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HERNANI.— Señor duque…
RUY.— ¡Silencio! Disponéis de toda clase de armas, gozáis de jaurías y de festines, de las danzas y de todos los placeres de la juventud, y os falta un juguete, y por juguete queréis tomar a un infeliz anciano. Rompedle, pues; pero plegue a Dios que no os salten las astillas a la cara. Seguidme.
HERNANI.— Señor duque…
RUY.— ¡Seguidme! No es esto cosa de risa; tengo en mi casa un tesoro, que es el honor de una doncella, que es el honor de toda una familia; esta joven, a quien yo amo, es mi sobrina, y dentro de poco será mi esposa. La creo casta y pura, pero veo que no puedo abandonar mi hogar ni una sola hora sin que un ladrón de honras se deslice en él. ¿Queréis algo más de mí? (Se arranca el collar). Tomad, pisotead mi Toisón de Oro. (Se quita y arroja al suelo el sombrero). Deshonrad mis canas, y podréis vanagloriaros mañana en la ciudad de que sois dos jóvenes insolentes y disolutos, que habéis empañado la frente pura de un anciano.
72 págs. / 2 horas, 6 minutos.
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Publicado el 23 de marzo de 2017 por Edu Robsy.
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