Casi el principio.
- ¿Tú me quieres, amor?
Y, como en un juego -¿un juego?-, tomaste mi
mano.
- ¿Tú me quieres amor? Y, como al azar -¿un
azar?-, tus ojos me amaban.
La noche, después de dos o tres vueltas en su
aguja grande, recaló en las redes de un bolero.
Apagué la luz suficiente para sólo (solo)
poder mirar tus ojos.
Nos quedamos, poco a poco, en una isla de
silencio y miradas.
-Allí mismo, a nuestro lado, una montaña de
humanos ni siquiera estaba-
Y por fin, la música, únicamente nuestra,
dijo por ti y por mí, todas las palabras.
Como a cámara lenta, fue la primera vez, mis
labios encontraron tus labios.
Tu boca fue jugosa y fresca.
Sentados.
Con la huella de tus dedos, fue la primera
vez, encontrando cordilleras en los surcos de mis manos.
Como a cámara lenta, fue la primera vez, mis
ojos encontraron tus ojos.
- ¿Tú me quieres, amor?
Como a cámara lenta, tu cuerpo, fue la
primera vez, se enredó en mis brazos.
Las caricias vinieron pronto a tus suspiros
de amor.
Y al final, la noche, que poco a poco se
acababa, fue más larga que la música.
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