El Templo de la Abominación
Robert E. Howard
Cuento
I
—Todo tranquilo —gruñó Wulfhere Hausakliufr—. Veo el brillo de un edificio de piedra entre los árboles… ¡Por la sangre de Thor, Cormac! ¿Nos llevas a una trampa?
El alto gaélico sacudió la cabeza, con un gesto ceñudo que oscurecía su faz siniestra y llena de cicatrices.
—Nunca he oído que hubiese un castillo en estas tierras; las tribus britanas de los alrededores no construyen con piedra. Puede que sea una vieja ruina romana.
Wulfhere dudó, echando un vistazo a su espalda, a las compactas filas de guerreros barbudos con yelmos astados.
—Quizá sería mejor enviar a un explorador.
Cormac Mac Art lanzó una carcajada.
—Alarico condujo a sus godos a través del Foro hace veinte años, aunque vosotros los bárbaros aún os sobresaltáis al oír el nombre de Roma. No temas; no hay legiones en Britania. Creo que es un templo druida. No tenemos nada que temer de los druidas, más aún si nos dirigimos contra sus enemigos naturales.
—Y la gente de Cedric aullará como lobos cuando les ataquemos desde el oeste en lugar del sur o el este —dijo el Rompecráneos con una mueca— . Fue una astuta idea la tuya, Cormac, ocultar nuestro drakkar en la costa oeste y atravesar Britania para caer sobre los sajones. Pero también es una locura.
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Publicado el 10 de julio de 2018 por Edu Robsy.