cualquier persona educada, mientras en el extranjero se le agregan los calificativos de «distinguido» y «honorable» cuando se lo menciona desde la cátedra. Es uno de los escasos nombres afortunados cuyo menosprecio o mención vana, ya sea en público o en la prensa, se considera una señal de mala educación. Y así debe ser. Pues mi nombre está íntimamente ligado al concepto de persona célebre, de grandes dotes e indudable utilidad. Soy un hombre hacendoso y perseverante, lo que es importante, y tengo talento, lo que es más importante aún. Además, dicho sea de paso, soy educado, modesto y honrado. Jamás he metido la nariz en la literatura ni en la política, no he buscado la popularidad polemizando con ignorantes, no he pronunciado discursos en banquetes o ante la tumba de mis colegas… En suma, mi nombre académico no presenta ninguna mancha ni tiene motivo de queja. Es afortunado.


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72 págs. / 2 horas, 6 minutos / 1.165 visitas.

Publicado el 8 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

El Archivo de Sherlock Holmes

Arthur Conan Doyle


Novela


Prefacio

Me temo que el señor Sherlock Holmes puede llegar a convertirse en uno de esos tenores famosos que, habiendo sobrevivido a su tiempo, se sienten tentados de repetir una y otra vez sus reverencias de despedida ante su indulgente público. Esto tiene que terminar, y debe seguir el camino de toda carne, real o imaginaria. A uno le gusta pensar que hay un limbo fantástico para las criaturas de la imaginación, donde los guapos de Fielding pueden aún cortejar a las bellas de Richardson, donde los héroes de Scott pueden aún pavonearse, el encantador cockney de Dickens suscitar una sonrisa, y los hombres mundanos de Thackeray seguir sus respetables carreras. Quizás en algún humilde rincón del Walhalla, Sherlock y su Watson puedan encontrar acomodo por un tiempo, mientras alguien más astuto, con algún incluso menos astuto camarada, ocupa la escena que ellos han dejado libre.


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277 págs. / 8 horas, 6 minutos / 449 visitas.

Publicado el 24 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

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