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Jane Eyre

Charlotte Brontë


Novela


I

Aquel día no fue posible salir de paseo. Por la mañana jugamos durante una hora entre los matorrales, pero después de comer (Mrs. Reed comía temprano cuando no había gente de fuera), el frío viento invernal trajo consigo unas nubes tan sombrías y una lluvia tan recia, que toda posibilidad de salir se disipó.

Yo me alegré. No me gustaban los paseos largos, sobre todo en aquellas tardes invernales. Regresábamos de ellos al anochecer, y yo volvía siempre con los dedos agarrota­dos, con el corazón entristecido por los regaños de Bessie, la niñera, y humillada por la consciencia de mi inferioridad física respecto a Eliza, John y Georgiana Reed.

Los tres, Eliza, John y Georgiana, se agruparon en el salón en torno a su madre, reclinada en el sofá, al lado del fuego. Rodeada de sus hijos (que en aquel instante no disputaban ni alborotaban), mi tía parecía sentirse perfec­tamente feliz. A mí me dispensó de la obligación de unirme al grupo, diciendo que se veía en la necesidad de mantener­me a distancia hasta que Bessie le dijera, y ella lo compro­bara, que yo me esforzaba en adquirir mejores modales, en ser una niña obediente. Mientras yo no fuese más sociable, más despejada, menos huraña y más agradable en todos los sentidos, Mrs. Reed se creía obligada a excluirme de los privilegios reservados a los niños obedientes y buenos.

—¿Y qué ha dicho Bessie de mí? —interrogué al oír aquellas palabras.

—No me gustan las niñas preguntonas, Jane. Una niña no debe hablar a los mayores de esa manera. Sién­tate en cualquier parte y, mientras no se te ocurran me­jores cosas que decir, estate callada.


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473 págs. / 13 horas, 48 minutos / 588 visitas.

Publicado el 16 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Relatos de un Cazador

Iván Turguéniev


Cuento


I. JERMOLAI Y LA MOLINERA

Una tarde salimos, Jermolai y yo, para cazar en "tiaga". Ignora el lector, probablemente, la significación de este término, que le voy a explicar en pocas palabras.

Un cuarto de hora antes de ponerse el sol, durante la primavera, se penetra en el bosque, sin el perro, el fusil a la espalda. Después de andar algún tiempo, el cazador se detiene junto a un claro, observa lo que alrededor ocurre y carga el arma. Rápidamente el sol declina; pero mientras dura su retiro triunfal, deja una claridad tal al bosque, los pájaros trinan con ganas y la atmósfera translúcida hace brillar la lozana hierba con nuevos reflejos de esmeralda.

Hay que aguardar... El día concluye. Grandes resplandores rojizos, que poco antes iluminaban el horizonte, vienen blandamente a tocar ahora los troncos de los árboles; luego suben, abarcan con sus fuegos el ramaje, los brotes vivaces, y al fin sólo alcanzan la extremidad de las copas y envuelven con vago velo de púrpura las últimas hojas.

Pero enseguida todo cambia, toma el cielo un color celeste pálido y matices de azul reemplazan lo rojizo en el poniente. Se impregna con el perfume de los bosques el aire más fresco, y algún aroma tibio, acariciador, sale de entre las ramas.

Después de un último canto, los pájaros se duermen, pero no todos a la vez, sino por especies: primero los pisones, después las currucas, luego otros y otros. En el bosque aumenta la oscuridad. Ya la forma de los árboles os parece indistinta y confusa.

Y en la bóveda azulada se ven apuntar sutiles chispitas; tímidamente se muestran así las estrellas.

Ahora, casi todos los pájaros están dormidos.


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98 págs. / 2 horas, 52 minutos / 588 visitas.

Publicado el 29 de enero de 2017 por Edu Robsy.

Los Misterios de Udolfo

Ann Radcliffe


Novela


Volumen I

El destino encaja en estas oscuras alacenas, y frunce el ceño,
y, cuando las puertas se abren para recibirme,
su voz, en repetidos ecos por los patios,
revela un hecho indescriptible.

Capítulo I


el hogar es el refugio,
del amor, del júbilo, de la paz, y mucho más, donde
soportando y soportando, refinados amigos
y queridos parientes se unen en la felicidad.

THOMSON
 

En las gratas orillas del Garona, en la provincia de Gascuña, estaba, en 1584, el castillo de monsieur St. Aubert. Desde sus ventanas se veían los paisajes pastorales de Guiena y Gascuña, extendiéndose a lo largo del río, resplandeciente con los bosques lujuriosos, los viñedos y los olivares. Hacia el sur, la visión se recortaba en los majestuosos Pirineos, cuyas cumbres envueltas en nubes, o mostrando siluetas extrañas, se veían, perdiéndose a veces, ocultas por vapores, que en ocasiones brillaban en el reflejo azul del aire, y otras bajaban hasta las florestas de pinos impulsados por el viento. Estos tremendos precipicios contrastaban con el verde de los pastos y del bosque que se extendían por sus faldas. En ellas se veían cabañas, casas o simples edificios, en los que reposaba la vista después de haber llegado a las alturas cortadas a pi co. Hacia el norte y el este, las llanuras de Guiena y de Languedoc se perdían en la distancia; al oeste estaba situada la Gascuña bañada por las aguas del Vizcaya.


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895 págs. / 1 día, 2 horas, 6 minutos / 584 visitas.

Publicado el 14 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

Jesús, el Hijo del Hombre

Gibran Kahlil Gibran


Cuento


SANTIAGO, HIJO DE ZEBEDEO

El reinado de la Tierra
 

Era un día primaveral el día en que Jesús llegó a un parque de Jerusalén, y comenzó a dialogar con la multitud sobre el Reinado del Cielo.

Graves acusaciones en contra de fariseos y escribas que colocaban trampas y cavaban pozos en el sendero de quienes buscaban el Reino Celestial, apostrofándolos y recriminándolos con acritud. Entre la multitud se hallaban personas que defendían a los escribas y fariseos, y planearon. arrestar a Jesús, y a nosotros con él. Pero Jesús logró burlar sus ardides y escapar por el portal de la ciudad que mira hacia el Norte. Allí nos contempló y dijo:

—Todavía no ha llegado la hora en que me prendan. Aún tengo mucho de que hablaros, y mucho es también lo que tengo que hacer entre vosotros antes de pensar en entregarme—. —Y después añadió, su voz teñida de felicidad:—Vayamos hacia el Norte, hacia la primavera. Subid conmigo a los montes, pues el invierno ha terminado y la nieve del Líbano está cayendo hacia los valles, agregando su preludio a las sinfonías de los arroyos. Las llanuras y las viñas han alejado todo sueño, y han despertado para recibir al Sol con lujuriosos higos y frescas uvas.

Estaba siempre a la. cabeza de la columna que conformaban los suyos, todo ese día y también el siguiente. En el atardecer del tercero habíamos escalado la cima del monte Hermón. En lo alto de una meseta se detuvo a observar las aldeas esparcidas por el llano. Se le iluminó la cara, que en ese instante parecía oro bruñido. Nos tendió las manos.


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128 págs. / 3 horas, 45 minutos / 581 visitas.

Publicado el 15 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

El Loco

Gibran Kahlil Gibran


Cuento


Me preguntáis como me volví loco. Así sucedió:

Un día, mucho antes de que nacieran los dioses, desperté de un profundo sueño y descubrí que me habían robado todas mis máscaras —si; las siete máscaras que yo mismo me había confeccionado, y que llevé en siete vidas distintas—; corrí sin máscara por las calles atestadas de gente, gritando:

—¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!

Hombres y mujeres se reían de mí, y al verme, varias personas, llenas de espanto, corrieron a refugiarse en sus casas. Y cuando llegué a la plaza del mercado, un joven, de pie en la azotea de su casa, señalándome gritó:

—Miren! ¡Es un loco!

Alcé la cabeza para ver quién gritaba, y por vez primera el sol besó mi desnudo rostro, y mi alma se inflamó de amor al sol, y ya no quise tener máscaras. Y como si fuera presa de un trance, grité:

—¡Benditos! ¡Benditos sean los ladrones que me robaron mis máscaras!

Así fue que me convertí en un loco.

Y en mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.

Pero no dejéis que me enorgullezca demasiado de mi seguridad; ni siquiera el ladrón encarcelado está a salvo de otro ladrón.

Dios

En los días de mi más remota antigüedad, cuando el temblor primero del habla llegó a mis labios, subí a la montaña santa y hablé a Dios, diciéndole:

—Amo, soy tu esclavo. Tu oculta voluntades mi ley, y te obedeceré por siempre jamás.

Pero Dios no me contestó, y pasó de largo como una potente borrasca.

Y mil años después volví a subir a la montaña santa, y volví a hablar a Dios, diciéndole:

—Creador mío, soy tu criatura. Me hiciste de barro, y te debo todo cuanto soy.

Y Dios no contestó; pasó de largo como mil alas en presuroso vuelo.


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23 págs. / 40 minutos / 449 visitas.

Publicado el 29 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

Wen-Tzu

Lao-Tse


Filosofía, Religión


1

Lao Tse dijo:

Existe algo, un todo indiferenciado, que antes de los cielos y la tierra. Sólo tiene imágenes abstractas, ninguna forma concreta. Es profundo, oscuro, silencioso, indefinido; no oímos su voz. Asignándole un nombre, lo llamo el Camino.

El Camino es infinitamente elevado, insondablemente profundo. Abarcando el cielo y la tierra, recibiendo de lo que no tiene forma, produce una corriente que fluye intensa y ampliamente sin desbordarse. Opaco, se sirve de una clarificación gradual mediante la calma. Cuando se aplica, es infinito y no tiene día ni noche; pero cuando es representado, ni siquiera llena la mano.

Es reducido, pero puede expandirse; es oscuro, pero puede iluminar; es flexible, pero puede ser firme. Absorbe lo negativo y emite lo positivo, manifestando así las luces del sol, la luna y las estrellas.

Gracias a él son altas las montañas, son profundos los océanos, corren los animales, vuelan los pájaros. Gracias a él vagan los unicornios, remontan el vuelo los fénix, siguen su curso las estrellas. Garantiza la supervivencia mediante la destrucción, la nobleza mediante la bajeza, y el avance mediante la retirada. En la antigüedad, los Tres Augustos alcanzaron el orden unificador del Camino y permanecieron en el centro; sus espíritus vagaron con la Creación, y así reconfortaban a todo el mundo en los cuatro cuadrantes.

De esta manera, el Camino produce el movimiento de los cielos y la estabilidad de la tierra, girando incesantemente como una rueda, fluyendo sin cesar como el agua. El Camino se encuentra en el principio y en el fin de las cosas: cuando se levanta el viento, se condensan las nubes, ruge el trueno y cae la lluvia, responde como un concierto sin fin.


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171 págs. / 5 horas / 386 visitas.

Publicado el 16 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

Corán

Mahoma


Religión


SURA 1. EXORDIO (AL FATÍHA)

El capítulo de apertura del Sagrado Corán. Revelado antes de la Hégira.

Esta sura tiene 7 aleyas.

1. ¡En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso!

2. Alabado sea Dios, Señor del universo,

3. el Compasivo, el Misericordioso,

4. Dueño del día del Juicio,

5. A Ti solo servimos y a Ti solo imploramos ayuda.

6. Dirígenos por la vía recta,

7. la vía de los que Tú has agraciado, no de los que han incurrido en la ira, ni de los extraviados.

SURA 2. LA VACA (AL BACARA)

Revelado después de la Hégira. Esta sura tiene 286 aleyas.

¡En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso!

1. Alm.

2. Ésta es la Escritura, exenta de dudas, como dirección para los temerosos de Dios,

3. que creen en lo oculto, hacen la oración y dan limosna de lo que les hemos proveído.

4. creen en lo que se te ha revelado a ti y antes de ti, y están convencidos de la otra vida.

5. Ésos son los dirigidos por su Señor y ésos los que prosperarán.

6. Da lo mismo que adviertas o no a los infieles: no creen.

7. Dios ha sellado sus corazones y oídos; una venda cubre sus ojos y tendrán un castigo terrible.

8. Hay entre los hombres quienes dicen: «Creemos en Dios y en el último Día», pero no creen.

9. Tratan de engañar a Dios y a los que creen; pero, sin darse cuenta, sólo se engañan a sí mismos.

10. Sus corazones están enfermos y Dios les ha agravado su enfermedad. Tendrán un castigo doloroso por haber mentido.

11. Cuando se les dice: «¡No corrompáis en la tierra!», dicen: «Pero ¡si somos reformadores!»

12. ¡No son ellos, en realidad, los corruptores? Pero no se dan cuenta.


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440 págs. / 12 horas, 50 minutos / 335 visitas.

Publicado el 31 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Carta a su Padre

Franz Kafka


Carta


Querido padre:

"Me preguntaste una vez por qué afirmaba yo que te tengo miedo.

Como de costumbre, no supe qué contestar, en parte, justamente por el miedo que te tengo, y en parte porque en los fundamentos de ese miedo entran demasiados detalles como para que pueda mantenerlos reunidos en el curso de una conversación. Y, aunque intente ahora contestarte por escrito, mi respuesta será, no obstante, muy incomprensible, porque también al escribir el miedo y sus consecuencias me inhiben ante ti, y porque la magnitud del tema excede mi memoria y mi entendimiento.


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56 págs. / 1 hora, 38 minutos / 323 visitas.

Publicado el 24 de mayo de 2016 por Edu Robsy.

El País de las Pieles

Julio Verne


Novela


PRIMERA PARTE

UNA FIESTA EN EL FUERTE CONFIANZA

Aquella noche —17 de marzo de 1859— el capitán Craventy daba una fiesta en el fuerte Confianza.

Que la palabra fiesta no evoque en la mente del lector la idea de un sarao grandioso, de un baile de corte, de una zambra ruidosa o de un festival a gran orquesta. La recepción del capitán Craventy era mucho más modesta, a pesar de lo cual no había perdonado sacrificio para darle la mayor brillantez posible.

En efecto, bajo la dirección del cabo Joliffe, el espléndido salón del piso bajo habíase transformado. Aún se veían las paredes de madera, hechas con troncos apenas labrados, horizontalmente dispuestos; pero, disimulaban su tosca desnudez cuatro pabellones británicos, colocados en los cuatro ángulos, y panoplias formadas con armas tomadas del arsenal del fuerte.

Si las largas vigas del techo, rugosas y ennegrecidas, descansaban sobre sus estribos groseramente ajustadas, en cambio, dos lámparas, provistas de sus reflectores de hoja de lata, se balanceaban como dos arañas al extremo de sus cadenas, y proyectaban una luz muy suficiente a través de la atmósfera cargada de la sala.

Las ventanas eran estrechas; algunas parecían troneras; sus vidrios, blindados por una espesa escarcha, desafiaban la curiosidad de la vista; pero dos o tres trozos de percalina encarnada colocados con gusto, llamaban la atención de los invitados. El piso estaba formado por pesados maderos yuxtapuestos que el cabo Joliffe había barrido con esmero en gracia a la solemnidad.


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440 págs. / 12 horas, 50 minutos / 274 visitas.

Publicado el 16 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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