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La Inquilina de Wildfell Hall

Anne Brontë


Novela


PREFACIO

Si bien reconozco que el éxito de la presente obra ha sido mayor que el que yo esperaba y que las alabanzas que ha arrancado a unos pocos críticos benevolentes han sido superiores a sus méritos, también debo admitir que desde otros ámbitos ha sido criticada con una aspereza para la que tampoco estaba preparada y que tanto mi juicio como mis sentimientos me aseguran que es más amarga que justa. Apenas está en las manos de un autor el refutar los argumentos de sus censores y justificar sus propias producciones, pero espero que se me permita aquí hacer algunas observaciones con las que habría prolongado la primera edición si hubiera previsto la necesidad de semejantes precauciones frente a los malentendidos creados por aquellos que habrían de leerla con una mente llena de prejuicios o de contentarse con juzgarla después de una rápida ojeada.


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548 págs. / 16 horas / 593 visitas.

Publicado el 14 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

Veintiséis y Una (poema)

Máximo Gorki


Cuento


Éramos veintiséis; veintiséis máquinas vivientes, veintiséis hombres encerrados en un sótano húmedo en el que, de la mañana a la noche, amasábamos rosquillas y krendeliá. Las ventanas del sótano se asomaban a una zanja, cubierta de ladrillos mohosos por la humedad, los marcos de las ventanas estaban tapados por fuera con una tupida malla metálica y la luz del sol no podía espiarnos a través de los cristales, empolvados de harina. El patrón había fortificado las ventanas con hierro para impedir que diésemos un pedazo de pan a los pobres o a aquellos compañeros nuestros que, habiéndose quedado sin trabajo, se morían de hambre; además, nos llamaba sinvergüenzas y nos daba de comer menudillos putrefactos en lugar de carne.


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17 págs. / 30 minutos / 591 visitas.

Publicado el 10 de abril de 2018 por Edu Robsy.

El Libro de la Sabiduria

Ahmad Ibn Ata'Illah


Filosofía, Religión, Aforismos


Capítulo 1

[1]

Señal de que contamos con la acción
es que merme la esperanza cuando hay caída.

[2]

Desear la pobreza
cuando Allah te impone que uses las riquezas
es búsqueda de ti mismo, disfrazada.
Pero careces de altas ambiciones
si deseas usar las riquezas
cuando Allah te impone la pobreza.

[3]

La muralla de las decisiones divinas:
no la atraviesa ninguna fuerza síquica.

[4]

Tira el lastre de gobernarte a ti mismo:
lo que otro hace por ti no tienes que hacerlo tú.

[5]

Tus afanes por alcanzar lo que tienes garantizado
y tus descuidos al realizar lo que se pide de ti:
pruebas de que las tinieblas te velan el ojo del corazón.

[6]

Cuida de no desesperarte si,
pese a tus apremiantes súplicas,
tarda Allah en otorgarte Su favor.
Cierto es que te lo ha prometido, pero el que El elija para ti
y no el que tu elijas para ti mismo.
Y en el tiempo que El prefiera, no en el que te hubiera
gustado a ti.

[7]

De Su promesa no dudes si lo prometido no llega
ni aunque tuviera señalado plazo fijo:
dañarías al ojo de tu corazón y empañarías el brillo de tu
conciencia.

[8]

Si Allah te abre una senda al conocimiento
¿qué importa que tus obras sean mínimas?
La senda, sólo la ha abierto para darse a conocer por ti.
¿Acaso ignoras que el conocimiento es Su don
y las obras tu ofrenda?
¿Qué medida común puede existir entre lo que El te da
y las ofrendas que tú Le haces?

[9]

Muchas y diferentes son las obras,
como variado es en sus formas el advenimiento
de los estados de Unión.

[10]

Las obras son formas fijadas:
en ellas penetra la vida por el secreto de la intención
pura.

Capítulo 2

[11]


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26 págs. / 46 minutos / 574 visitas.

Publicado el 29 de mayo de 2018 por Edu Robsy.

Física

Aristóteles


Filosofía


LIBRO I

1. Objeto y método de la Física

Puesto que en toda investigación sobre cosas que tienen principios, causas o elementos, el saber y la ciencia resultan del conocimiento de éstos —ya que sólo creemos conocer una cosa cuando conocemos sus primeras causas y sus primeros principios, e incluso sus elementos—, es evidente que también en la ciencia de la naturaleza tenemos que intentar determinar en primer lugar cuanto se refiere a los principios.

La vía natural consiste en ir desde lo que es más cognoscible y más claro para nosotros hacia lo que es más claro y más cognoscible por naturaleza; porque lo cognoscible con respecto a nosotros no es lo mismo que lo cognoscible en sentido absoluto. Por eso tenemos que proceder de esta manera: desde lo que es menos claro por naturaleza, pero más claro para nosotros, a lo que es más claro y cognoscible por naturaleza.

Las cosas que inicialmente nos son claras y evidentes son más bien confusas; sólo después, cuando las analizamos, llegan a sernos conocidos sus elementos y sus principios. Por ello tenemos que proceder desde las cosas en su conjunto a sus constituyentes particulares; porque un todo es más cognoscible para la sensación, y la cosa en su conjunto es de alguna manera un todo, ya que la cosa en su conjunto comprende una multiplicidad de partes.

Esto mismo ocurre en cierto modo con los nombres respecto de su definición, pues un nombre significa un todo sin distinción de partes, como por ejemplo «círculo», mientras que su definición lo analiza en sus partes constitutivas. También los niños comienzan llamando «padre» a todos los hombres, y «madre» a todas las mujeres; sólo después distinguen quién es cada cual.


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251 págs. / 7 horas, 20 minutos / 561 visitas.

Publicado el 1 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

El Gran Inquisidor

Fiódor Mijáilovich Dostoyevski


Cuento


Han pasado ya quince siglos desde que Cristo dijo: "No tardaré en volver. El día y la hora, nadie, ni el propio Hijo, las sabe". Tales fueron sus palabras al desaparecer, y la Humanidad le espera siempre con la misma fe, o acaso con fe más ardiente aún que hace quince siglos. Pero el Diablo no duerme; la duda comienza a corromper a la Humanidad, a deslizarse en la tradición de los milagros. En el Norte de Germania ha nacido una herejía terrible, que, precisamente, niega los milagros. Los fieles, sin embargo, creen con más fe en ellos. Se espera a Cristo, se quiere sufrir y morir como Él... Y he aquí que la Humanidad ha rogado tanto por espacio de tantos siglos, ha gritado tanto "¡Señor, dignáos, aparecérosnos!", que Él ha querido, en su misericordia inagotable, bajar a la tierra.

Y he aquí que ha querido mostrarse, al menos un instante, a la multitud desgraciada, al pueblo sumido en el pecado, pero que le ama con amor de niño. El lugar de la acción es Sevilla; la época, la de la Inquisición, la de los cotidianos soberbios autos de fe, de terribles heresiarcas, ad majorem Dei gloriam.

No se trata de la venida prometida para la consumación de los siglos, de la aparición súbita de Cristo en todo el brillo de su gloria y su divinidad, "como un relámpago que brilla del Ocaso al Oriente". No, hoy sólo ha querido hacerles a sus hijos una visita, y ha escogido el lugar y la hora en que llamean las hogueras. Ha vuelto a tomar la forma humana que revistió, hace quince siglos, por espacio de treinta años.

Aparece entre las cenizas de las hogueras, donde la víspera, el cardenal gran inquisidor, en presencia del rey, los magnates, los caballeros, los altos dignatarios de la Iglesia, las más encantadoras damas de la corte, el pueblo en masa, quemó a cien herejes. Cristo avanza hacia la multitud, callado, modesto, sin tratar de llamar la atención, pero todos le reconocen.


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15 págs. / 26 minutos / 546 visitas.

Publicado el 6 de junio de 2016 por Edu Robsy.

El Faro del Fin del Mundo

Julio Verne


Novela


PRIMERA PARTE

I. Inauguración

El sol iba a desaparecer detrás de las colinas que limitaban el horizonte hacia el oeste. El tiempo era hermoso. Por el lado opuesto, algunas nubecillas reflejaban los últimos rayos, que no tardarían en extinguirse en las sombras del crepúsculo, de bastante duración en el grado 55 del hemisferio austral.

En el momento que el disco solar mostraba solamente su parte superior, un cañonazo resonó a bordo del «aviso» Santa Fe, y el pabellón de la República Argentina flameó.

En el mismo instante resplandecía una vivísima luz en la cúspide del faro construido a un tiro de fusil de la bahía de Elgor, en la que el Santa Fe había fondeado.

Dos de los torreros del faro, los obreros agrupados en la playa, la tripulación reunida en la proa del barco, saludaron con grandes aclamaciones la primera luz encendida en aquella costa lejana.

Otros dos cañonazos siguieron al primero, repercutidos por los ruidosos ecos de los alrededores. La bandera fue luego arriada, según el reglamento de los barcos de guerra, y el silencio se hizo en aquella Isla de los Estados, situada en el punto de concurrencia del Atlántico con el Pacifico.

Los obreros embarcaron a bordo del Santa Fe, y no quedaron en tierra más que los tres torreros, uno de ellos de servicio en la cámara de cuarto.

Los otros dos paseaban, charlando, a la orilla del mar.

—Y bien, Vázquez —dijo el más Joven de los dos— ¿Es mañana cuando zarpa el «aviso»?

—Si, Felipe, mañana mismo, y espero que no tendrá mala travesía para llegar al puerto, a menos que no cambie el viento. Después de todo, quinientas millas no es ninguna cosa extraordinaria, cuando el barco tiene buena máquina y sabe llevar la lona.

—Y, además, que el comandante Lafayate conoce bien la ruta.


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129 págs. / 3 horas, 47 minutos / 535 visitas.

Publicado el 16 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Anábasis

Jenofonte


Historia


Libro I

Preparativos de Ciro para destronar a su hermano Artajerjes. Reclutamiento de tropas en Sardes. Encuentro con Epiaxa, reina de los cilicios. Negativa de los mercenarios griegos a proseguir la marcha. Discurso de Clearco. El ejército desconfía de las intenciones de Ciro. Ciro y sus hombres cruzan el Eufrates y llegan a Arabia. Traición, juicio y ejecución de Orontas. El ejército de Ciro llega a Babilonia. Promesas de Ciro a sus hombres. Enumeración de efectivos en ambos bandos. Batalla de Cunaxa: victoria de los griegos. Muerte de Ciro. Retrato de Ciro: sus virtudes. Consecuencias inmediatas de la batalla.


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234 págs. / 6 horas, 50 minutos / 529 visitas.

Publicado el 6 de julio de 2017 por Edu Robsy.

El Artista

Oscar Wilde


Cuento


Una tarde le vino al alma el deseo de dar forma a una imagen del Placer que se posa un instante. Y se fue por el mundo a buscar bronce, pues sólo en bronce podía concebir su obra.

Pero había desaparecido el bronce del mundo entero; en parte alguna del mundo entero podía encontrarse bronce, salvo el bronce sólo de la imagen del "Dolor que dura para siempre".

Era él quien había forjado esta imagen con sus propias manos, y la había puesto sobre la tumba de lo único que había amado en la vida. Sobre la tumba de lo que más había amado en la vida y había muerto había puesto esta imagen hechura suya, como prenda y señal del amor humano que no muere nunca, y como símbolo del dolor humano que dura para siempre. Y en el mundo entero no había más bronce que esta imagen.

Y tomó la imagen que había forjado y la puso en un gran horno y se la entregó al fuego.

Y con el bronce de la imagen del Dolor que dura para siempre esculpió una imagen del Placer que se posa un instante.


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1 pág. / 1 minuto / 523 visitas.

Publicado el 21 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

El Difunto Matías Pascal

Luigi Pirandello


Novela


1. Premisa

Hubo un tiempo en que una de las pocas cosas, quizá la única, que yo supiera de cierto era ésta: que me llamaba Matías Pascal. Y de ello me aprovechaba. Siempre que algún amigo o conocido mío daba muestras de haber perdido el bien de la inteligencia, hasta el punto de venir a pedirme consejo o indicación alguna, me encogía de hombros, entornaba los ojos y respondía:

—Yo me llamo Matías Pascal.

—Gracias, querido amigo; pero ya lo sabía.

—¿Y te parece poco?

Alguno se dignará compadecerme —¡cuesta tan poco!— imaginándose el atroz sentimiento de un desventurado al cual le ocurra descubrir, de repente, que…, sí, nada, en fin: ni padre, ni madre, ni cómo fue o cómo no fue; y se dignará también indignarse —lo cual cuesta todavía menos— de la corrupción de las costumbres, y de los vicios, y de la plaga de los tiempos, que tanto mal pueden ocasionar a un pobre inocente.

Que hagan lo que gusten. Mas es deber mío advertirles que no es ése mi caso, que no se trata precisamente de eso que se figuran. Podría exponer aquí, en un árbol genealógico, el origen y descendencia de mi familia, y demostrarles que no sólo he conocido a mis padres, sino también a mis antepasados y sus hazañas en un largo período de tiempo, no por cierto todas ellas verdaderamente laudables…

¿Y entonces?

Pues ahí está el quid; mi caso es muy distinto y extraño; tan distinto y peregrino que por eso me pongo a contarlo.


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285 págs. / 8 horas, 19 minutos / 522 visitas.

Publicado el 31 de octubre de 2018 por Edu Robsy.

Aulularia

Plauto


Teatro, comedia


Personajes

LAR FAMILIAR, prólogo.
EUCLIÓN, viejo.
ESTÁFILA, vieja esclava.
EUNOMIA, matrona, hermana de Megadoro, madre de Licónides.
MEGADORO, viejo.
ESTRÓBILO, esclavo.
CONGRIÓN, cocinero.
ÁNTRAX, cocinero.
PITÓDICO, esclavo.
LICÓNIDES, joven.
ESCLAVO DE LICÓNIDES.
FEDRIA, joven, hija de Euclión.
FLAUTISTAS.

La acción transcurre en Atenas

Argumento

Argumento I

Un viejo avaro, Euclión, que no se fía ni de sí mismo, encuentra enterrada en su casa una olla con un tesoro, y después de volverla a enterrar otra vez bien hondo, pierde la cabeza a fuerza de miedo y no se dedica más que a vigilarla. Su hija había sido violada por Licónides, pero el viejo Megadoro, inducido por su hermana a que se case, se la pide al avaro en matrimonio. El viejo, que es un hombre muy huraño, se la concede a duras penas y, temiendo por su olla, la saca de casa y la esconde en diversos lugares. Un esclavo del Licónides que había violado a la muchacha, le tiende una emboscada. Licónides suplica a su tío Megadoro que le ceda como esposa a su amada. Euclión es engañado y pierde la olla, pero después de que contra toda esperanza la vuelve a encontrar, lleno de satisfacción, casa a su hija con Licónides.

Argumento II

Euclión encuentra una olla llena de oro y la guarda conun empeño sin igual y sin poder encontrar reposo. Lcónides viola a su hija. Megadoro quiere casarse con ella sin dote, y para que Euclión consienta con más gusto, le manda unos cocineros con provisiones para una cena. Euclión teme por el oro y lo esconde fuera de casa. Un esclavo de Licónides le observa y se lo roba, pero Licónides se lo devuelve a Euclión, que le entrega el oro, una esposa y su hijo.

Prólogo

El Dios Lar


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36 págs. / 1 hora, 3 minutos / 519 visitas.

Publicado el 14 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

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