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Cuentos Completos

Edgar Allan Poe


Cuento


William Wilson


«¿Qué decir de ella?
¿Qué decir de la torva conciencia,
de ese espectro en mi camino?».

(Chamberlayne, Pharronida)
 

Permitidme que, por el momento, me llame a mí mismo William Wilson. Esta blanca página no debe ser manchada con mi verdadero nombre. Demasiado ha sido ya objeto del escarnio, del horror, del odio de mi estirpe. Los vientos, indignados, ¿no han esparcido en las regiones más lejanas del globo su incomparable infamia? ¡Oh proscrito, oh tú, el más abandonado de los proscritos! ¿No estás muerto para la tierra? ¿No estás muerto para sus honras, sus flores, sus doradas ambiciones? Entre tus esperanzas y el cielo, ¿no aparece suspendida para siempre una densa, lúgubre, ilimitada nube?


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946 págs. / 1 día, 3 horas, 37 minutos / 1.502 visitas.

Publicado el 27 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Padres e Hijos

Iván Turguéniev


Novela


1

— ¿Y qué, Piotr? ¿No ves nada todavía? —preguntaba, el 20 de mayo del año 1859, saliendo sin sombrero a la escalinata de la Casa de Postas, en la calzada, un caballero cincuentón, que vestía un paletó corto y polvoriento y pantalones a cuadros, a su criado, un mocetón mofletudo, con rubio vello en la sotabarba y unos ojillos pequeñines y turbios.

El criado, que en todos sus detalles —el mechoncito de pelo sobre la oreja, los cabellos de vario color y dados de pomada y los finos modales; en todo, en una palabra— delataba a un joven de la novísima generación perfeccionada, miró, condescendiente, a lo largo del camino, y respondió:

— No se ve a nadie.

— ¿Que no se ve? —repitió el caballero.

— No se ve —por segunda vez respondióle el criado.

Suspiró el señor y se sentó en un taburete. Se lo presentaremos al lector, en tanto permanece sentado, moviendo los pies y mirando pensativo en torno suyo.


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225 págs. / 6 horas, 34 minutos / 1.495 visitas.

Publicado el 18 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

La Tempestad

William Shakespeare


Teatro, Comedia


Dramatis personae

ALONSO, rey de Nápoles
SEBASTIÁN, su hermano
PRÓSPERO, el legítimo Duque de Milán
ANTONIO, su hermano, usurpador del ducado de Milán
FERNANDO, hijo del rey de Nápoles
GONZALO, viejo y honrado consejero

ADRIÁN
FRANCISCO, nobles

CALIBÁN, esclavo salvaje y deforme
TRÍNCULO, bufón
ESTEBAN, despensero borracho
El CAPITÁN del barco
El CONTRAMAESTRE
MARINEROS
MIRANDA, hija de Próspero
ARIEL, espíritu del aire

IRIS
CERES
JUNO, segadores

Ninfas
Segadores

Escena: una isla deshabitada.

Acto I

Escena I

Se oye un fragor de tormenta, con rayos y truenos. Entran un CAPITÁN y un CONTRAMAESTRE.

CAPITÁN
¡Contramaestre!

CONTRAMAESTRE
¡Aquí, capitán! ¿Todo bien?

CAPITÁN
¡Amigo, llama a la marinería! ¡Date prisa o encallamos! ¡Corre, corre!

Sale.
Entran los MARINEROS.

CONTRAMAESTRE
¡Ánimo, muchachos! ¡Vamos, valor, muchachos! ¡Deprisa, deprisa! ¡Arriad la gavia! ¡Y atentos al silbato del capitán! — ¡Vientos, mientras haya mar abierta, reventad soplando!

Entran ALONSO, SEBASTIÁN, ANTONIO, FERNANDO, GONZALO y otros.

ALONSO
Con cuidado, amigo. ¿Dónde está el capitán? — [A los MARINEROS] ¡Portaos como hombres!

CONTRAMAESTRE
Os lo ruego, quedaos abajo.

ANTONIO
Contramaestre, ¿y el capitán?

CONTRAMAESTRE
¿No le oís? Estáis estorbando. Volved al camarote. Ayudáis a la tormenta.

GONZALO
Cálmate, amigo.


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49 págs. / 1 hora, 27 minutos / 1.292 visitas.

Publicado el 23 de julio de 2018 por Edu Robsy.

Retrato de una Dama

Henry James


Novela


1

Era la hora dedicada a la ceremonia del té de la tarde y sabido es que, en determinadas circunstancias, hay en la vida muy pocas horas que puedan compararse a ésa por el agrado y atractivo que ofrece a quienes saben disfrutarla. Hay momentos en los cuales, se tome o no se tome té —cosa que, desde luego, algunos no hacen jamás—, la situación constituye por sí misma una verdadera delicia. Las personas que están presentes en mi imaginación al intentar escribir la primera página de esta sencilla historia ofrecían a la vista un cuadro admirablemente ilustrador del disfrute de tan inocente pasatiempo. Los utensilios de ágape tan parco e íntimo se hallaban dispuestos sobre el tierno césped de una antigua casa de campo inglesa durante una hora que yo calificaría de momento supremo de una espléndida tarde de verano. Se había desvanecido parte de dicha tarde, pero aún quedaba de ella bastante, que era precisamente su parte de más bella y extraordinaria calidad. Faltaban todavía algunas horas para el verdadero atardecer, mas el torrente de intensa luz de verano había empezado ya a decrecer, se había vuelto más suave el aire, y las sombras, como desperezándose, se iban estirando poco a poco sobre la tupida y tierna hierba. Era, como decimos, pausado su alargamiento, y el escenario de la naturaleza contribuía a favorecer el nacimiento de ese estado de ánimo, de solaz y abandono, que constituye la fuente principal de placer en semejante actividad y a semejante hora. Puede decirse que el intervalo de tiempo comprendido entre las cinco y las ocho de la tarde de un día estival es a veces una pequeña eternidad; mas en momentos como éste cabe afirmar que es y no puede ser más que una eternidad de placer. Los participantes en la misma parecían estar disfrutando tranquilamente de él, y, por añadidura, no eran de los pertenecientes al sexo que se supone proporciona el mayor número de adeptos a tales ceremonias.


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786 págs. / 22 horas, 56 minutos / 1.288 visitas.

Publicado el 29 de enero de 2017 por Edu Robsy.

Diario de un Seductor

Søren Kierkegaard


Diario


Prologo

Sua passion predominante é la giovin principiante.

DON GIOVANNI, aria
 

Me cuesta dominar la ansiedad que me acomete en este instante en que me resuelvo a transcribir, con el mayor cuidado, la copia que entonces hice con precipitación y con el corazón alterado. Pero incluso hoy, no obstante, siento idéntica inquietud y me hago idénticos reproches. No habían cerrado la mesa escritorio y todo se encontraba a mi disposición. Habla un cajón abierto. En él, sobre algunos papeles sueltos, se hallaba un volumen en cuarto, encuadernado con óptimo gusto. Estaba abierto en la primera página, en la que, en un pequeño recuadro de papel blanco, dejó escrito de su puño y letra: Comentarius perpetuus n° 4. Estoy tratando de serenarme, diciéndome que de no haber estado abierto el libro y de no haber sido tan sugestivo el título, no me hubiese vencido la tentación con tanta facilidad. El título resultaba bastante extraño, más que por sí mismo, por el lugar en el que se hallaba. Al examinar brevemente los papeles sueltos, comprendí que se trataba, de episodios amorosos, alguna alusión a aventuras personales y también borradores de cartas.


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136 págs. / 3 horas, 59 minutos / 1.199 visitas.

Publicado el 28 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Frankenstein o el Moderno Prometeo

Mary Shelley


Novela


VOLUMEN I

PRÓLOGO

El suceso en el cual se fundamenta este relato imaginario ha sido considerado por el doctor Darwin y otros fisiólogos alemanes como no del todo imposible. En modo alguno quisiera que se suponga que otorgo el mínimo grado de credibilidad a semejantes fantasías; sin embargo, al tomarlo como base de una obra fruto de la imaginación, no considero haberme limitado simplemente a enlazar, unos con otros, una serie de terrores de índole sobrenatural. El hecho que hace despertar el interés por la historia está exento de las desventajas de un simple relato de fantasmas o encantamientos. Me vino sugerido por la novedad de las situaciones que desarrolla, y, por muy imposible que parezca como hecho físico, ofrece para la imaginación, a la hora de analizar las pasiones humanas, un punto de vista más comprensivo y autorizado que el que puede proporcionar el relato corriente de acontecimientos reales. Así pues, me he esforzado por mantener la veracidad de los elementales principios de la naturaleza humana, a la par que no he sentido escrúpulos a la hora de hacer innovaciones en cuanto a su combinación. La Ilíada, el poema trágico de Grecia; Shakespeare en La tempestad y El sueño de una noche de verano; y sobre todo Milton en El paraíso perdido se ajustan a esta regla. Así pues, el más humilde novelista que intente proporcionar o recibir algún deleite con sus esfuerzos puede, sin presunción, emplear en su narrativa una licencia, o, mejor dicho, una regla, de cuya adopción tantas exquisitas combinaciones de sentimientos humanos han dado como fruto los mejores ejemplos de poesía.

La circunstancia en la cual se basa mi relato me fue sugerida en una conversación trivial. Lo comencé en parte como diversión y en parte como pretexto para ejercitar cualquier recurso de mi mente que aún tuviera intacto.

A medida que avanzaba la obra, otros motivos se fueron añadiendo a éstos.


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212 págs. / 6 horas, 12 minutos / 1.142 visitas.

Publicado el 11 de junio de 2016 por Edu Robsy.

A la Sombra de las Muchachas en Flor

Marcel Proust


Novela


PRIMERA PARTE

Cuando en casa se trató de invitar a cenar por vez primera al señor de Norpois, mi madre dijo que sentía mucho que el doctor Cottard estuviera de viaje, y que lamentaba también haber abandonado todo trato con Swann, porque sin duda habría sido grato para el ex embajador conocer a esas dos personas; a lo cual repuso mi padre que en cualquier mesa haría siempre bien un convidado eminente, un sabio ilustre, como lo era Cottard; pero que Swann, con aquella ostentación suya, con aquel modo de gritar a los cuatro vientos los nombres de sus conocidos por insignificantes que fuesen, no pasaba de ser un farolón vulgar, y le habría parecido indudablemente al marqués de Norpois "hediondo", como él solía decir. Y la tal respuesta de mi padre exige unas cuantas palabras de explicación, porque habrá personas que se acuerden quizá de un Cottard muy mediocre y de un Swann que en materias mundanas llevaba a una extrema delicadeza la modestia y la discreción. En lo que a este último se refiere, lo ocurrido era que aquel Swann, amigo viejo de mis padres, había añadido a sus personalidades de "hijo de Swann" y de Swann socio del jockey otra nueva (que no iba a ser la última): la personalidad de marido de Odette. Y adaptando a las humildes ambiciones de aquella mujer la voluntad, el instinto y la destreza que siempre tuvo, se las ingenió para labrarse, y muy por bajo de la antigua, una posición nueva adecuada a la compañera que con él había de disfrutarla. De modo que parecía otro hombre.


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674 págs. / 19 horas, 40 minutos / 1.139 visitas.

Publicado el 6 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Último Día de un Condenado a Muerte

Victor Hugo


Novela, Teatro



The iron tongue of midnight hath told twelve:
Lovers, to bed; ‘tis almost fairy time.
I fear we shall out-sleep the coming morn
As much as we this night have overwatch’d.

WILLIAM SHAKESPEARE
 

Introducción

Pocas obras son tan atemporales y a la vez están tan intrínsecamente ligadas a la época en que se crearon como Último día de un condenado a muerte. Las motivaciones que impelieron a Victor Hugo a escribir este libro en 1829 se derivan de forma directa de las convulsiones políticas que azotaban a Francia en aquel momento. La Revolución de 1793 había puesto fin al llamado Despotismo Ilustrado, un periodo de absolutismo y de exaltación de la razón en favor del progreso de la humanidad y en detrimento del pueblo, y había establecido las bases de los actuales sistemas democráticos de representación parlamentaria. En nombre de los principios que la inspiraron —libertad, igualdad, fraternidad—, las autoridades de la Revolución habían ido aniquilando a aquellos personajes de la realeza y de la aristocracia que consideraban culpables de las injusticias del pasado y cuya sola vida ponía en peligro el nuevo orden político. Nació la guillotina y la decapitación se convirtió en un espectáculo público. La Revolución era incontestable; sus métodos, también. Mientras la pena de muerte se consolidaba como garante del nuevo sistema, los excesos de su aplicación, que se extendió a todo el ámbito de la delincuencia, suscitaron el alzamiento de algunas voces críticas.


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109 págs. / 3 horas, 11 minutos / 1.092 visitas.

Publicado el 23 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Tartufo

Molière


Teatro


Personajes

LA SEÑORA PERNELLE, madre de Orgon.
ORGON, esposo de Elmira.
ELMIRA, mujer de Orgon.
DAMIS, hijo de Orgon.
MARIANA, hija de Orgon y amante de Valerio.
VALERIO, amante de Mariana.
CLEANTO, cuñado de Orgon.
TARTUFO, falso devoto.
DORINA, sirvienta de Mariana.
LEAL, alguacil.
UN EXENTO.
FLIPOTA, sirvienta de la señora Pernelle.

La acción transcurre en París.

Acto primero

Escena I

PERNELLE, su sirvienta FLIPOTA, ELMIRA, MARIANA, DORINA, DAMIS, CLEANTO

PERNELLE: Vamos, Flipota, vamos que quiero librarme de ellos.

ELMIRA: Camináis a tal paso que cuesta trabajo seguiros.

PERNELLE: Dejad, nuera, dejad y no me acompañéis más allá; que no he menester tanta ceremonia.

ELMIRA: Justo es cumplir con lo que os es debido. Pero ¿por qué os marcháis tan presto, madre mía?

PERNELLE: Hallo insoportable ver cómo se gobierna esta casa, donde nadie se cuida de complacerme. Muy poco edificada salgo de aquí. Todas mis pláticas han sido desoídas; no se respeta nada; todos hablan a gritos; esto parece la corte del rey Pétaut.

DORINA: No obstante…

PERNELLE: Sois, amiga mía, una sirvienta un tanto deslenguada y asaz impertinente, amiga de entrometeros a dar vuestro consejo en todo.

DAMIS: Pero…

PERNELLE: Vos, hijo mío, sois un tonto listo y raso. Os lo digo yo, que soy vuestra abuela. Cien veces he predicho a mi hijo y padre vuestro, que tenéis toda la traza de un pícaro y no le daréis sino sinsabores.

MARIANA: Yo creo…


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51 págs. / 1 hora, 30 minutos / 1.074 visitas.

Publicado el 7 de abril de 2018 por Edu Robsy.

Ana Karenina

León Tolstói


Novela


PRIMERA PARTE

I

Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada.

En casa de los Oblonsky andaba todo trastrocado. La esposa acababa de enterarse de que su marido mantenía relaciones con la institutriz francesa y se había apresurado a declararle que no podía seguir viviendo con él.

Semejante situación duraba ya tres días y era tan dolorosa para los esposos como para los demás miembros de la familia. Todos, incluso los criados, sentían la íntima impresión de que aquella vida en común no tenía ya sentido y que, incluso en una posada, se encuentran más unidos los huéspedes de lo que ahora se sentían ellos entre sí.

La mujer no salía de sus habitaciones; el marido no comía en casa desde hacía tres días; los niños corrían libremente de un lado a otro sin que nadie les molestara. La institutriz inglesa había tenido una disputa con el ama de llaves y escribió a una amiga suya pidiéndole que le buscase otra colocación; el cocinero se había ido dos días antes, precisamente a la hora de comer; y el cochero y la ayudante de cocina manifestaron que no querían continuar prestando sus servicios allí y que sólo esperaban que les saldasen sus haberes para irse.

El tercer día después de la escena tenida con su mujer, el príncipe Esteban Arkadievich Oblonsky — Stiva, como le llamaban en sociedad —, al despertar a su hora de costumbre, es decir, a las ocho de la mañana, se halló, no en el dormitorio conyugal, sino en su despacho, tendido sobre el diván de cuero.

Volvió su cuerpo, lleno y bien cuidado, sobre los flexibles muelles del diván, como si se dispusiera a dormir de nuevo, a la vez que abrazando el almohadón apoyaba en él la mejilla.

De repente se incorporó, se sentó sobre el diván y abrió los ojos.


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1.071 págs. / 1 día, 7 horas, 15 minutos / 1.059 visitas.

Publicado el 16 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

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