Alfonso Martínez de Toledo (Toledo, 1398 - ¿1468?) más conocido como Arcipreste de Talavera, fue un escritor español del prerrenacimiento que vivió en Aragón y fue racionero de la catedral de Toledo, ciudad donde nació.
Descendía de noble linaje, como muestra el escudo grabado en su sepulcro en la Catedral de Toledo y la asignación, ya en 1415, de uno de los cincuenta beneficios eclesiásticos de la capilla de los Reyes Viejos de la catedral de Toledo;1 de este rango de racionero pasará después al muy superior de porcionario. Hacia 1420 obtuvo el título de bachiller en derecho canónico, no sabemos en qué universidad, pues su nombre era tan corriente que los personajes homónimos hacen muy difícil cualquier conjetura; probablemente en Salamanca, pero también pudo ser en Lérida, Valladolid o alguna extranjera. Por un pleito sabemos que era canónigo y arcipreste en la iglesia colegiata de Santa María en Talavera de la Reina (Toledo) desde 1427. Después viajó mucho a la Corona de Aragón, pues hacia 1427 o 1428 visitaba Valencia y Tortosa y estuvo al menos dos años en Barcelona, donde consiguió la protección del poderoso cardenal Joan de Casanova (Barcelona, 1387-Florencia, 1436); a sus instancias y por motivos personales visitó también Roma en 1431.
A los treinta y ocho años (1436) era ya capellán del rey Juan II además de arcipreste de Talavera de la Reina, pero probablemente tenía ya una capellanía en 1431, año en que, por motivos de pleitos, tuvo que visitar la curia en Roma. Por la denuncia de un sacerdote toledano, Francisco Fernández, que escribió al papa en 1427 pidiendo que se le diese el arciprestazgo de Talavera porque Alfonso Martínez había perdido su derecho de retenerlo, sabemos que su situación eclesiástica daba lugar a rumores, ya que, según este personaje, estaba casado, algo que era posible si no estaba ordenado y por tanto no había hecho voto de celibato. El caso es que, como no perdió el arciprestazgo, su situación debió ser legal o, cuando menos, permitida según el confuso derecho matrimonial pretridentino. Quizá tuvo en ello algo que ver la poderosa protección del influyente cardenal de San Sixto, el dominico barcelonés Juan de Casanova, hombre muy amante de la cultura.
Empezó a escribir poco después. En 1438 acabó su Corbacho o Reprobación del amor mundano, también conocido como Libro del Arcipreste de Talavera o Vicios y virtudes de las mujeres y reprobación del loco amor, una de las obras maestras de la prosa española del prerrenacimiento, publicada en Sevilla en 1498. En 1443 escribió una breve historia de España, la Atalaya de las crónicas. Al año siguiente (1444) redactó la Vida de San Ildefonso, un famoso santo visigodo toledano de quien también tradujo De la virginidad de Santa María y su Tratado de la oración; en ese mismo año también acabó su Vida de San Isidoro, que completó con la traducción de algunas de sus Epístolas. Hombre culto y viajado, su sucesor en el arciprestazgo cumplía ya funciones en marzo de 1468, así que probablemente falleció en enero o febrero de ese año.