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Edición física «Todo Bien, Si Bien Acaba»
HELENA
Mi honorable señora.
CONDESA
No, una madre. ¿Por qué no una madre?
Cuando he dicho «una madre», he creído
que veías una serpiente. ¿Qué hay en «madre»
que te sobresalta? Digo que soy tu madre
y te pongo en el catálogo de cuantos
nacieron de mi vientre. La adopción porfía
con la naturaleza, y así el injerto
nos da un tallo propio de un vástago ajeno.
Por ti no he sufrido dolores de parto,
mas por ti he sentido desvelos de madre.
¡Muchacha, por Dios! ¿Es que se te cuaja
la sangre al oír que soy tu madre? ¿Qué te ocurre,
que la inclemente mensajera de la lluvia,
la variegada Iris, te rodea los ojos?
¿Es por ser mi hija?
HELENA
Es que no lo soy.
CONDESA
Y yo digo que soy tu madre.
HELENA
Perdonad, señora. El Conde
del Rosellón no puede ser mi hermano.
Mi nombre es humilde; el suyo, honorable.
Nada eleva a mis mayores; los suyos son nobles.
Él es mi amo y querido señor, y yo
vivo sierva suya y moriré su vasalla.
Él no puede ser mi hermano.
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Publicado el 10 de junio de 2018 por Edu Robsy.
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