Mostrando 151 a 171 de 171 títulos encontrados. Vista completa
autor: Francisco A. Baldarena textos disponibles
Los canarios de Marcelino habían desaparecido por la noche, con lo que culpó a los gatos del vecino, don Pedro. Nada más alejado de la verdad.
0 págs / 1 minuto
El escritor argentino Benjamín Arbelloa, tiene un solo problema: sus personajes, los cuales tienen vida propia, por el que aún no ha podido publicar nada.
0 págs / 1 minuto
El vampiro despertó, puntualmente a las seis de la tarde, tenía hambre y sed, un ansia de ambas en una sola: sangre.
0 págs / 1 minuto
Darrington fue despertado por pinchazos en las piernas. ¡Víbora!, gritó, pero no era ninguna víbora venenosa sino indios, indios de una tribu caníbal.
0 págs / 1 minuto
El hombre estaba con prisa, pues un herido al costado del camino esperaba por su ayuda. Pero antes tendría que convencer a su esposa de que no era otra excusa para escaparse a la taberna del viejo Piotr.
0 págs / 1 minuto
El moribundo estaba en las últimas y deseaba irse en paz. Entonces mandó a llamar al único desafecto de toda la vida.
0 págs / 1 minuto
Hasta el cielo está lleno de sorpresas; que lo diga Dios.
0 págs / 1 minuto
John vivía con su hijo en una cabaña en medio de un bosque. Se rumoreaba que el próximo invierno sería muy frío, con lo que tenía que acopiar bastante leña.
0 págs / 1 minuto
Alfonso recibió una misteriosa encomienda sin remitente: una pintura de una ciudad vista desde las alturas. Con la ayuda de una lupa descubrió que se trataba de su ciudad y a medida que acercaba la lupa descubrió mucho más.
0 págs / 1 minuto
El viejo de la mesa al lado le contó que nadie podía salir del pueblo, pero el vendedor de enciclopedias le dijo que le iba a demostrar lo contrario.
0 págs / 1 minuto
Juan Felipe se ha decidido a declararle su amor a Anita, pero lo que tiene de tímido lo tiene de mañoso, por eso le busca la vuelta y quien acaba de declarar su amor es Anita.
0 págs / 1 minuto
Un gato bajo la lluvia, no por accidente sino por propia voluntad, ciertamente es un caso inaudito. Pero que su dueña, justamente una viejita americana, le haya puesto el nombre de Ernest, era mucha coincidencia.
0 págs / 1 minuto
33 págs / 57 minutos